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Jóvenes sin esperanza de cambio

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EE.UU y Cuba discuten ahora temas que son muy difíciles en su nueva relación. Foto: Reuters
A man takes a "selfie" while wearing a shirt with the U.S. flag outside the U.S. embassy in Havana, Cuba, August 14, 2015. Watched over by U.S. Secretary of State John Kerry, U.S. Marines raised the U.S. flag at the embassy in Cuba for the first time in 54 years on Friday, symbolically ushering in an era of renewed diplomatic relations between the two Cold War-era foes. REUTERS/Alexandre Meneghini CUBA-USA/
ALEXANDRE MENEGHINI/REUTERS

Calzado entre una obra en construcción y los esqueletos de las que una vez fueron majestuosas residencias coloniales, se disputaba un partido de básquetbol, mientras el barrio se había congregado en la calle repleta de escombros para tener un poco de entretenimiento nocturno.

No era gran cosa. Una cancha de hormigón desportillado, un tablero rajado y por aro, un pedazo de hierro doblado. Pero, en lo que se refiere al entretenimiento, el precio era apropiado: nadie tenía que pagar para disfrutar de la brisa del mar, la puesta del sol o el partido, en lo que era una foto de una de la vida preservada en el tiempo.

Y, para muchos de los presentes, ese era precisamente el problema.

Mientras los medios informativos se enfocaban en la reapertura de la Embajada de Estados Unidos después de 54 años, entre los jóvenes casi no había comentrarios sobre los diversos cambios que están por producirse en su país.

"¿Cambio? Mi vida no cambiará", dijo Yunior Rodríguez Soto, de 17 años, quien estaba parado junto a la cancha con unos amigos. "Mire cómo estamos viviendo, mire cómo estamos jugando", indicó, señalando el aro, que había quedado golepado y quedó torcido. Hizo una pausa. La pelota salió de la cancha y uno de sus amigos corrió a recuperarla. En su opinión, el cambio vendrá a pesar del gobierno y no promovido por éste. "Ellos no permitirán que ocurra", dijo, refiriéndose al gobierno de Cuba. "Simplemente son así".

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Se ha dado mucha importancia al histórico giro que se desarrolla en Cuba, donde el gobierno da grandes pasos con la finalidad de abrir una economía en problemas a los mercados mundiales y restablecer las relaciones con Estados Unidos por primera vez en medio siglo. Para muchos, eso ha suscitado la esperanza de una nueva prosperidad.

Zarpar.

Sin embargo, hay un aire de cinismo entre los jóvenes cubanos que consideran los ideales de la revolución de Fidel Castro tan anticuados como los destartalados automóviles que recorren las calles de La Habana. Si bien fueron realmente integrales para la vida en la isla en otro tiempo, son reliquias de una era que ya pasó, y está lejos de los imperativos económicos que están impulsando a los jóvenes a salir huyendo en números históricamente altos.

Si bien los jóvenes dan la bienvenida al cambio político la reforma económica, es improbable que ello se filtre hasta sus vidas en el futuro cercano. El cambio mensurable vendrá lentamente, estancado entre el deseo de la dirigencia de prosperidad y su decisión de mantener el control.

Incluso con evidencia de la transformación en las calles de La Habana —nuevos centros nocturnos, bares y brillantes restaurantes que rivalizan con aquellos de vecinos caribeños más ricos— la vida para muchos cubanos realmente ha mejorado muy poco. Y eso puede constituir el mayor desafío de las autoridades cubanas en los próximos años: administrar las expectativas.

"Hasta ahora, la única manera de ver el cambio es hacer un bote y zarpar, dijo Dayán Roa Santana, de 20 años de edad, jugador cubano de béisbol, quien intentó, sin suerte, hacer eso a finales de diciembre. Asegura que se marchará, ni bien pueda ahorrar dinero para la próxima travesía.

Problema.

Casos como el de Roa Santana no son nuevos y los funcionarios del gobierno son bien conscientes de que ellos agravan un problema demográfico que ya está socavando la reforma económica.

A diferencia de muchos países en vías de desarrollo, que gozan de grandes poblaciones de jóvenes, Cuba se asemeja a las comunidades de residentes ya entrados en años del norte de Europa o Japón, sociedades con grandes dificultades para financiar a las personas de avanzada edad sin el motor de la juventud. Casi 20% de la población cubana es mayor de 60 años, convirtiéndola en la más vieja de toda Latinoamérica.

Funcionarios y analistas dicen que el cambio económico es parte de una estrategia enfocada a persuadir a los jóvenes a que se queden y tengan familias, reemplazando al inflado sector público con más empleos privados, una promesa que ha tardado en cobrar forma.

Durante varios años, el gobierno ha intentando fomentar más desarrollo del sector privado. Restaurantes, salones de manicuría y otros 200 negocios aprobados dan empleo actualmente a casi 400.000 personas, de acuerdo con cifras del gobierno. La reforma del sector inmobiliario ya fue promulgada, en tanto el sector turístico está en auge, aunque sin la infraestructura para sostenerlo.

Sin embargo, el gobierno, que lucha por equilibrar el crecimiento económico con el control del Estado, a meundo opera con fines contrapuestos. Dueños de negocios pequeños están sometidos a una rebuscada estructura con supervisión del gobierno que, con frecuencia, sofoca a la libre empresa.

Baches.

Las dificultades del cambio interno y en las relaciones bilaterales fueron expuestas por el secretario de Estado John Kerry, el viernes, primero la reapertura de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, cuando señaló que los intereses del pueblo cubano serían contemplados con una democracia genuina, con libertad para la gente y la expresión de sus ideas, y después en una conferencia de prensa conjunta con su par cubano, Bruno Rodríguez, en la que expresó: "Hoy, Estados Unidos y Cuba acordamos que estamos decididos a mirar adelante, que la determinación compartida que nos llevó a un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas es la misma que aplicaremos al proceso de normalización". Pero, advirtió que las dos partes entienden que habrá baches en el camino y que los grandes asuntos que obstaculizan el diálogo "no van a resolverse se la noche a la mañana", Afirmó que la base es construir confianza.

SABER MÁS

Hay más opciones para la diversión.

Cuba ahora es un lugar diferente que hace una década, debido a que, por ejemplo, tiene una serie de restaurantes privados de alto nivel, donde los precios pueden rivalizar con destinos turísticos más opulentos del Caribe

Hay más adolescentes en buena situación económica con una diversidad de opciones entre las cuales elegir, incluyendo La Fábricade Arte Cubano, una antigua planta de aceite de maní, que tiene todas las características decorativas al estilo de la zona de Brooklyn, en Nueva York: ladrillo expuesto y elementos industriales, incluida una vieja chimenea que asoma sobre el edificio contiguo.

El local abierto hace poco es una empresa conjunta de un prominente músico cubano y el Estado, un ejemplo de lo que el gobierno se propone alcanzar, aunque la juventud se dé cuenta o no. En una noche reciente, miles de adolescentes entre los 12 y 18 años se reunieron frente al edifico, esperando para entrar a una fiesta. "Nosotros realmente no pensamos en política", dijo Amalia Sánchez, de 17 años. "Solo queremos divertirnos".

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