Publicidad

“Este no es el tiempo de la indiferencia”, dijo el Papa

Compartir esta noticia
El Papa Francisco en una basílica de San Pedro vacía, una imagen inédita para un Domingo de Pascua. Foto: AFP.
ANDREAS SOLARO

MISA DE PASCUA

Dedicó su mensaje a los más afectados por la pandemia. Este año, el nuevo coronavirus obligó a romper con décadas de tradición y millones de fieles vieron al papa por televisión o redes sociales.

El papa Francisco dio ayer domingo su tradicional bendición Urbi et Orbi desde una basílica de San Pedro vacía, una imagen inédita que ilustra los cambios radicales que el mundo debe aceptar desde hace semanas para frenar la pandemia del coronavirus. “Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus: los enfermos, los que han fallecido y las familias que lloran por la muerte de sus seres queridos, y que en algunos casos ni siquiera han podido darles el último adiós”, comenzó el papa su bendición.

El año pasado, 70.000 fieles acudieron a la plaza de San Pedro, donde el papa preside normalmente la misa de Pascua, cuando los cristianos celebran la resurrección de Jesús, piedra angular de su fe.

Este año, el nuevo coronavirus obligó a romper con décadas de tradición y millones de fieles vieron al papa por televisión o a través de las redes sociales.

Francisco lleva días dirigiéndose a una cámara, desde la basílica o desde su biblioteca privada, en un Vaticano inusualmente vacío.

“Para muchos es una Pascua de soledad, vivida en medio de los numerosos lutos y dificultades que está provocando la pandemia (...) Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia”, dijo el papa.

En su bendición, Francisco pidió un “alto el fuego global e inmediato” para hacer frente a la pandemia y exhortó a reducir o condonar la deuda de los países más pobres.

“No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas”, afirmó en este mensaje, dirigido a los 1.300 millones de católicos.

Francisco también se acordó de Venezuela y pidió una solución “práctica e inmediata” para que la ayuda internacional llegue a “la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”.

También tuvo palabras para los refugiados y desplazados en todo el mundo, “que viven en condiciones insoportables” y deseó que los israelíes y palestinos “reanuden el diálogo” y encuentren una solución que les permita “vivir en paz”.

Francisco dedicó un espacio en su discurso a Europa, al considerar que “es muy urgente, sobre todo en las circunstancias actuales, que las rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente”.

“Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no solo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras”. “Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones”, aseguró.

ADEMÁS

Propone un salario universal para pobres

El papa Francisco propuso un salario universal para los trabajadores más humildes, en una carta enviada ayer domingo a los movimientos y organizaciones populares en estos momentos de pandemia. “Los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente”, dice en la carta. Y explica que las dificultades del confinamiento son mayores “cuando la vivienda es precaria” o se “carece de un techo”, cuando se vive “el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los proteja”, como sufren los trabajadores y las trabajadores “independientes o de la economía popular”. Francisco cita “los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado”, y que “no tienen un salario estable para resistir este momento”. Ante esta realidad, el Papa considera que es “tiempo de pensar en un salario universal” que dignifique las “nobles e insustituibles tareas que realizan” y haga realidad “esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

papa franciscocoronavirus

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad