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La izquierda alemana se une a cien años de Rosa Luxemburgo

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Su cuerpo fue arrojado a un canal berlinés. Foto: AFP

Berlín

Asesinada en 1915, hoy se la presenta como “ícono pop”.

La izquierda alemana, en baja y profundamente dividida, recordó ayer domingo en Berlín a Rosa Luxemburgo, mítica figura revolucionaria asesinada hace cien años.

El centenario, que reúne a los nostálgicos de "Rosa la Roja" y de Karl Liebknecht, otro importante personaje de la izquierda alemana también asesinado en enero de 1919, se celebró a iniciativa del partido de izquierda radical alemana Die Linke, en el "Memorial de los socialistas" de Berlín.

Se trata de un cementerio en honor de figuras importantes del movimiento obrero y comunista en Alemania.

La conmemoración reunió a varios miles de personas, incluidos todos los dirigentes de Die Linke, así como el presidente de la organización europea de izquierda radical, el alemán Gregor Gysi. Paralelamente, miles de personas, según la policía, desfilaron en Berlín "contra la desaparición de los derechos democráticos y el crecimiento del peligro fascista".

Varias conmemoraciones serán además organizadas durante toda la semana en Berlín, pese a los intentos de la derecha local de prohibir estas manifestaciones en honor a los "enemigos de la democracia y de la sociedad libre".

La izquierda alemana —cuyos dos principales partidos, SPD y Die Linke suman menos del 25% de las intenciones de votos en los sondeos— atraviesa una profunda crisis.

En particular en los estados de la antigua Alemania del este, donde la izquierda sufre la competencia frontal del partido de extrema derecha AfD.

"El hecho de que Rosa Luxemburgo fuera asesinada tan pronto", antes del estalinismo, "la convierte en un ícono cuya aura e influencia siguen intactos", explica a la AFP el politólogo Stefan Heinz, de la Universidad Libre de Berlín.

El diario de izquierda Tageszeitung la presenta incluso como un "ícono pop".

Rosa Luxemburgo, periodista y oradora de talento, procedente de una familia de comerciantes judíos liberales de Lublin, en la Polonia rusa, era una infatigable teórica del marxismo, muy apreciada por Lenin.

Recorrió toda Alemania para movilizar a la muchedumbre, subida en un taburete.

Karl Liebknecht era un diputado socialdemócrata, que pasó a la posteridad por haber proclamado la "República socialista" el mismo día de la abdicación del emperador.

Juntos, crearon la Liga Espartaquista, en referencia a Espartaco, el esclavo y gladiador convertido en jefe de los parias sublevados.

Dos semanas antes de su asesinato, a los 47 años, ambos habían fundado el Partido Comunista de Alemania (KPD).

Este doble asesinato, el 15 de enero de 1919 supuso el punto de partida de la "semana sangrienta", uno de los episodios más sombríos de la sublevación de miles de soldados, marinos y obreros, iniciada en noviembre de 1918 tras la derrota alemana en la Primera Guerra mundial. Los Cuerpos Francos, militares desmovilizados tras la guerra, mataron a Luxemburgo y a Liebknecht y lanzaron sus cuerpos a un canal berlinés.

El gobierno socialdemócrata de entonces, surgido tras la abdicación del emperador Guillermo II, y deseoso de restablecer el orden en víspera de las elecciones que darían nacimiento a la República de Weimar, había ordenado a los Cuerpos Francos una represión brutal de los revolucionarios.

Esta represión y el doble asesinato sellaron la ruptura entre socialdemócratas (SPF) y comunistas, que facilitaría el advenimiento del nazismo en 1933. En noviembre, la dirigente del SPD, Andrea Nahles, admitió que era "probable" que un exmiembro de su partido, Gustav Noske, entonces ministro de Defensa, hubiera estado implicado en los asesinatos.

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