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FBI investiga al yerno de Trump por el Rusiagate

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Kushner en Ivanka esta semana recorriendo el Panteón de Roma. Foto: EFE
ROM103.- ROMA (ITALIA), 24/05/2017.- La hija y asistente del presidente de EEUU, Donald Trump, Ivanka Trump, y su esposo, el consejero de la Casa Blanca, Jared Kushner, vsita el Panteón en el centro de Roma, Italia, hoy miércoles 24 de mayo de 2017. EFE/MASSIMO PERCOSSI
MASSIMO PERCOSSI/EFE

Reuniones con funcionarios rusos antes de las elecciones.

Jared Kushner, el influyente yerno y asesor del presidente Donald Trump, está bajo la lupa del FBI en el marco de la investigación por la injerencia de Rusia en las elecciones del año pasado en Estados Unidos.

Según el diario Washington Post, las investigaciones "se concentran en una serie de reuniones" de Kushner con funcionarios rusos. El Post ya había informado la semana pasada que un alto funcionario de la Casa Blanca cercano a Trump estaba en el foco del FBI, aunque no citó a Kushner en ese momento.

En tanto, la red de televisión NBC mencionó que Kushner "posee información importante", aunque no pesen sobre él sospechas por eventuales actos delictivos en materia de seguridad.

Empresario de 36 años, casado con Ivanka Trump y uno de los más próximos asesores del presidente en materia de política externa, Kushner mantuvo reuniones en 2016 con el embajador ruso en Washington, Sergei Kisliak, y con Sergei Gorkov, presidente del banco público ruso Vnesheconombank, objeto de sanciones estadounidenses desde 2014 a raíz del conflicto en Ucrania.

La abogada de Kushner, Jamie Gorelik, anunció que el yerno del presidente estaba listo "voluntariamente a compartir sus informaciones con el Congreso sobre esas reuniones, y hará lo mismo con cualquier otra investigación". Gorelik se refería al acuerdo al que llegó Kushner para testificar ante el Comité de Inteligencia del Senado.

Las sospechas sobre la injerencia rusa estallaron en plena campaña electoral del año pasado cuando piratas informáticos invadieron la base de datos del Partido Demócrata. El caso se tornó un escándalo cuando se divulgaron en WikiLeaks miles de correos electrónicos reservados del comité de campaña de Hillary Clinton.

Finalmente, a inicios de enero de este año, altos funcionarios de inteligencia estadounidense expresaron en un informe un elevado grado de seguridad de que Rusia había ayudado a Trump a ganar las elecciones.

Ya durante la campaña el comité de Trump había tenido que deshacerse de su jefe de estrategia, Paul Manafort, precisamente por sus lazos comerciales con Rusia.

El nudo de la polémica es saber si el comité de Trump fue cómplice de esos esfuerzos rusos o si solo se benefició inadvertidamente.

Después de que Trump asumiera el poder, el caso motivó el despido del asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, por haber ocultado a la Casa Blanca sus contactos con el embajador ruso Kisliak antes de asumir sus funciones.

También motivó el despido del director del FBI, James Comey, quien aseguró en un memorando interno que Trump trató de disuadirlo para "dejar en paz a Flynn".

Flynn, acusado de haber recibido pagos no declarados de entidades rusas, invocó a principios de esta semana su derecho al silencio, negándose a facilitar documentos sobre sus vínculos con Rusia ante un comité del Congreso.

Comey, sin embargo, aceptó una invitación del Senado para una audiencia la próxima semana para discutir su despido. La única condición que puso es que la reunión sea de carácter público.

A raíz de sus numerosos contactos con funcionarios rusos durante la campaña, hasta el Fiscal General, el ultraconservador Jeff Sessions, se declaró públicamente impedido de participar de la investigación.

El espectacular escándalo llevó al Departamento de Justicia a nombrar un Investigador Especial, un recurso que se utiliza en Estados Unidos únicamente en casos de extrema sensibilidad que puede afectar la institucionalidad. En este caso, la responsabilidad recayó sobre Robert Mueller, quien fue director del FBI durante más de una década y es una figura que goza del intachable respeto tanto de republicanos como demócratas.

Espionaje global.

La campaña de desinformación y espionaje de Rusia ha impactado a cientos de organizaciones e individuos en al menos 39 países, junto con organismos como la ONU y la OTAN. Un reporte del Citizen Lab de la universidad de Toronto reveló la existencia de "una gran campaña de desinformación y de espionaje cibernético con cientos de objetivos en el gobierno, la industria, el ejército y la sociedad civil", dijo el investigador Ronald Deibert.

Los hallazgos sugieren que los ataques cibernéticos a la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2016, fueron solo la punta del iceberg.

Analizan endurecer sanciones a Rusia.

EE.UU. descarta reducir las sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania y podría incluso endurecerlas, afirmó ayer viernes la Casa Blanca. "No vamos a reducir nuestras sanciones contra Rusia", declaró Gary Cohn, el máximo asesor económico del presidente Donald Trump, ante la prensa en la cumbre del G7 en Sicilia. "En todo caso, nos plantearemos probablemente ser más duros con Rusia", añadió. La UE y EE.UU. impusieron sanciones a Moscú en 2014, después de que Rusia se anexionara la península ucraniana de Crimea.

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Kushner en Ivanka esta semana recorriendo el Panteón de Roma. Foto: EFE

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