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Gina Haspel, la "dama de hierro" de Trump en la CIA

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Respaldo: Trump asistió ayer a la asunción de Gina Haspel. Foto: Reuters

UNA AGENCIA A LA MEDIDA DE TRUMP

Primera mujer en la historia en dirigir la agencia central de inteligencia.

Respaldo: Trump asistió ayer a la asunción de Gina Haspel. Foto: Reuters
VEA EL VIDEO. Foto: Reuters

Gina Haspel (61) se convirtió formalmente ayer lunes en la primera mujer en dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Haspel, quien lleva 33 años en la CIA, ya se desempeñaba como directora interina desde que Mike Pompeo asumió como Secretario de Estado.

Sin embargo, el proceso de confirmación de Haspel en el Senado desató una espectacular controversia por su relación con la aplicación de brutales métodos de tortura por parte de la CIA.

"Estoy apoyada en los hombros de heroínas que nunca buscaron el reconocimiento público, pero sirvieron como inspiración para quienes llegamos más tarde", dijo ayer Haspel en la ceremonia que se realizó en la sede de la CIA.

De acuerdo con la nueva directora de la CIA, "generaciones" de agentes de esa agencia de inteligencia "desafiaron estereotipos, rompieron y abrieron puertas para el resto de nosotros".

En la ceremonia Haspel estaba rodeada por el presidente Donald Trump, Pompeo y el vicepresidente Mike Pence, quien le tomó el juramento.

Trump leyó un breve discurso en que elogió a Haspel, a quien presentó como una persona "dura", pero eludió hacer cualquier referencia al papel que ella desempeño durante la llamada "guerra el terror" en la aplicación de torturas. Durante la denominada "guerra al terror", Haspel era responsable de un centro clandestino de detención administrado por la CIA en Tailandia.

"Tras los atentados del 11-S se pasó los tres siguientes años cazando terroristas sin descanso", resaltó Trump durante la ceremonia de jura del cargo de Haspel.

La audiencia pública que prestó ante el Comité de Inteligencia del Senado en marzo como parte de su proceso de confirmación se tornó un verdadero escándalo, ya que en esa oportunidad Haspel se negó a condenar el uso de torturas y siquiera aceptó considerar si la aplicación era inmoral.

Haspel apenas se refirió a un "programa de detención e interrogatorios", nombre formal con que la comunidad de inteligencia estadounidense legalizó el uso de tormentos que posteriormente el propio Senado consideró como torturas.

El nombre de Haspel saltó a las portadas por primera vez en febrero de 2017, cuando la web de investigación ProPublica publicó un artículo en el que acusaba a la agente de haber supervisado las torturas sufridas por los presuntos terroristas de Al Qaeda Abu Zubaydah y Abd al Rahim al Nashiri.

Abu Zubaida fue interrogado antes de que Haspel se hiciera cargo de la cárcel y fue sometido 83 veces a la técnica de ahogamiento simulado, que consiste en verter agua sobre el rostro cubierto con una tela para provocar la sensación de asfixia al interrogado. Mientras tanto, con Haspel ya al frente de la cárcel de Tailandia, al Nashiri sufrió tres veces esa práctica, según informes hechos públicos por el Congreso.

La CIA cerró la prisión de Tailandia en 2002 y Haspel pasó a trabajar para José Rodríguez, director de los Servicios Clandestinos de la agencia de inteligencia. En 2005, a petición de Haspel y sin el visto bueno de la Casa Blanca, Rodríguez ordenó la destrucción de las 92 cintas de video en las que se documentaron las torturas. Ante estos episodios, la agente ha tenido que asegurar en diversas ocasiones a los legisladores que no volvería a respaldar una práctica similar estando al frente de la CIA, lo que dilató su confirmación.

Esta situación llevó en las últimas semanas tanto a la Casa Blanca como a la propia CIA a iniciar una campaña de lavado de imagen cuyos frutos fueron recogidos por el Gobierno el pasado jueves, cuando Haspel fue finalmente confirmada por el Senado, con 54 votos a favor y 45 en contra.

"Vives la CIA, respiras la CIA y ahora dirigirás la CIA", le dijo Trump directamente a Haspel durante la ceremonia, instantes antes de asegurar que "no hay nadie mejor cualificado para el puesto" en todo el país.

Tampoco Haspel evitó referirse a su pasado, que tras 33 años de carrera en la institución no deja de ser también el pasado de la propia agencia que en 2017 celebró su 70 aniversario. "Nuestro reto es ser siempre los mejores, no podemos dormirnos en los laureles. Debemos aprender del pasado, pero no podemos vivir en el pasado", sostuvo Haspel.

Hace cuatro años el entonces presidente Barack Obama reconoció que Estados Unidos había cometido actos de tortura después de los atentados del 11 de Septiembre de 2001, lo que fue calificado por el mandatario de "error". En este sentido, la dedicación de Haspel a la agencia de inteligencia es innegable e incluso le valió numerosos reconocimientos a su trayectoria profesional, como la medalla de Inteligencia al Mérito Civil o el premio George H.W. Bush a la Excelencia en Labores de Contraterrorismo.

Toda la ira de Trump contra un exdirector

Donald Trump elevó ayer el tono en su enfrentamiento con sectores del área del inteligencia y el FBI, por su rol en la investigación sobre la alegada colusión con Rusia durante la campaña de 2016. El nuevo objeto de la ira del mandatario fue John Brennan, exdirector de la CIA, al que Trump responsabilizó por iniciar lo que denominó un "asesinato político" al lanzar las primeras sospechas sobre Rusia. "Brennan está en pánico. Se ha deshonrado a sí mismo, ha deshonrado al país y ha deshonrado a toda la comunidad de inteligencia", escribió Trump en Twitter sobre el que fuera director de la CIA entre 2013 y 2017.

Sanciones y condiciones a Irán para forzar nuevo acuerdo nuclear

Estados Unidos impuso ayer doce drásticas condiciones para llegar a un nuevo acuerdo con Irán sobre sus programas nuclear, y advirtió que hasta entonces le impondrá sanciones "sin precedentes". En su primer discurso sobre política exterior, el secretario de Estado Mike Pompeo, ex director de la CIA, enumeró una serie de duras exigencias a Teherán que algunos analistas interpretaron como una señal de que el objetivo real de Washington no es llegar a un nuevo acuerdo, sino presionar por un cambio de régimen en Irán. "Irán no tendrá nunca más carta blanca para dominar Oriente Medio", garantizó Pompeo en su discurso en el centro de estudios Heritage Foundation. Entre las condiciones, está que Irán debe declarar las anteriores dimensiones militares de su programa atómico, y abandonar ese trabajo permanentemente y de forma verificable.

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