El Senado brasileño aprobó ayer miércoles la designación para la Corte Suprema de Alexandre de Moraes, exministro de Justicia del presidente Michel Temer, en momentos en que el máximo tribunal examina acusaciones contra políticos por el escándalo Petrobras.
El ingreso de este verborrágico y polémico jurista de 48 años al Supremo Tribunal Federal (STF) motivó cruces con legisladores de la oposición y despertó suspicacias, en la antesala de lo que se espera sea una nueva ola de acusaciones por el escándalo de corrupción en la petrolera estatal, que se extiende por tres continentes.
"Está aprobada la designación de Alexandre de Moraes al STF", dijo el presidente del Senado, Eunicio Oliveira —del partido PMDB de Temer—, tras leer el resultado de 55 votos a favor y 13 en contra, sin abstenciones.
El martes, De Moraes respondió cuestionamientos en la comisión de Constitución y Justicia del Senado durante más de once horas, enfocadas en su filiación con el partido de centroderecha PSDB y sobre su imparcialidad cuando deba juzgar los multimillonarios desvíos de Petrobras, que salpicaron a Temer y a algunos de sus asesores. "Actuaré con absoluta independencia, absoluta imparcialidad", dijo.
De Moraes ocupará el asiento que quedó vacante por la muerte en un siniestro aéreo de Teori Zavascki, que tramitaba los casos de políticos con fuero privilegiado de la Operación Lava Jato. Pero De Moraes no se hará cargo de esos expedientes, que por sorteo quedaron en manos del juez Edson Fachin.
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