Los países de Europa enfrentan una tarea difícil para integrar a los migrantes a su fuerza laboral para que puedan hacer una contribución a la economía y no convertirse en una carga social.
Muchos de los que llegan no tienen habilidades que puedan ser aplicadas y no hablan ningún idioma europeo. Es poco probable que les reconozcan sus credenciales extranjeras a médicos e ingenieros.
Si quiere que tengan éxito, Europa debe invertir en programas para enseñar idiomas a los migrantes, hallar empleos para trabajadores especializados y ayudar a al resto a encontrar entrenamiento y trabajo, indicó Demetrios G. Papademetriou, presidente del Instituto Europa de Política de Migración.
Países como Alemania y Suecia tienen economías organizadas y necesidades laborales que podrían facilitar todo eso, sostuvo. Pero, Austria tiene una fuerza laboral pequeña, en tanto España, Italia y Grecia enfrentan problemas económicos y alto desempleo, lo que deja poco espacio a los migrantes. "Esto puede derivar en una serie de problemas serios para Europa, tanto política como económicamente, en los próximos años", consideró Papademetriou.
Perspectivas en otra sociedad