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Los fuertes y los débiles del 2017

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LA BITÁCORA

De los líderes de las principales potencias, sólo Xi Jinping y Vladimir Putin tienen garantizado más poder interno y más protagonismo internacional.

Angela Merkel comenzará el año buscando una "Gran Coalición" con los cada vez más reacios socialdemócratas, porque a la última elección en Alemania la ganó sin los votos suficientes y, a renglón seguido, fracasó en conseguir el respaldo de liberales y ecologistas. Theresa May tomó riesgo innecesario adelantando un comicio en el que los conservadores perdieron la mayoría que tenían y necesitaban para sacar al Reino Unido del laberinto en el que lo extravió el Brexit. Y Emmanuel Macrón logró impedir que la extrema derecha gobierne Francia, pero su popularidad se desmoronó en tiempo récord. Paralelamente, en la principal potencia de Occidente, Donald Trump se convertía en el presidente más cuestionado, controvertido y denunciado de la historia.

Trump atravesó el 2017 debilitándose a la sombra de graves acusaciones (el Rusia-gate y denuncias de abusos sexuales), y de los escándalos y estropicios que genera permanentemente. La contracara de la deriva del jefe de la Casa Blanca, es su presunto mentor: el jefe del Kremlin.

Vladimir Putin fortaleció la proyección internacional de Rusia con una participación triunfal en la guerra civil de Siria, donde logró la supervivencia del régimen alauita encabezado por Bashar al Asad, que entre 2014 y 2016 parecía derrotado.

En el plano interno, Putin fortaleció su liderazgo y cuando sea reelecto en las elecciones de 2018, superará el record de Leonidas Brezniev en permanencia en el poder y sólo quedará por debajo de Stalin.

En realidad, Putin es el verdadero dueño del poder desde que Boris Yeltsin lo convirtió en primer ministro; y retuvo el control total cuando regresó a ese cargo, dejando la presidencia en manos de su leal colaborador Dmitri Medvedev.

También sumó poder el líder chino. En el IX Congreso del Partido Comunista, Xi Jinping hizo que su visión sobre el presente y el futuro del "socialismo" de China se incorporara a la constitución de esa fuerza política, que equivale al Estado chino. De este modo, Xi se colocó en un altar donde sólo figuran Mao Tse-tung y Deng Xiaoping, por lo tanto es de esperar que su paso por el poder se extienda más allá de los diez años que cumplieron sus antecesores Hu Jintao y Jiang Zeming.

Los líderes de dos autocracias, una con ropaje democrático, Rusia, y otra conducida por una eficaz burocracia, China, se empoderaron en el año que concluye y encontrarán, en el que comienza, a Europa y Estados Unidos con liderazgos debilitados.

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