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Extrema derecha avanza en parlamentos de la UE

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El partido de extrema derecha que sorprendió en Andalucía, ingresó ahora al Parlamento español con al menos 24 bancas. Foto: AFP.

ELECCIONES EN ESPAÑA

Se están agrupando para las elecciones europeas de mayo.

Tras la irrupción ayer domingo de Vox en el Parlamento español, Portugal, Irlanda, Luxemburgo y Malta son los únicos cuatro países de la Unión Europea (UE) donde la extrema derecha no ha surgido con fuerza.

Con más del 90% de los votos escrutados, Vox conseguía anoche 24 escaños en el Congreso de los Diputados, en virtud a los 2,5 millones de votos logrados, lo que supone el 10,24% del electorado, y le consagra como la quinta fuerza política de la Cámara Baja.

Con Vox en el Parlamento español -uno de los países de mayor peso de la UE-, la heterogénea extrema derecha europea está ya presente en la casi totalidad de los veintisiete parlamentos nacionales.

La conjunción de la crisis económica, las migraciones, el descrédito de la política o la desconfianza en las instituciones han contribuido al resurgimiento de la derecha radical y populista, que ha prendido como la pólvora en el continente, incluso en Alemania, que estuvo sin extrema derecha desde la II Guerra Mundial y que vio cómo en 2017 entraba en el Bundestag.

Además, ya sea en solitario o en coalición, la extrema derecha o la tradicional con derivas xenófobas y populistas ha logrado el asalto al poder en nueve países de la UE.

Gobierna en solitario en Polonia, Hungría y República Checa; y en coalición en Italia, Austria, Finlandia, Letonia, Eslovaquia y Bulgaria. En Dinamarca, el Partido Popular Danés da apoyo puntual al Gobierno del liberal Lars Rasmussen.

Sin olvidar que peleó fuerte por el poder en otros países como Francia u Holanda, países de larga tradición europeista.

Los partidos bajo la denominación de extrema derecha son muy heterogéneos, ya que incluye desde populistas, nacionalistas, ultraconservadores e incluso neonazis.

Entre sus grandes representantes está Marine Le Pen (Reeagrupación Nacional, RN), en Francia, quien se coló en la segunda vuelta de las últimas presidenciales, aunque sucumbió frente a Enmanuel Macron.

En Italia, Matteo Salvini, vicepresidente, ministro del Interior y líder de la Liga, logró alcanzar el poder gracias a su alianza con el Movimiento 5 Estrellas; y desde esa plataforma y con un intenso dominio de la redes sociales se ha alzado como figura clave.

En Holanda, el jefe del Partido de la Libertad (PVV), Geert Wilders, que había prometido que sacaría a su país de la UE si gobernaba, logró 20 escaños en 2017.

En Hungría, Viktor Orban, con su partido Fidesz, gobierna desde 2010. De su mano va Jobbik, un partido neofascista, de estética paramilitar y xenófono. Aunque pertenece a la familia del Partido Popular Europeo (PPE), Orban decidirá después de las elecciones de mayo si sigue en él o no, ya que ha recibido críticas por sus polémicas reformas en el sistema educativo y judicial, así como a las restricciones al trabajo de las ONG con los inmigrantes.

En Polonia, el partido de Jaroslaw Kaczynski, Ley y Justicia (PiS), gobierna en solitario desde 2015.

En Austria, el partido ultranacionalista y xenófobo de Heinz-Christian Strache, Partido de la Libertad (FPÖ), es la tercera fuerza, está en el gobierno con el Partido Popular austríaco (ÖVP) y dirige los Ministerios de Exteriores, Defensa e Interior.

En la República Checa, el millonario Andrej Babis, líder de la populista Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO), y sobre quien pesan sospechas de fraude con fondos comunitarios, gobierna en solitario con el apoyo de euroecepticos.

Hasta ahora considerados marginales, los partidos de extrema derecha tienen su mira puesta en las elecciones europeas de finales de mayo. El pasado jueves, partidos nacionalistas y xenófobos se reunieron en Praga para escenificar su alianza.

Encabezados por la francesa Marine Le Pen, el italiano Matteo Salvini y el holandés Geert Wilders, el grupo quiere propulsar la alianza Movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades para convertirse en una de las principales fuerzas de la Eurocámara.

También estuvieron en Praga los líderes del partido racista belga Vlaams Belang y del búlgaro Volya. Y el anfitrión fue el checo Tomio Okamura, líder del partido Libertad y Democracia Directa (SPD), que aboga por la salida de la República Checa de la UE.

Esta alianza urdida por el estadounidense Steve Bannon, ex estratega electoral de Donald Trump en Estados Unidos, espera sumar en sus filas al húngaro Orban y al polaco Kaczynski, que ahora integran otros grupos políticos.

Unos días antes, a principios de abril, la AfD alemana, de Joerg Mauthen, y sus homólogos del Partido Popular de Dinamarca, Anders Vistisen, y del Partido de los Verdaderos Finlandeses, Olli Kotro, escenificaron su futura cooperación en Milán junto a Salvini para “cambiar Europa”.

Pese a estar invitado, Vox no asistió a la cita.

Según las proyecciones del Parlamento Europeo, basadas en encuestas nacionales, el movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades (ENF) se situaría como cuarta fuerza en la Eurocámara tras populares y socialdemócratas que perderían la mayoría absoluta y necesitarían a los liberales para alcanzarla.

La derecha marginal que resucita

Fustigando por igual a los “traidores de España” y a la “derechita cobarde”, Santiago Abascal (43) consiguió al frente de Vox resucitar a una extrema derecha marginal desde el fin de la dictadura franquista en 1975. “Bienvenidos a la resistencia”, lanzó el fundador hace cinco años de Vox junto a otros desencantados del Partido Popular (PP). Vox se convirtió en la quinta fuerza política de España al conseguir 24 escaños de 350 en la Cámara baja, que había tenido hasta ahora un solo diputado de extrema derecha en 40 años de democracia.

Su primer éxito electoral fue en Andalucía en diciembre con 11% de los votos. Prohibir partidos independentistas y abolir la ley contra la violencia de género, son algunos de sus postulados.

MÁS

Inestabilidad política crónica

- Las elecciones del 20 de diciembre de 2015 marcaron el fin del bipartidismo entre el PP y el PSOE. La izquierda radical de Podemos y Ciudadanos entraron con fuerza en un Parlamento fraccionado como nunca desde el fin de la dictadura de Franco. El PP no logra formar gobierno y convoca a elecciones el 26 de junio de 2016. Gana, pero el bloqueo persiste.

- Mariano Rajoy (PP) es reinvestido el 29 de octubre de 2017 como presidente gracias a los votos de Ciudadanos y la abstención de una parte de los socialistas, que habían defenestrado poco antes a su jefe, Pedro Sánchez. En el gobierno, Rajoy logró hacer aprobar sus presupuestos, al precio de otorgar amplias concesiones a los nacionalistas vascos y a los regionalistas de las islas Canarias.

- El 24 de mayo de 2018, el PP es condenado en un megaproceso por corrupción. Sánchez presenta una moción de censura contra Rajoy. Triunfa el 1 de junio y se corona como presidente, gracias a Podemos, los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes, furiosos con Rajoy.

- Sánchez presentó un presupuesto negociado con Podemos, con la esperanza de agotar la legislatura en junio de 2020. Pero fracasan las negociaciones con los independentistas catalanes, que reclaman un referéndum de autodeterminación inaceptable para Sánchez.

- El paisaje se complicó aún más con la irrupción de una quinta fuerza, el partido de extrema derecha Vox, que irrumpirá pisando fuerte en el Congreso de los Diputados. Sánchez está obligado a tejer alianzas para gobernar. A menos que el PP, Ciudadanos y Vox sumen una mayoría y desplacen del poder a los socialistas, como ya hicieron en enero en la región de Andalucía.

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