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Impacto social del COVID-19 en EE.UU.: 30 millones pasan hambre

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Voluntarios del Banco de Alimentos de Los Angeles transportan cajas para entregarlas a personas que enfrentan carencias de alimentación. Foto: AFP
Volunteers from the Los Angeles Food Bank help load boxes of food into vehicles after drivers check-in on arrival in Sylmar, California on January 21, 2021. - The economic impact from the coronavirus pandemic continues in California where confirmed cases have surged past 3 million. (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)
FREDERIC J. BROWN/AFP

LA LUCHA CONTRA LA PANDEMIA

“Tenemos herramientas para ayudar a la gente, así que usémoslas. Debemos actuar decisiva y audazmente, como si estuviéramos en una emergencia nacional", dijo Joe Biden.

La tarjeta electrónica EBT es en el Estados Unidos del coronavirus el equivalente a los antiguos cupones de alimentos, o a la aún más vetusta cartilla de racionamiento. Dinero de plástico para comprar comida en la mayoría de los supermercados del país; el subsidio de beneficencia actualizado por la pandemia.

Acuciado por un horizonte de empobrecimiento de la población cuando el virus, lejos de remitir, sigue matando, el presidente Joe Biden ha firmado ayer viernes dos nuevas órdenes ejecutivas, la primera de ellas para aumentar la ayuda alimentaria a millones de estadounidenses, muchos de los cuales engrosan las colas ante los bancos de alimentos. La segunda eleva a los 15 dólares la hora el salario de los empleados de la Administración federal, más del doble que el actual (7,25), congelado además desde 2009.
“No podemos y no vamos a permitir que la gente pase hambre”, ha dicho Biden al anunciar las nuevas medidas. “Es una obligación moral y un imperativo económico, porque los beneficios van a superar con creces el costo”.

La crisis económica se está agudizando, avisó Biden, porque además “no podemos hacer nada para cambiar el curso de la pandemia en los próximos meses”. “Tenemos herramientas para ayudar a la gente, así que usémoslas. Debemos actuar decisiva y audazmente, como si estuviéramos en una emergencia nacional; y hacerlo unidos, como estadounidenses, no como demócratas o republicanos”, subrayó el presidente en una breve alocución antes de firmar los decretos.

Dificultades políticas.

A la espera de que el Congreso vote el ambicioso plan de ayudas de emergencia por 1,9 billones de dólares que presentó el jueves pasado, Biden sabe que no hay tiempo que perder y, en su segundo día completo en la Casa Blanca, ha vuelto a dejar patente la prioridad de su mandato, ese apoyo explícito a las comunidades más afectadas, a las familias y las pequeñas empresas amenazadas de cierre. Ampliar la moratoria contra los desalojos y la del pago de la deuda de los estudiantes universitarios -una carga insoportable, como el demócrata denunció repetidamente en campaña- son otras medidas, que al formularse vía orden ejecutiva evitan la demora de una tramitación parlamentaria.

A la reticencia de los republicanos se suma la de algunos demócratas, como el senador Joe Manchin, que ha cuestionado la cuantía del plan. La Administración planea debatir el lunes con un grupo de senadores la necesidad de aprobar esa ayuda.

“Casi 30 millones de estadounidenses sufren por no tener suficiente para comer”, dijo Brian Deese, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, en una reunión con periodistas previa al anuncio de las medidas. “Esto incluye a uno de cada cinco adultos negros y latinos, según el cómputo más reciente”. Uno de cada siete hogares pasa dificultades para comer adecuadamente.

Joe Biden habla en la Casa Blanca. Foto: Reuters
Joe Biden habla en la Casa Blanca. Foto: Reuters

En un país donde las escuelas hoy cerradas proporcionaban comidas diarias a los estudiantes de familias desfavorecidas, se estima que alrededor de 12 millones de niños tampoco comen lo suficiente, de ahí la insistencia del presidente en reabrir los colegios cuanto antes, en sus primeros 100 días de mandato, una vez garantizadas las salvaguardas sanitarias decididas por su Administración.

Biden también quiere aumentar en un 15% la cantidad de dinero que el Gobierno deposita en las tarjetas EBT (siglas de Electronic Benefit Transfer) “para reflejar correctamente el costo de las comidas perdidas” por el cierre de las escuelas, subrayó Deese. Actualmente se ingresan hasta 5,7 dólares al día por niño en edad escolar.

De la miseria pandémica no se libran los barrios acomodados, a la vista de la multitud de establecimientos en zonas de altos ingresos de Nueva York que aceptan, con carteles bien visibles, el pago mediante la EBT.

Biden también solicitará al Departamento de Agricultura que amplíe su programa de alimentos para personas y familias de bajos ingresos y sin ingresos, conocido como SNAP en sus siglas inglesas, y uno de los pagaderos con la tarjeta EBT.

Con todo, se trata de una ayuda insuficiente, subrayó el jefe del Consejo Económico Nacional, un puesto que en su día ocupó Janet Yellen, la designada secretaria del Tesoro, que ayer viernes logró la aprobación unánime del Comité de Finanzas del Senado como aval previo a la votación del pleno. “Estas son acciones concretas y ayudarán a las familias que necesitan asistencia ahora mismo. Pero no son suficientes para solucionar la crisis alimentaria que afrontamos”, admitió Deese. “De ahí la necesidad de un plan de rescate para la economía”, cuyas negociaciones comenzarán pronto en el ámbito del Congreso para intentar lograr la aprobación.

El seguro de desempleo da asistencia a 18 millones

Cerca de 18 millones de estadounidenses viven de las prestaciones por desempleo, cuya tasa se situaba en diciembre en el 6,7%, casi el doble que un año antes (3,5%). Este subsidio se ha prorrogado hasta finales de septiembre, así como la posibilidad de tomarse una baja remunerada por enfermedad en caso de COVID-19. Los trabajadores más precarios, los más expuestos al contagio -con sobrerrepresentación de afroamericanos y latinos-, evitaban en muchos casos realizarse la prueba del coronavirus para poder seguir trabajando. “Los trabajadores no deberían verse obligados a elegir entre el empleo y la salud”, ha dicho Biden.

El gobierno quiere también cerciorarse de que las ayudas directas aprobadas por el Congreso en diciembre, por US$ 900.000 millones, lleguen verdaderamente a las familias.

Virus causará 600 mil muertos
Test de coronavirus. Foto: Reuters.

La pandemia de COVID-19 dejará más de 600.000 muertos en Estados Unidos, estimó el presidente Joe Biden.

“Estamos en 400.000 muertos, se espera que lleguemos a mucho más de 600.000”, consideró. Es la estimación más alta de posibles muertes que se conoce.

Biden habló cuando Estados Unidos superó las 410.000 muertes por coronavirus, con 24,6 millones de infecciones confirmadas desde que comenzó la pandemia.

Plan de estímulo impulsará la economía

El paquete fiscal por US$ 1.9 billones propuesto por el presidente de Joe Biden, impulsará significativamente a la economía del país, golpeada por el coronavirus, según la mayoría de los economistas en un sondeo de Reuters, y se espera que en un año regrese al tamaño que tenía antes del COVID-19.

Más del 90%, o 42 de 46, dijeron que el estímulo fiscal planeado impulsaría de manera significativa a la economía.

“Hay vientos cruzados para comenzar el 2021, ya que el estímulo fiscal ayuda a contrarrestar el virus y bloqueos específicos. El lanzamiento de la vacuna neutralizará estos últimos en el transcurso del año”, dijo Michelle Meyer, economista estadounidense de Bank of America Securities. “Y los riesgos al alza para nuestro (...) pronóstico de crecimiento aumentan si el gobierno controlado por los demócratas puede aprobar un estímulo adicional. El alto nivel de casos de virus es extremadamente desalentador, pero cuanto más pesa el virus sobre el crecimiento, es más probable que se apruebe el estímulo”.

Sobre una base anual, se espera que la economía, después de una probable contracción del 3,5% en 2020, crezca 4,0% este año y un 3,3% en 2022, una mejora con respecto a los pronósticos del mes pasado.

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