Instantes con marcas que quedarán para siempre

La fotografía acompaña desde hace una buena cantidad de años la vida cotidiana de las personas. Están las publicitarias, las de modelos, las de eventos; las hay de la familia de vacaciones, también de comida. Y están estas, las que son difíciles de olvidar.

NICOLÁS PEREYRA

VEA LA FOTOGALERÍA. Foto: Juan Medina / Reuters

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El sentimiento es el mismo en el Mar Mediterráneo, pasa por el estrecho de Gibraltar, y luego pega con fuerza en la ciudad Hidalgo, a un padre y su hijo que intentan llegar a algo que tampoco saben bien qué es. Se deja ver en los rostros: inconfundible, doloroso, incómodo; es el miedo. Todos tienen miedo. Los que se van, los que los lloran, los que los esperan, los que los extrañan.

Así de fuertes son las imágenes de este trayecto. Desde la niña que llora por su madre detenida por la policía fronteriza de Mc Allen, Texas, hasta el reflejo de los rostros cabizbajos en un charco, arrastrando todas sus penas en algún lugar de Tijuana. Así de fuerte es la fotografía.

Elegí estas, pero podrían haber sido otras y aun así íbamos a tenerlo: el miedo iba a estar allí.

Para las agencias internacionales de noticias, la migración fue el tema central del año. Líderes internacionales toman posiciones radicales, las personas se siguen moviendo, los problemas siguen existiendo.

Una vez, de muy chico, llegó a mis manos una revista cuya fotografía de páginas centrales exhibía a un guerrillero africano de no más 12 años, con una ametralladora más grande que él, gritándole a la cámara con una violencia en sus ojos que me impresionó. Nunca más la vi, pero nunca más la olvidé.

Por imágenes como esas decidí que quería ser fotógrafo. Tal vez estas sean imágenes que mañana usted no recuerde, pero hay algo en ellas que me hicieron volver y volver a observarlas. Y seguramente no las olvide fácilmente.