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El hombre de los secretos que se convirtió en enemigo

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La muerte de (Alberto) Nisman pone en evidencia un juego macabro del poder, el juego de la política desde las cloacas, que es esa política que se construye por debajo de la mesa, a espaldas de la sociedad.Inteligencia (SI) argentina desde hace muchos años".

Una política que se construye, a pesar de la democracia pero lo más curioso es que se hace en nombre de la democracia porque los servicios secretos supuestamente tienen como objetivo defender al país ante situaciones que afecten la seguridad nacional. En nombre de la Patria, de la democracia, el poder político hace tareas totalmente violatorias para un sistema democrático", dijo a El País el periodista Gerardo Young, autor del libro "SIDE. La Argentina secreta", una rigurosa investigación sobre los servicios de inteligencia en Argentina. A este periodista la actual coyuntura política lo tiene contra reloj terminando su próximo libro "Código Stiuso" (editorial Planeta) que versa sobre "el agente más importante que tiene la Secretaría de

Enigmático espía.

"Su nombre real es Antonio Horacio Stiuso, Jaime es un alias que tiene y está en la SI desde hace 42 años, desde que era la SIDE y hasta ahora tenía el cargo más importante de la Secretaría. Llevó adelante las investigaciones más importantes desde hace 20 años, lo que incluye el atentado a la AMIA, a la Embajada de Israel, también operaciones de narcotráfico, de lavado de dinero, persecuciones y secuestros extorsivos", relató Young, quien investigó a fondo a este exfuncionario.

"Pero también desarrolló tareas inconfesables de la SI, como son seguimiento y presión política sobre opositores, infiltraciones en agrupaciones piqueteras y organizaciones sociales. Y, especialmente y, tal vez el punto más delicado, el control sobre el Poder Judicial. No él directamente pero sí a través de gente cercana o dirigida por él", explicó Young.

"No tenía nada que ver con un James Bond —lo describe el periodista—, era un hombre de jean, camisa de manga corta y gorrita visera, un tipo muy simple, de aspecto como cualquier vecino, que podría ser el diariero de la esquina, el remisero o el comerciante de la vuelta porque eso era parte de su camuflaje". "Los hombres extraordinarios en el ambiente del espionaje tienen que parecer comunes y silvestres —apunta Young— y él también ha ayudado a la construcción de su huidiza leyenda, en parte por seguridad y en parte porque le agradaría esta idea".

A finales de diciembre y previo a la muerte del fiscal especial de la causa AMIA, Stiuso estuvo en Uruguay, desde donde realizó viajes relámpago hacia Argentina tanto por barco co-mo en avión, según lo exponen los datos de migraciones del vecino país. Sin embargo, según Young el vínculo es meramente turístico. "Como algunos de nosotros, tiene un gusto especial por Uruguay y veranea ahí desde hace muchos años. Tengo entendido que no tiene propiedades, va a Punta del Este a un hotel a pasar Navidades, cumpleaños y demás", asegura.

"Yo lo defino, un poco en broma, un poco en serio, como el mejor y el peor de todos los espías. Es un hombre evidentemente muy inteligente y muy sagaz, ha sido un técnico de inteligencia muy hábil y ha cometido muchas de las infamias de todos los informes que le han pedido sin ningún prurito moral. Los servicios de inteligencia no tienen pruritos morales, no buscan la verdad, buscan resultados y eso los políticos lo saben", ironiza Young.

Y agrega que "Stiuso es el producto de la forma de ejercer la política que tiene la Argentina desde hace muchos años, es el resultado de muchos gobiernos que se han visto seducidos por el espionaje y valido de él, de las presiones debajo de la mesa, de la extorsión. Políticos que lo han usado, lo critican y lo esperan volver a usar y así… Stiuso no es un señor malo que tiene a los políticos de rehenes, la política es la que ha inventado a Stiuso. Entonces Jaime Stiuso no es culpa de Jaime Stiuso únicamente", agregó.

Nexo con Nisman.

Durante la semana trascendió que Nisman llamó al menos en tres oportunidades a uno de los celulares pertenecientes al agente de inteligencia Antonio "Jaime" Stiuso antes de su muerte, una relación que el propio fiscal especial de la causa AMIA no negaba ya que el nombre del exjefe de operaciones de la SI apareció en escena desde el momento en que realizó públicamente la grave denuncia en la que imputaba a la presidenta argentina Cristina Fernández, el canciller Héctor Timerman, el diputado kirchnerista Andrés "Cuervo" Larroque y los dirigentes sociales, Luis DElía y Fernando Esteche acusándolos de encubrimiento y pactar con Irán para proteger a los acusados.

"Lo que pasó este último tiempo es que la relación entre Cristina y la cúpula de la SI se hizo pedazos, ella pierde confianza en ellos y los echa y tras eso siente como una estocada de Stiuso la denuncia que realiza Nisman", dijo el periodista, pero consideró que pensar que el fiscal trabajaba para el agente de inteligencia, como han argumentado miembros del gobierno argentino, es un error.

"Nisman era un señor grande, tenía 51 años, era abogado. Había sido puesto en esa procuración por el Procurador General de la Nación y hasta hace muy poco, era un hombre de la confianza del gobierno. Tanto es así que fue Néstor Kirchner quien lo presentó con Stiuso allá por el 2004 y la verdad es que Nisman y Stiuso venían trabajando hace 10 años juntos. El gobierno lo quiere hacer aparecer a Nisman como un chico tonto que obedecía las órdenes de Stiuso y eso me parece que es subestimarlo. Trabajaban juntos, sabían perfectamente lo que hacían y los dos eran responsables, no es que Nisman se dejó operar por Jaime Stiuso", añadió. Stiuso "era el nexo de la SI con los servicios de inteligencia extranjeros occidentales, con la CIA, con el Mossad, con el servicio de inteligencia alemán y con los servicios de inteligencia de la región. La acusación de Nisman está en gran parte sostenida por los informes que le traía Stiuso, era mucho más que un colaborador".

Se espera que hoy hable la presidenta en calafate

Se espera que hoy, con motivo de la celebración del aniversario del Lago Argentino, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hable por primera vez, desde que quedó formalmente imputada. La mandataria partió ayer hacia el Calafate y permanecerá allí hasta el próximo jueves 19, cuando se celebre su cumpleaños 62 y un día después de la marcha convocada por los fiscales. También durante su retiro le festejará el cumpleaños a su hijo Máximo, líder de La Cámpora.

El jefe de espías tenía en total 277 teléfonos a su nombre

La figura del exagente de la Secretaría de Inteligencia (SI) es una de las claves en torno a la enigmática muerte del fiscal Alberto Nisman. De hecho, en estos momentos y aprovechando el feriado de carnaval quizás la fiscal que investiga el caso, Viviana Fein, esté tomándole declaración testimonial al agente. Sospecha que el veterano periodista de investigación Gerardo Young —que actualmente forma parte de la plantilla del diario La Nación y conduce un programa en Radio Mitre— comparte plenamente.

Durante la semana el abogado de Stiuso, Santiago Blanco Bermúdez, mantuvo reuniones para garantizar la confidencialidad de esa instancia y confirmó que su cliente rechazó la custodia oficial ofrecida por el gobierno ya que "considera que está mejor sin la custodia".

Según se desprende de las pericias los últimos contactos entre Nisman y Stiuso se realizaron mediante una de las líneas Nextel que este último tenía a su nombre y la estrategia del abogado parece apuntar a negar esos cruces hasta que aparezca una prueba fehaciente. Muchos de esos teléfonos podrían estar bajo la órbita de otros exintegrantes del servicio de inteligencia argentino.

Es que Stiuso tenía 277 líneas registradas a su nombre, 231 teléfonos tenían como proveedor del servicio a la empresa Movistar y los 46 restantes eran Nextel.

Aunque la totalidad de las facturas llegaban a la SI, la cantidad de celulares denota la relevancia del poder del exagente si se tiene en cuenta que el total de las líneas de celular de la SI es de 282.

El nexo de los servicios de inteligencia atraviesa el caso Nisman al punto de que sobre el único imputado que hay hasta el momento, Diego Lagomarsino, se han desplegado rumores de ser un colaborador de esos servicios, aunque formalmente el actual Secretario de Inteligencia argentino, Óscar Parrilli, informó que no forma parte de esa nómina.

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