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La historia del ministro afgano que ahora es delivery en Alemania

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Sayed Sadaat en bicicleta en Alemania. Foto: AFP
Sayed Sadaat, former communications minister in Afghanistan, poses for a photo in Leipzig, eastern Germany on August 29, 2021. - Sadaat, minister in Afghanistan from 2016 to 2018, quit, fed up with the corruption. Now in Germany, he is making a living delivering meals as a bicycle courier. (Photo by JENS SCHLUETER / AFP) / TO GO WITH AFP STORY by Hui Min NEO
JENS SCHLUETER/AFP

PERFIL

Sayed Sadaat estuvo en la cartera de Comunicaciones. Ahora cobra US$ 17,7 la hora en una jornada laboral de seis horas.

Sayed Sadaat, que fue ministro afgano de Comunicaciones entre 2016 y 2018, trabaja estos días como “rider” en la ciudad alemana de Leipzig.

Según informó en primer lugar el Leiziger Volkszeitung, Sadaat huyó en 2020 de su país y, mientras encuentra un trabajo relacionado con su formación en informática y telecomunicaciones y continúa aprendiendo alemán, reparte comida a domicilio con una bicicleta.

“Llevo una vida sencilla”, asegura Sadaat sobre su rutina de cuatro horas diarias de clases de alemán y seis de “rider”, que le suponen unos 1.200 kilómetros mensuales a sus 49 años.

La noticia de su transformación está causando sensación en las redes sociales y más allá, según explica en Twitter el periodista que descubrió la historia, Jona Mania-Schegel. Un directivo de su empresa de reparto ya le ha contactado para ofrecerle un puesto de comunicación.

Sadaat creció en el sureste de Afganistán, pero marchó a Oxford (Reino Unido) a estudiar, de hecho tiene también la nacionalidad británica, y trabajó brevemente en Suiza.

Pero en 2016 recibió una oferta desde Kabul para integrarse en el Ministerio de Comunicaciones y Tecnologías de la Información, y decidió regresar a su país. Apenas cuatro meses más tarde el ministro cayó por un caso de corrupción y él se vio catapultado a lo más alto de su departamento.

En este puesto logró ciertos avances, como apunta el Frankfurter Rundschau: 10 millones de conexiones móviles a internet y unas 45.000 conexiones de telefonía fija en apenas dos años.

Pero Sadaat sufrió muchas presiones internas dentro del Ejecutivo, donde siempre se sintió desplazado. Según declaró al Leipziger Wochenzeitung le forzaron a dejar su puesto en 2018.

Decidió entonces volver al sector privado, pero el deterioro de la situación de seguridad le llevó a marcharse dos años más tarde y buscar refugio en Alemania, convencido de que profesionalmente tenía más oportunidades laborales en este país que en Reino Unido.

Al ser ciudadano británico, no puede solicitar el estatuto de refugiado. El exministro no quiere hablar de su familia en Afganistán.

Cobra 15 euros por hora (17,7 dólares), un salario superior al mínimo en Alemania (9,50 euros, 11,2 dólares). Él asegura que cubre sus necesidades. “No hay que tener vergüenza, es un trabajo como cualquier otro”, dice a AFP. “Si hay empleo, es que hay cierta demanda y que alguien debe encargarse de satisfacerla”.

Su historia puede servir de advertencia a los miles de afganos recientemente evacuados por las fuerzas alemanas tras la llegada al poder de los talibanes. O para aquellos que pueden llegar por sus propios medios en contingentes todavía mayores en los próximos meses o años.

Los afganos son desde hace años el segundo grupo más numeroso de migrantes en Alemania detrás de los sirios, con unas 210.000 demandas de asilo presentadas desde 2015. (Con información de AFP y EFE)

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