“El lento descenso a los infierno”, definió la situación un funcionario de la ONU.?
El éxodo de civiles se intensifica en la ciudad de Alepo, abandonada por más de 50.000 habitantes en cuatro días, mientras al menos 26 personas murieron ayer miércoles víctimas de la artillería de las fuerzas del régimen sirio.
El “lento descenso a los infiernos” del este de Alepo, según un responsable de la ONU, fue el tema central de una reunión urgente del Consejo de Seguridad ayer miércoles en Nueva York.
Sitiados desde hace cuatro meses, desprovistos de comida, de medicamentos y de electricidad, cada vez más habitantes del este de Alepo huyen de los combates terrestres, el fuego de artillería y los incesantes bombardeos aéreos.
Ayer nuevos disparos de artillería provocaron la muerte de 26 personas, incluidos siete niños.
Cementerio gigante
Un alto funcionario de la ONU alertó el miércoles al Consejo de Seguridad que si no logra romper el sitio en Alepo, los residentes de la ciudad siria corren el riesgo de ser exterminados.
"Por razones humanitarias llamamos -rogamos- a las partes y a quienes tienen influencia que hagan todo lo que esté a su alcance para proteger a los civiles y se permita el acceso a la parte sitiada del este de Alepo antes de que se convierta en un gigantesco cementerio", dijo Stephen O'Brien, el subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios.
Al dirigirse a una sesión especial del Consejo de Seguridad por videoconferencia desde Londres, O'Brien dijo que el tiempo apremia a medida que se acerca el invierno.
Los residentes se han visto obligados a hurgar en la basura por alimento, los hospitales no están funcionando tras reiterados bombardeos, y solo desde el sábado unas 25.000 personas han huido de la zona este Alepo, dijo O'Brien.
Agregó que los convoyes de ayuda humanitaria estaban listos para salir desde Turquía y el oeste de Alepo, pero que pare ello se necesita poner fin al sitio y proteger a los civiles.
"Estas demandas no son nuevas ni complicadas, son gestos comunes de humanidad que todos tenemos la responsabilidad de apoyar", afirmó.
"Aquellos que no pueden o no quieren honrar sus obligaciones básicas deberían saber que algún día van a ser responsabilizados por sus acciones", agregó.
La zona este de Alepo ha sido un bastión clave de los rebeldes desde 2012, y las fuerzas del gobierno están determinadas a quitarles el control.
Más de 250.000 personas vivían en la zona este de Alepo cuando el gobierno montó un sitio cuatro meses atrás.
El presidente sirio Bashar al Asad cuenta con el respaldo tanto diplomático como militar de Rusia.
O'Brien dijo que persistentemente le preguntan "¿por qué diablos el Consejo de Seguridad no puede unirse para poner fin a este sufrimiento?"
VIDEOAFP