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Fujimori: muerte y resurrección

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En Latinoamérica, como en la naturaleza, nada se pierde, todo se transforma. Lo muestra el fujimorismo, ganando la primera vuelta de las elecciones presidenciales del Perú.

La caída del expresidente Alberto Fujimori fue tan patética, que nadie habría imaginado que de los escombros de aquel régimen truculento y corrupto podría surgir un nuevo liderazgo portando el mismo apellido.

La masacre de La Cantuta y otros actos represivos, los "vladivideos" en los que el siniestro Vladimiro Montesinos, mano derecha del presidente, sobornaba a unos y cobraba sobornos de otros, se sumaban explosivamente para una derrota electoral que Fujimori intento revertir con un fraude descomunal.

La trampa había sido tan burda que, en medio de un escándalo, produjo la caída del líder que, en 1992, había cerrado el Congreso.

Fue entonces cuando Perú y Latinoamérica presenciaron una de las escenas más bochornosas de la historia: Fujimori huyó del país y envió su renuncia por fax desde Japón.

Luego se sumaron otras postales devastadoras. El atribulado retorno vía Chile y el juicio que mostró detalles de brutales violaciones a los derechos humanos y en los que el dictador caído intentaba dar lástima actuando de moribundo.

Semejante final hacía inimaginable un resurgir del fujimorismo. Sin embargo, Keiko lo rescató de entre los escombros del derrumbe.

La hija de Fujimori empezó a foguearse cuando este hizo con su esposa, Susana Higuchi, lo mismo que el argentino Carlos Menem había hecho con la suya: echarla de un modo impresentable.

Pero aquella primera dama adolescente luego transitó un camino propio, graduándose en Estados Unidos y regresando al Perú para refundar el partido Cambio 90, ahora con el nombre de Fuerza Popular.

En la elección anterior, rozó el 49 por ciento. La pregunta es si el liberal Pedro Kuczynski sumará a los votos nacionalistas e izquierdistas del mismo modo que Ollanta Humala sumó los votos de los liberales y de la izquierda para vencer a Keiko en el 2011.

Para el actual presidente, hijo del ideólogo de izquierda Isaac Humala, fue fácil sumar los votos liberales a los votos nacionalistas e izquierdistas, porque el archienemigo del fujimorismo, Mario Vargas Llosa, le expresó públicamente su apoyo.

No está claro quién ganará el balotaje pero, incluso si ganara Keiko, difícilmente altere el rumbo económico iniciado por Alejandro Toledo.

Si sus dos sucesores, Alan García y Ollanta Humala, renegaron de las posiciones que representaban para mantener la economía de mercado que dio al Perú un inédito crecimiento, es poco probable que abandone esa senda la líder del neofujimorismo en un hipotético triunfo electoral.

LA BITÁCORA

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