Miles de jóvenes marcharon a la guerrilla (y a la muerte) siguiendo el ejemplo de Fidel y el Che.
La revolución cubana tenía todo para ser atractiva, en particular entre los jóvenes de América Latina. Muy pronto La Habana comenzó a alentar revoluciones en el subcontinente, y más aún tras la expulsión de Cuba de la OEA en enero de 1962, a impulsos de Ernesto "Che" Guevara, que predicó con el ejemplo y fue abatido en Bolivia en 1967. Otros focos se gestaron en países europeos, con sustento ideológico o nacionalista. Muchos jóvenes soñaban con su propia guerrilla, según el manual de Guevara: "No es necesario aguardar las condiciones adecuadas para iniciar la revolución; el foco insurreccional puede crearlas". Para Castro, en tanto, exportar guerrillas era una forma de política exterior.
Pero ya los gobiernos no eran tan débiles como el de Fulgencio Batista, y no estaban desprevenidos, ni tampoco los estadounidenses. Los intentos guerrilleros, que se abastecieron en particular de jóvenes universitarios de clase media, fracasaron en casi todas partes, salvo excepciones (Nicaragua, la sobrevivencia de ejércitos rebeldes decadentes en Colombia). Muchos de ellos fueron rurales, según el ejemplo de Mao y Fidel, aunque también operaron en las ciudades. El MLN-Tupamaros de Uruguay, que actuó en la década de 1960 hasta su aniquilación militar en 1972, fue vanguardia y ejemplo de los "focos" guerrilleros urbanos. La mayoría de los Partidos Comunistas locales se opuso a esas iniciativas "aventureras" de "pequeño-burgueses radicalizados".
La guerrilla provocó decenas de miles de muertos en América Latina y otras partes, en especial entre los insurgentes, y sirvió de justificación para regímenes autoritarios de derecha, que muchas veces contaron con el respaldo de la Casa Blanca, al menos hasta la era de Jimmy Carter (1977-1981), empeñada en disputar a la Unión Soviética y al comunismo cada palmo de terreno.
Las experiencias de grupúsculos insurgentes acabaron casi por completo en todo el mundo debido a la eficacia policial y militar en la represión, la implosión del bloque soviético y la extensión de los procesos de democratización. Sin embargo, la imagen del "Che" Guevara, en particular la famosa fotografía que le tomó Ernesto Korda en 1960, masculinamente bello, es un ícono muy valorado por jóvenes de todas partes del mundo, desde movimientos estudiantiles hasta fanáticos futboleros. No es necesario compartir su ideología: una suerte de profeta de la violencia. Alcanza con que fue un idealista impoluto y murió joven siguiendo sus convicciones. Pero nadie viste camisetas con la imagen de Fidel Castro: anacrónico, autoritario, asido fieramente al poder.
FIDEL CASTRO 1926 - 2016