ESTADOS UNIDOS

Laex candidata demócrata reveló que gastó más tiempo de lo deseado tratando de verse como el resto esperaba, durante su postulación a la Casa Blanca. "Sueño con un futuro en el que las mujeres en el ojo público no necesiten usar maquillaje si no quieren", comenta.

Nunca me he acostumbrado a cuánto esfuerzo se necesita para ser una mujer en el ojo público”, escribió en su recientemente publicado libro “What Happened”, donde recordó que además de sus propuestas políticas y discurso, debía preocuparse por su look al enfrentar a sus adversarios y a la opinión de la gente.

“Una vez calculé cuántas horas gasté en arreglar mi cabello y maquillarme durante la campaña. Resultó que eran cerca de 600 horas o 25 días. Quedé en shock y revisé los cálculos de nuevo”, comentó la otrora Primera Dama. Clinton lamentó que la apariencia física haya sido un tema tan importante durante su período de campaña, y que mientras intentaba compaginar las rutinas de belleza con su trabajo electoral, sus opositores parecían no tener que preocuparse mayormente del look y podían destinar su tiempo a concentrarse en la contienda.

“No suelo estar celosa de mis colegas masculinos, pero sí lo estoy cuando se trata de cómo pueden ducharse, afeitarse, ponerse un traje y estar listos para salir.

Las pocas veces que salí en público sin maquillaje, se convirtió en noticia”, recordó Clinton, quien no utilizaba con frecuencia productos cosméticos antes de la candidatura de su esposo, Bill Clinton, en 1982 como gobernador de Arkansas, según una biografía de New York Times.

Una vez que se transformó en Primera Dama, la ex secretaria de Estado comenzó a preocuparse más por su apariencia, cambiando su forma de vestir y reemplazando sus anteojos por lentes de contacto.

Cabe recordar que a poco más de una semana de las elecciones en noviembre de 2016, Hillary Clinton reapareció en un evento público para dar un discurso en la gala del Children's Defense Fund.

En esa ocasión, las noticias se centraron en sus declaraciones post derrota y en su rostro sin maquillaje, que fue calificado como demacrado y triste.

“Sueño con un futuro en el que las mujeres en el ojo público no necesiten usar maquillaje si no quieren, y que a nadie le importe eso”, escribió Clinton en su libro.