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Guillermo Lasso asumió y prometió el “fin del caudillismo” en Ecuador

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“Yo no he venido a saciar el odio de pocos, he venido a saciar el hambre de muchos”, señaló el nuevo presidente de Ecuador. Foto: AFP
Handout picture released by the National Assembly showing Ecuadorean newly sworn-in President, Guillermo Lasso, gestures during his inauguration at the National Assembly in Quito, on May 24, 2021. (Photo by - / Ecuador's National Assembly / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / ECUADOR'S NATIONAL ASSEMBLY" - NO MARKETING - NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS
-/AFP

NUEVO PRESIDENTE

“En este Gobierno que hoy nace, del nuevo siglo de republicanismo, termina la era de los caudillos... ¡Termina la era de los caudillos!”, proclamó al asegurar que “gobernará para todos”.

Guillermo Lasso, un exbanquero de centroderecha, se convirtió ayer lunes en el nuevo presidente de Ecuador. En una ceremonia de poco más de dos horas, Lasso prestó juramento visiblemente emocionado ante la presidenta de la Asamblea Nacional, Guadalupe Llori Abarca, la primera mujer indígena que ocupa ese cargo.

Lasso sustituye a Lenín Moreno, que llegó al gobierno como delfín político del expresidente de izquierda Rafael Correa, pero que rompió con este a poco de asumir.

De 65 años, Lasso venció en el balotaje del pasado 11 de abril al correísta Andrés Arauz, quien desde entonces se ha apartado de la política y regresado a sus estudios de doctorado en México.

El nuevo presidente ya había sido candidato en 2013 y 2017.

Pero ayer lunes, apartándose de viejas rivalidades, exhortó al “reencuentro” entre todos los ecuatorianos para construir juntos un futuro en el que “el pueblo ecuatoriano sea el protagonista de su propia historia”.

“Debemos atrevernos a ser otro país. ¡Atrevámonos ecuatorianos a cambiar!”, instó.

En su discurso, Lasso dejó un mensaje claro sobre su anhelo de un pueblo que viva en la “igualdad”, incluida la de género, en la que se erradique la pobreza, la desnutrición, las diferencias entre las zonas rurales y urbanas y tantos otros males que aquejan a la población ecuatoriana.

Fin del caudillismo.

Lasso exhortó a todos a preguntarse por qué un país “tan rico” tiene un “pueblo tan pobre”, culpando de esa herencia a gobernantes que incurrieron en el “caudillismo” a lo largo de los años.

“En este Gobierno que hoy nace, del nuevo siglo de republicanismo, termina la era de los caudillos... ¡Termina la era de los caudillos!”, proclamó al asegurar que “gobernará para todos”.

Guillermo Lasso. Foto: AFP
Guillermo Lasso. Foto: AFP

Su investidura coincidió con el aniversario de la Batalla de Pichincha, que dio la independencia a Ecuador y de la que el año que viene se celebrará el bicentenario.

Por ello, el nuevo presidente habló de “no dejar a nadie atrás” y de un Gobierno que recoja la diversidad social y las diferentes orientaciones de pensamiento y, antes que nada, una “vacunación masiva” que permita reactivar la economía.

Sin mencionar a Correa, Lasso expresó que otros gobiernos ecuatorianos “en medio de tanta rencilla y lucha intestina cedieron a la peor de las debilidades políticas: la tentación autoritaria”.

“Iniciamos la lucha para recuperar el alma democrática de nuestro país”, aseguró al afirmar que “se acabó la persecución política en el Ecuador”.

“Yo no he venido a saciar el odio de pocos, he venido a saciar el hambre de muchos”, señaló.

Lasso habló durante algo más de una hora, en un discurso en el que mencionó varias veces al expresidente Jaime Roldós Aguilera (1979-1981) y a la Iglesia.

Porque para un católico practicante como él -es miembro del Opus Dei-, el Ecuador del encuentro también incluye la “reconciliación” entre el Estado y las iglesias, sin que ello signifique que deje de ser un Estado laico, pero tampoco “un país donde se niega nuestro lado espiritual”.

Política comercial.

Lasso también hizo énfasis en abrir Ecuador al libre comercio. “Hoy el Ecuador declara que abre sus puertas al comercio mundial”, expresó, señalando que buscará ingresar “en el menor tiempo posible” a la Alianza del Pacífico -el grupo que integran Chile, Colombia, México y Perú-, como “socio de pleno derecho”.

“Abriremos a Ecuador a tratados de libre comercio con nuestros más grandes aliados”, afirmó.

Y remató que su país, con una economía dolarizada y 17,5 millones de habitantes, será insertado “plenamente en el mundo para buscar un comercio libre y justo”.

Líder del movimiento político Creando Oportunidades (CREO), Lasso hereda un país en crisis económica, social y sanitaria: Ecuador es la séptima nación de Latinoamérica con más casos de COVID-19 (418.851) y muertos (20.193).

“Hoy recibimos un país con históricos niveles de desempleo, un país que ha deslumbrado por su incapacidad para hacer frente a una pandemia brutal”, dijo el nuevo gobernante ecuatoriano.

Entre diciembre de 2019 y marzo pasado, el desempleo en Ecuador pasó de 4,6% a 5,5%, mientras que la pobreza por ingresos aumentó de 25% en diciembre de 2019 a 32% en el mismo mes de 2020.

Tras una década de inestabilidad institucional (1997-2007), en la que Ecuador tuvo siete presidentes -tres de ellos derrocados- y de la era correísta, Lasso es el primer derechista en llegar al poder.

“Nuestros gobernantes nos han fallado. Ellos no han sabido estar a la altura del sacrificio de nuestra gente, verdadero ejemplo de trabajo, ni tampoco han sabido aprovechar los ingentes recursos que la naturaleza nos ha dado”, dijo comprometiéndose a no ir por ese camino.

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