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Hungría se dispone a penalizar a migrantes

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Centenares de refugiados protestaron ayer por segundo día ante la estación Keleti de Budapest con gritos de "Libertad, libertad" para solicitar que les dejen embarcar en trenes con destino a Europa Occidental, mientras que miles de húngaros clamaron en la calle contra la política migratoria del Gobierno.

Unas 4.000 personas convocadas por la red de ayuda a los refugiados Migration Aid se manifestaron contra las políticas de mano dura del Gobierno conservador húngaro. El lema de la convocatoria era "No en mi nombre" y criticaba la batería de propuestas legales —que se empezará a debatir hoy en el Parlamento— que fija penas de tres años de cárcel por entrar de forma ilegal en el país y permite la movilización del Ejército en la vigilancia de la frontera. El Gobierno húngaro, que ha vinculado la inmigración ilegal con un incremento de la criminalidad y el terrorismo, tiene una amplia mayoría absoluta en el Legislativo.

La Policía checa pone números a refugiados.

La policía checa marcó a los inmigrantes con un número en el brazo, para identificar el tren en que habían llegado: sucedió en la frontera con Austria, donde los agentes llegaron a esto en el intento de afrontar la emergencia migratoria que sacude a Europa. Son números escritos con rotulador, en la piel de adultos y niños. El hecho quedó inmortalizado en unas fotos que devolvieron a la mente las imágenes más terribles de la historia europea, las del Holocausto. No en vano entre los primeros que condenaron esa acción estuvo el presidente de la Unión de las Comunidades judías italianas, Renzo Gattegna, quien evocó la Shoah: "Se trata de un hecho gravísimo", dijo. "Decenas de refugiados fueron literalmente marcados como si fuesen ganado al matadero, evocando el período más oscuro de la historia contemporánea".

La contracara

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