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La izquierda que ayuda a la derecha

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Europa suspira aliviada. Macron conjuró el riesgo de que Francia siguiera por la senda británica. Impidió que Marine Le Pen llegara al Elíseo y que el país de Montesquieu y Voltaire se parezca al régimen de la intolerancia que tuvo capital en Vichy. También impidió la deriva regresiva que promete desglobalización.

El héroe es un joven brillante y osado, que entendió que la única posibilidad de salvar a Francia y a la UE del populismo, estaba compitiendo por fuera de los partidos tradicionales. Socialistas y gaullistas ya estaban derrotados. Fue Macron el que cortó el paso al populismo desde la vertiente liberal de la socialdemocracia.

Pero el alivio europeo no refleja la totalidad del mensaje de las urnas. La ultraderecha sacó el mejor resultado de su historia. Le Pen superó ampliamente los votos obtenidos por su padre cuando, en el 2002, dio el batacazo al desplazar del segundo puesto a Leonel Jospin y disputar el balotaje con Jacques Chirac. Jean-Marie Le Pen logró el 16% en la primera vuelta y subió un punto porcentual en la segunda, lejísimo del 82% del presidente conservador. Su hija sacó siete puntos en la primera vuelta, mientras que en el balotaje duplicó los votos que el Frente Nacional había logrado en el 2002.

¿De dónde salió esa ola de sufragios? La mayor parte salió de los votos con que el populista de izquierda Jean-Luc Melenchon había logrado empatar en la primera ronda con el conservador Fran-çois Fillon. Al 17% que obtuvo, el candidato de Francia Insumisa lo conquistó identificándose con el antisistema español Podemos y defendiendo al chavismo, a pesar de la represión y del hambre en Venezuela. Una prueba de que el populismo no es de izquierda o derecha, sino un método de construir poder que está dentro de la cultura autoritaria. Y la cultura autoritaria, de izquierda o derecha, aborrece a la cultura liberal. Más aún si se trata de su vertiente progresista. Y Macron es un liberal de la vertiente progresista, lo que también puede definirse como un socialdemócrata de la vertiente liberal. Es imposible pensar que el grueso de los votos de Melenchon en el balotaje haya acompañado a Macron. Aunque no lo dirían a un encuestador ni antes ni después de los comicios, la mayoría en la izquierda populista, o bien no votó, o votó a Le Pen. Eso explica el nivel tan alto de abstención y también que la ultraderecha haya superado el 33% de los votos.

LA BITÁCORA

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