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Escenario radicalmente nuevo

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Donald Trump. Foto: AFP

Análisis

El presidente Donald Trump se despertó ayer y encontró un ambiente político radicalmente nuevo al enfrentar la perspectiva de una guerra entre partidos.

La Cámara de Representantes, con mayoría del Partido Demócrata desde enero próximo, tiene el poder de exigirle la presentación de determinados documentos y de bloquear sus propuestas legislativas.

Combativo por naturaleza, feliz de enfrentar una pelea, el presidente ahora deberá optar entre escalar el conflicto que ha dividido a Washington en los últimos años o buscar la conciliación que rara vez ha marcado su presidencia.

Después de librar una campaña divisionista y cargada de aspectos raciales, Trump da señales de suavizar el tono para enfocar el futuro, aunque los gestos anteriores para trabajar con la oposición nunca duraron. Debido a que su partido deja de dominar todos los mecanismos del poder en Washington, el presidente ya no puede eludir a la oposición si quiere que sus prioridades se conviertan en leyes.

Quizás tan importante como eso, es que deja de tener la mayoría republicana que lo proteja de las investigaciones sobre diversidad de temas que los demócratas están ansiosos de examinar. La nueva Cámara de Representantes puede presionar con más profundidad en sus asuntos personales y políticos, exigiendo que revele las declaraciones de impuestos que mantiene en secreto, buceando más a fondo en cualquier tipo de vínculo que tenga con Rusia y explorando conflictos de intereses.

En una postura extrema, la cámara hasta podría plantear una amenaza de juicio político contra el presidente, dependiendo de los resultados de la investigación que realiza el fiscal especial, Robert S. Mueller, aunque los líderes partidarios recelan de dar ese paso.

Cómo el presidente calibre la situación quedará en claro a medida que modifique su gabinete y decida si fuerza un enfrentamiento con el Congreso actual por los fondos para su prometido muro a lo largo de la frontera con México. Es improbable que logre la aprobación para esos fondos cuando los demócratas tomen las riendas de Diputados.

Pero, Trump es una figura política más flexible que muchas otras, capaz de cambiar de posición sin preocuparse de parecer inconsistente. Por tanto, en teoría, podría decidir trabajar con los demócratas aún a riesgo de enfurecer a sus correligionarios republicanos. Es el mismo presidente que pasó de amenazar al líder de Corea del Norte con la guerra nuclear a declarar que los dos se quieren, por lo que podría reubicarse como negociador con los demócratas. También retiene el poder de fijar la política exterior como lo hicieron otros presidentes durante tiempos de choques con el Congreso.

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