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Grecia protagoniza crucial votación

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Tsipras dando un discurso en Atenas. Foto: Reuters.
Greek Prime Minister Alexis Tsipras delivers a speech at an anti-austerity rally in Syntagma Square in Athens, Greece, July 3, 2015. Tsipras, elected in January on a promise to end six years of austerity, extolled a packed Syntagma square in central Athens to spurn the tough terms of an aid deal offered by international creditors to keep the country afloat. REUTERS/Yannis Behrakis
YANNIS BEHRAKIS/REUTERS

Imagine que la suerte de su país depende de una pregunta con Sí y No. La pregunta está expresada en un lenguaje críptico y burocrático y le pide que decida sobre un programa económico que ya no existe. Los líderes de los países vecinos le imploran que vote por Sí. Su gobierno le implora que vote por No.

Ahora usted puede comprender lo que sienten los habitantes de Grecia, tierra de deuda, sol y, por estos días, de profunda rareza política. Grecia está hoy domingo ante una de las votaciones más importantes de su historia moderna —que podría volver a definir su lugar en Europa— aunque muchas personas reconocen que casi no tienen pistas de lo que, exactamente, están votando.

"Nadie, realmente, nos ha explicado lo que significa", dijo Erika Papamichalopolou, de 27 años, residente en Atenas. "Nadie ha dicho qué ocurrirá si votamos por Sí o qué ocurrirá si votamos por No".

Más allá de las dudas y la confusión, las encuestas de intención de voto muestran una leve mayoría en favor del Sí para aprobar el acuerdo con los acreedores, lo que de hecho significa continuar con el euro y en la Unión Europea (UE). La encuesta del instituto Alco para el diario Ethnos indicó que 44,8% de los griegos respalda el Sí y apoya la propuesta presentada por los acreedores, frente al 43,3% que la rechaza. El porcentaje de indecisos se sitúa en 11,8%. Una amplia mayoría es partidaria de continuar en el euro, contra 15% que prefiere volver al dracma, la antigua moneda.

Grecia entró profundamente en territorio desconocido. Sus bancos están cerrados desde el lunes pasado. No hizo un pago por la deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) y sin nueva ayuda financiera, este mes, probablemente también caiga en cesación de pagos respecto de otras deudas. La mayoría de las naciones europeas no tiene apuro por ayudar y parece contenta de mirar a los griegos pendiendo.

El primer ministro Alexis Tsipras, quien convocó al referéndum, ha girado entre la agria confrontación con los acreedores del país y una apertura conciliadora. Aún el miércoles pasado cuando dio señales de que aceptaría muchas de las demandas hechas por los acreedores, igual siguió impulsando el referéndum y exhortó a los griegos a rechazar la propuesta que contiene esas demandas. En cualquier caso, como ha señalado un desfile de líderes de la Unión Europea (UE) la propuesta sobre la que los griegos votan hoy ya no está sobre la mesa, debido a que fue construida en el marco de un programa de rescate que expiró en la medianoche del martes pasado.

Jugada.

¿Está confundido? Bienvenido a Grecia.

La decisión inesperada de Tsipras de convocar al referéndum es el equivalente de cuando un jugador de ajedrez frustrado intenta abrir una partida estancada con un movimiento audaz de último minuto que su rival considera es contrario a las normas.

Los griegos y sus acreedores —el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea— pasaron meses haciendo movimientos de planteo y respuesta en negociaciones, en gran medida infructuosas, respecto de un acuerdo que desbloquearía los fondos congelados para Grecia a cambio de reducciones en las jubilaciones, aumento del IVA, reformas fiscales y del mercado laboral y privatizaciones, entre otras medidas reclamadas por los acreedores. Pero, en el centro de la disputa está la deuda, que equivale al 180% del PIB. Tsipras quiere que sea recortada. Los acreedores estarían dispuestos a analizar un nuevo recorte de las tasas y una extensión de los plazos, aunque no una reducción del monto.

Tsipras apareció en televisipión, el sábado pasado y anuncipio un referéndum nacional cinco días después de la fecha límite del martes pasado, en la que Grecia debió hacer —y no hizo— un pago de la deuda al FMI con la consiguiente extensión del programa de rescate. Sostuvo que los acreedores demandan más de lo mismo en políticas de austeridad, a las que él y su partido Syriza culpan por haber arruinado la economía de Grecia desde 2010. Expresó que su gobierno no tiene un mandato para aprobar un acuerdo así y que dejará que los ciudadanos decidan.

Sus aliados encuadraron la movida como parte de su dura táctica de negociación, así como una demostración de la democracia en acción. "Todo el tema pasó ahora del campo de la economía al campo de la democracia", estimó el subsecretario de Reforma Administrativa, George Katrougalos. "Esto equivale a si somos capaces de tomar decisiones sobre los temas nacionales".

Otros lo ven de manera diferente. Según algunos analistas, Tsipras no pudo convencer a varios sectores de su partido Syriza para que apoyaran el acuerdo con los acreedores y por eso, convocó al referéndum como manera de evitar un callejón sin salida.

Mientras, otros críticos consideran que Tsipras y su partido nunca quisieron firmar un acuerdo porque su deseo es que Grecia renuncie al uso del euro y restablezca el dracma, la antigua moneda. El gobierno lo niega.

La partida de ajedrez continuó después del anuncio de Tsipras, quien había pedido a los acreedores europeos la extensión del programa de rescate por otra semana, para que el referéndum pudiera hacerse en condiciones normales. Molestos, los negociadores europeos inicialmente declararon que las conversaciones habían terminado. Lo más significativo fue que el Banco Central Europeo topeó los créditos de emergencia que proveía al sistema financiero griego para compensar los miles de millones de euros que eran retirados por titulares de cuentas bancarias en estado de pánico.

Por temor a un colapso bancario, Tsipras retapareció en la televisión nacional, el domingo pasado, para anunciar controles de capitales y el cierre de los bancos hasta mañana lunes, limitando los retiros de los ciudadanos a 60 euros (US$ 67) por día de los cajeros automáticos. La gente comenzó a acaparar nafta y productos esenciales. "Una vez que los bancos cerraron, cambió totalmente el partido o el sentido del referéndum", sostuvo Aristos Doxiadis, un economista que asesora a To Potami, un partido de oposición proeuropeo que es favorable a firmar un acuerdo. "El referéndum no es sobre un acuerdo específico con los acreedores, sino referido a si continuamos o no en la eurozona".

Es el argumento que plantean los partidos de la oposición para pedirle a la gente que vote por Sí. Creen que Syriza desea una votación mayoritaria por el No para abandonar la eurozona. El gobierno dice que quiere un voto por el No para fortalecer su posición negociadora. "Votar por No, no significa causar una fisura en Europa, sino retornar a una Europa con principios", dijo Tsipras.

Las voces críticas argumentan que Tsipras está distorsionando la democracia, en lugar de fortalecerla, al convocar de urgencia a un referéndum, en el que la gente carece de tiempo para entender realmente qué está votando. Además, los críticos argumentan que Tsipras intenta encuadrar la decisión en términos viscerales, debido a que los griegos han equiparado el Sí y el No —"Oxi"— a la resistencia a los poderes externos. Cada 28 de octubre, Grecia celebra el día "Oxi" para conmemorar el rechazo, en 1940, del primer ministro Ioannis Metaxas a que Benito Mussolini entregara a Grecia a los poderes del eje nazi-fascista.

El gobierno enfrenta una situación insegura.

Los analistas coinciden en señalar que un voto por el Sí significaría el final del gobierno del primer ministro Alexis Tsipras. Su gobierno, probablemente, debería renunciar esta semana y el presidente de Grecia —una figura, en gran medida, para ceremonias, aunque no en tiempos de gobiernos que colapsan— necesitaría reunir un gobierno de unidad con los diferentes partidos políticos y después convocar a elecciones.

Tsipras dijo que más allá del resultado del referéndum, llegará a un acuerdo con los acreedores el próximo martes. Pero también reconoció que en función del resultado de la votación puede dejar el cargo. Afirmó que nunca pondrá el cargo de primer ministro por encima de los intereses de la nación.

El ministro de Economía, Yannis Varoufakis afirmó que si los ciudadanos apoyan el Sí, renunciará porque es evidente que la mayoría no coincide con el enfoque del gobierno, aunque confió en lograr el apoyo popular.

Una pregunta compleja para expertos.

En sentido literal, la pregunta que se plantea a los ciudadanos no menciona a la Unión Europea ni al futuro de Grecia en ésta. En la hoja, se pregunta a los votantes si aprueban los términos de la propuesta que hicieron los acreedores —pese a que esa propuesta fue invalidada por la fecha límite del martes pasado—, y equivale a un laberinto denso con palabrerío oscuro sobre las normas de las jubilaciones y los cambios impositivos contenidos en varias páginas del acuerdo planteado.

La pregunta que se formula a los votantes es la siguiente: "¿Debe ser aceptado el borrador de acuerdo presentado por las instituciones en el Eurogrupo del 25 de junio y que consta de dos partes, que conforman su única propuesta?". A continuación cita los dos documentos técnicos presentados ese día por los acreedores de Grecia: el primero se titula "Reformas para la finalización del vigente programa y después", en tanto el segundo lleva por título "Análisis preliminar de la sostenibilidad de la deuda", con el enunciado primero en griego y entre paréntesis en inglés. A la derecha de la papeleta aparecen las dos casillas: "No se aprueba" (No, arriba) y "Se aprueba" (Sí, abajo).

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Tsipras dando un discurso en Atenas. Foto: Reuters.

Encuestas indican leve mayoría favorable fpara seguir en el euro y UETHE NEW YORK TIMES

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