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Huelga pone a prueba al gobierno de Macron

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Gare de Lyon: la estación de trenes abarrotada de gente ante la salida de los últimos. Foto: AFP

LOS DESAFÍOS DE MACRON

Sindicatos ferroviarios activaron un plan de 36 días de paros.

La ola de huelgas iniciada ayer martes por los trabajadores ferroviarios franceses, que durará tres meses, supone el mayor desafío hasta ahora para los planes de reformas del presidente Emmanuel Macron.

Los medios franceses apodaron la jornada como el "martes negro". Los sindicatos programaron una huelga de dos días cada cinco hasta finales de junio, lo que significa 36 días de paro laboral en total.

La primera jornada de huelga fue "masiva", afirmó el sindicato CGT y perturbó seriamente el sistema de transporte por trenes que usan a diario 4,5 millones de personas en este país.

El 48% de los trabajadores ferroviarios adhirieron a la huelga. A media mañana, solo operaba un tren de alta velocidad (TGV) de cada ocho y un tren regional de cada cinco.

El tráfico internacional también se vio afectado pero en menor medida, con tres de cuatro trenes Eurostar, que unen París-Londres, en funciones y una circulación prácticamente normal de los Thalys que viajan a Bélgica. Sin embargo no habrá ningún tren con destino a España, Italia y Suiza.

Los recolectores de basura y los trabajadores del sector energético también paralizaron sus tareas ayer. Por su parte, los trabajadores de la compañía aérea Air France llevaron a cabo ayer una cuarta jornada de huelga en un mes en reclamo de un aumento salarial de 6%.

Las consecuencias de la primera de esas huelgas, que comenzó oficialmente el lunes a las 19:00 de Francia (14:00 en Uruguay), se notó realmente a partir de ayer martes por la mañana. En Gare du Nord, la estación más ajetreada de París, las plataformas estaban tan atestadas que algunos pasajeros se cayeron a las vías.

La reforma.

Los sindicatos ferroviarios protestan contra un proyecto del gobierno que quiere poner fin al estatuto de sus trabajadores que, al igual que el de la función pública, garantiza un empleo de por vida. Protestan también por la apertura del servicio de ferrocarril a la competencia y la transformación de la empresa pública en sociedad anónima, lo que, según ellos, abre la vía a una futura privatización.

El primer ministro Edouard Philippe defendió una "reforma ambiciosa" frente a un "statu quo que no es aceptable" porque cada año la compañía ferroviaria absorbe 14.000 millones de euros de dinero público. Una inyección —dijo— que no evita que su deuda se incremente en 3.000 millones de euros al año (casi 47.000 millones al terminar 2017) y que "la calidad del servicio público se deteriore".

Su intención es aprobar por decreto dentro de poco más de un mes un programa para abrir el tráfico ferroviario a la competencia, que comenzará en 2020 con los TGV.

Según los sondeos, la opinión pública se opone en su mayoría a la huelga, pero los sindicatos de la SNCF esperan convencer a los franceses ya que en 15 días, el apoyo al movimiento de los ferroviarios subió de 42% a 46%.

Hasta ahora, el presidente francés, que asumió el cargo en mayo pasado con la voluntad de "transformar" el país, ha logrado imponer sin gran resistencia sus reformas, incluida la muy delicada reforma laboral.

Pero esta vez Macron se enfrenta a una tarea mucho más difícil al buscar reformar una empresa de 147.000 empleados, que obligaron a retroceder a varios gobiernos franceses en las últimas décadas. El último presidente que enfrentó a los ferroviarios para frenar los beneficios de los trabajadores acabó perdiendo esa batalla.

Las huelgas de 1995 paralizaron Francia y forzaron al primer ministro Alain Juppé a retirar las reformas, una derrota que finalmente generó su renuncia y la disolución del gobierno. Sin embargo, los sindicatos parecen más débiles ahora y están divididos en sus posturas frente a las numerosas reformas planteadas por Macron.

Si Macron triunfa —y esta es por lejos la mayor prueba que ha enfrentado hasta el momento el presidente de 40 años— marcará la pauta para otras reformas, incluida la modernización del sistema educativo y la revisión de las pensiones. Macron ya se ha enfrentado a los sindicatos por suavizar las leyes laborales.

La batalla en los medios entre el gobierno y los líderes sindicales

La ministra de Transporte, Elisabeth Borne, instó a los sindicatos a negociar y dijo a la cadena BFM TV en una entrevista ayer martes, que "algunos de ellos claramente están tratando de convertir este tema en un asunto político".

En una batalla para ganar el apoyo de la opinión pública, los líderes sindicales dieron a primera hora entrevistas en varias emisoras de radio. "Los trabajadores ferroviarios no están haciendo esto porque les gusta", dijo Philippe Martinez, jefe de CGT, el principal sindicato en el sector ferroviario.

Martinez dijo a la radio pública France Inter que la huelga será masiva: "Va a ser enorme. Es el gobierno el que ha llevado las cosas a donde están ahora".

El presidente de SNCF, Guillaume Pepy, dijo que era probable que la paralización cueste a la compañía 20 millones de euros al día en ingresos perdidos, en momentos en que ya enfrenta elevadas deudas.

REUTERS

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