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La guerra olvidada

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CLAUDIO FANTINI
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Mientras la atención mundial se centra en el impeachment al presidente de Estados Unidos Donald Trump, la concreción del Brexit y el virus que parece estar mostrando en el desarrollo chino la fisonomía de un “tigre de papel”, hay guerras que continúan a pesar de haberse caído de los titulares de los diarios.

La de Siria es una de esas guerras olvidadas por la atención mundial, debido al agotamiento que produce la prolongación de un conflicto en el tiempo. También lo es el conflicto en el Sahel, la franja infectada de jihadismo que separa el Sahara del África subsahariana.

En el mismo puñado de días, ambos casos irresueltos generaron acontecimientos que debieran recordarle al mundo que aún están, como heridas que supuran muertes y riesgos extra-regionales.

En Siria se produjo el primer choque directo de envergadura entre fuerzas regulares de dos Estados. Hasta aquí, sólo habían combatido fuerzas regulares contra milicias, y también fuerzas irregulares entre sí, pero nunca se habían enfrentado los ejércitos de dos países.

En esta regla, la excepción sería el derribo del bombardero ruso Su-24 por fuego antiaéreo turco en 2015, por el que Ankara se disculpó ante Moscú, insinuando que a la orden de derribo la dieron oficiales ligados a Fethullah Gulen, el disidente al que el presidente turco Recep Tayyip Erdogán acusa de todos los males. Pero ese incidente no puede compararse con el enfrentamiento directo que han protagonizado el ejército sirio y el de Turquía.

Hasta aquí, como lo han hecho también las fuerzas iraníes, las rusas y las norteamericanas, los ejércitos sirio y turco sólo combatían de manera directa a las milicias de los kurdos, ISIS y Al Qaeda, entre otras.

Pero esta vez, el presidente sirio Bashar al Asad ordenó lanzar un ataque contra las posiciones turcas en la provincia de Idlib, donde aún quedan bastiones jihadistas. Hubo bajas turcas y Erdogán envió más tropas y lanzó una fuerte respuesta con artillería que dejó más muertes aún entre los efectivos sirios.

¿Puede este choque detonar una escalada mayor? De producirse esa escalada ¿involucrará a las fuerzas de Rusia apoyando a su aliado sirio? Y si se involucrara Rusia ¿tendrá Turquía el apoyo de la OTAN?

Moscú y Ankara han evitado enfrentarse en el escenario sirio. El presidente ruso Vladimir Putin y Erdogán llevan varios años tanteando un vínculo de aliados entre ellos. Pero Turquía sigue siendo parte de la alianza atlántica. Una guerra contra el ejército sirio podría involucrar también a Irán, cuyo régimen es aliado de Damasco, y a la milicia chiita Hizbola, cuyo brazo político es parte del gobierno libanés.

Tanto los iraníes como Hizbolá están en una vereda opuesta a la OTAN, por lo cual la escalada entre los ejército de Siria y de Turquía tiene el peligroso riesgo de una expansión que involucre otros países y coaliciones militares internacionales.

Mientras el primer choque entre ejércitos regulares del conflicto sirio se producía en Idlib, Francia incrementaba su guerra olvidada en el Sahel. Más precisamente, en las tierras inhóspitas que se extienden entre Mauritania, Mali, Niger y Burkina Faso.

En ese agujero negro geopolítico crecen las milicias aliadas de Al Qaeda Magreb y de Boko Haram, incubando el jihadismo que puede infectar todo el norte y el centro de África.

El Sahel es la zona que vincula el África magrebí y el África subsahariana. El peligroso arenal donde Francia se está empantanando en una guerra sin posibilidad de triunfo ni final.

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