COLOMBIA

La Corte Suprema de Colombia ordenó ayer martes la detención del expresidente y senador Álvaro Uribe, el político más influyente el país, en el marco del proceso que le sigue por manipulación de testigos contra un opositor.

“La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria”, escribió Uribe en su cuenta de Twitter.

Los medios colombianos dijeron que Uribe -jefe del partido en el poder y mentor del presidente Iván Duque- cumplirá arresto domiciliario preventivo y no deberá ir a una cárcel.

Uribe, de 68 años y con un sólido apoyo popular tras su política de mano dura contra las guerrillas, podría responder por soborno y fraude procesal, delitos que son castigados con un promedio de ocho años de cárcel.

En 2012 Uribe presentó una denuncia contra el senador de izquierda Iván Cepeda por un supuesto complot en su contra apoyado en testimonios falsos.

El expresidente sostiene que Cepeda contactó a exparamilitares presos para que lo involucraran en actividades criminales de los grupos de ultraderecha que combatieron a las guerrillas izquierdistas. Pero la Corte se abstuvo de enjuiciar a Cepeda y en cambio decidió abrir en 2018 la investigación contra el exmandatario bajo la misma sospecha: manipular testigos contra su opositor.

Además de este expediente, Uribe está vinculado a más investigaciones por presuntos delitos penales relacionados con el largo conflicto colombiano.

Abrumado por la crisis desatada por la pandemia y en vísperas de completar dos años en el poder, el presidente Duque ha defendido a capa y espada al ex jefe de Estado. “Soy un creyente, he sido un creyente y seré siempre un creyente de la inocencia de Álvaro Uribe Vélez”, ha repetido Duque.

Los seguidores del gobierno consideran injusto que Uribe termine preso mientras sus enemigos, los exjefes de las FARC, responden en libertad frente a la justicia de paz creada para sancionar los delitos más atroces cometidos en el curso del conflicto colombiano.

Uribe se une a otros expresidentes de América Latina que terminaron implicados en procesos judiciales y en la cárcel, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el peruano Alberto Fujimori o el ecuatoriano Rafael Correa.

“En mi designio de vida está combatir la infamia, desde la libertad o desde la cárcel. Que se sepa toda la verdad sobre estos hechos”, dijo recientemente Uribe. “Yo soy un hombre de honor y por eso quiero que se conozca toda la verdad”.

Con la detención de Uribe, el partido Centro Democrático pierde a su principal líder en el Congreso, donde Duque busca impulsar reformas económicas y sociales para aliviar los estragos de la pandemia del coronavirus. Este partido tiene 51 de las 280 bancas del parlamento y necesita alianzas para impulsar su agenda.

El director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, dijo a EFE que la orden judicial para que Uribe sea detenido “habla bien de la democracia colombiana” y muestra que “todos son iguales ante la ley”.

“El hecho de que una sala del máximo tribunal de Colombia tenga el coraje de tomar una decisión de esta naturaleza, creo que habla muy bien de la democracia colombiana”, afirmó Vivanco.

Calificó de “magnífica” la decisión de la Corte y consideró que hoy es un “día para celebrar” porque muestra el “progreso” que ha hecho Colombia para fortalecer su Estado de Derecho y preservar el principio de igualdad ante la ley.