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El gobierno turco llama a un boicot de productos de EE.UU.

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Cambio: ciudadanos turcos ayer en Ankara con dólares antes de pasarlos a la lira, la moneda local. Foto: Reuters

Tensiones entre Estados Unidos y Turquía

En la Casa Blanca emplazan a Erdogan a liberar a un pastor o aplicarán más sanciones a Turquía.

La tensión entre Estados Unidos y Turquía siguió aumentando ayer martes, en medio de amenazas de sanciones por parte del gobierno de Donald Trump y de boicot comercial del lado turco.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan anunció ayer martes que "boicoteará" los productos electrónicos estadounidenses. "Vamos a imponer un boicot a los productos electrónicos de Estados Unidos. Si tienen iPhone, está Samsung por el otro lado, y tenemos nuestro propio Vestel aquí", dijo Erdogan en referencia a una empresa electrónica turca, cuyas acciones subieron un 5%.

El iPhone es el aparato estrella de la marca estadounidense Apple y Samsung es el gigante de la electrónica de Corea del Sur. Los productos de Apple son sin embargo muy utilizados en Turquía, incluso por Erdogan, quien, durante el intento de golpe de Estado de julio de 2016, llamó a sus partidarios a salir a la calle a través de FaceTime, una aplicación desarrollada por Apple.

La crisis diplomática entre Ankara y Washington, aliados en la OTAN, provocó en estos últimos días el hundimiento de la lira turca que se recuperaba en el mercado cambiario ayer martes, pese a las airadas declaraciones de Erdogan contra Estados Unidos.

Después de varios meses de tensiones, las relaciones se complicaron más tras la detención en Turquía del pastor estadounidense Andrew Brunson. Estados Unidos impuso entonces sanciones contra dos ministros turcos y Turquía respondió con medidas similares. Acto seguido, Trump anunció el aumento de las tasas de importación al acero y aluminio turcos.

Las declaraciones de ayer de Erdogan responden a la etiqueta îABDyeReklamVerme ("No hagan publicidad en Estados Unidos") en las redes sociales que se hizo viral el lunes en Turquía. La compañía aérea Turkish Airlines declaró que apoyaba este movimiento.

En este clima, el ministro de Finanzas turco, Berat Albayrak, que es además el yerno de Erdogan, deberá entrevistarse a través de teleconferencia con varios cientos de inversores extranjeros el jueves, según la cadena de noticias NTV.

Además de estos problemas diplomáticos, los economistas ven con preocupación el control sobre la economía de Erdogan, que se reforzó tras su reelección el pasado junio.

Serdar Kiliç, embajador de Turquía en Washington, se reunió el lunes con el asesor nacional de seguridad, John Bolton, lo que demuestra que a pesar de la escalada de declaraciones los aliados siguen buscando una solución a esta crisis.

Erdogan dice que Turquía es blanco de una guerra económica y ha hecho reiterados llamados para que los turcos vendan sus dólares y euros a fin de apuntalar la moneda nacional.

"Junto con nuestro pueblo, nos mantendremos firmes contra el dólar, los precios de la divisa, la inflación y las tasas de interés. Protegeremos nuestra independencia económica al estar unidos", dijo Erdogan a los miembros de su partido AK en un discurso.

Erdogan dijo que su Gobierno ofrecerá más incentivos a las compañías que planean invertir en Turquía y que las empresas no deberían dejarse llevar por la incertidumbre económica. "Si posponemos nuestras inversiones, si convertimos nuestra moneda a divisa extranjera porque hay peligro, entonces nos habremos entregado al enemigo", sostuvo.

Estados Unidos, por su parte, podría tomar nuevas medidas si Turquía se niega a liberar al pastor encarcelado, dijo ayer martes un funcionario de la Casa Blanca. "El Gobierno se mantendrá firme en esto. El presidente está 100% comprometido a traer al pastor Brunson a casa y si no vemos acciones en los próximos días o en una semana, podrían tomarse más medidas", señaló.

Cualquier nueva acción podría devenir en sanciones económicas, sostuvo el funcionario estadounidense, quien agregó: "La presión se mantendrá si no vemos resultados".

La tensión creciente entre Estados Unidos y Turquía preocupó esta semana en varios países con economías emergentes. Entre ellos Argentina. Ayer el presidente Mauricio Macri aseguró que hay que estar "tranquilos" ante la nueva caída del peso argentino frente al dólar de los últimos días.

"No pasa nada, tranquilos", dijo en la Casa Rosada. En los últimos cuatro meses, la divisa argentina se ha devaluado más de un 45%, y alrededor de un 60% en lo que va del año.

El Banco Central apunta a la "coyuntura externa actual", marcada por la política arancelaria de Estados Unidos y la crisis en Turquía como la razón principal de la nueva caída del peso.

Dos clérigos detrás de las tensiones entre Estados Unidos y Turquía

En el centro de las crecientes fricciones entre Estados Unidos y Turquía se encuentran dos religiosos: el estadounidense Andrew Brunson y el turco Fethullah Gülen. Estados Unidos exige a Turquía la liberación de Brunson, detenido desde hace dos años bajo acusaciones de terrorismo. Turquía reclama la extradición de Gülen, exiliado en un pequeño pueblo de las montañas de Pensilvania.

Brunson, pastor evangélico de 50 años, residía desde hace más de 20 años en la ciudad de Izmir, en la costa del Egeo, donde dirigía una pequeña congregación. En 2016 fue acusado de estar relacionado con el golpe de Estado frustrado contra Recep Tayyip Erdogan. El caso Brunson ganó relevancia por el American Center for Law and Justice (ACLJ), un grupo conservador cristiano con importantes lazos con la Casa Blanca, y que cuenta como su principal asesor legal a Jack Sekulow, uno de los abogados de Donald Trump. El ACLJ tiene entre sus baluartes al vicepresidente Mike Pence. Brunson está bajo arresto domiciliario.

Por su lado, Gülen está exiliado desde la década de 1990 en Pensilvania. Gülen, de 77 años, es fundador de una poderosa cofradía con amplia presencia en el mundo de los negocios y los medios de comunicación, conocida como Hizmet (Servicio). El buque insignia del movimiento "gülenista" son academias privadas de apoyo a la enseñanza secundaria. Aunque comenzó como un firme aliado de Erdogan, ambos se distanciaron desde 2013, y tras el fallido golpe de estado de julio de 2016, en el que Gülen niega toda implicación, el Gobierno turco pidió su extradición a Washington.

Según varios medios estadounidenses, Erdogan habría ofrecido un intercambio de Brunson por Gülen, algo a lo que el gobierno de Trump se habría opuesto. EFE

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