El flujo migratorio no cesa en la isla griega de Lesbos, donde murieron 11 personas, entre ellas varios niños, y las autoridades hablan de 38 desaparecidos, tras cinco naufragios ocurridos ayer al norte del mar Egeo.

Un helicóptero de la agencia europea Frontex, que gestiona la cooperación operativa de Europa, se unió al amanecer de ayer a los barcos de la guardia costera griega al norte de Lesbos, donde 240 personas fueron salvadas en las últimas horas.

Pese a las condiciones del tiempo difíciles y las tormentas que se azotaron en el Egeo, miles de personas siguen abandonando Turquía con destino a las cercanas islas griegas, para luego tratar de llegar a Alemania y el norte de Europa a través de la ruta balcánica.

Las imágenes del éxodo muestran médicos y paramédicos asistiendo a los sobrevivientes, extenuados y con frío, protegiéndolos con las mantas térmicas plateadas.

Un total de 4.908 refugiados y migrantes han desembarcado ayer de cuatro transbordadores en el puerto de El Pireo, en Atenas, procedentes de la ciudad de Mitilene, la capital de Lesbos.

Tanto la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han detectado, debido a la proximidad del invierno, el aumento en el número de personas que viajan en las embarcaciones, lo que eleva el potencial riesgo de un accidente.

En lo que va de año el número de refugiados que huyen de las guerras civiles en Medio Oriente y que ha entrado en Grecia ha alcanzado la cifra récord de 502.500 personas.

La ola de refugiados sigue causando muertes