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Embates del despecho

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El divorcio de la fiscal general Luisa Ortega con el gobierno de Nicolás Maduro ha abierto una herida de dolor en el chavismo, que intenta hacer todo para borrar hasta el recuerdo de esa relación.

Hace poco más de dos años que Ortega juraba ante Diosdado Cabello, entonces presidente del Parlamento, como fiscal general para su segundo periodo entre los aplausos de pie de la Cámara, controlada por el chavismo, y los brazos cruzados de los opositores.

Ortega es la misma fiscal general que llevó los casos de responsabilidad penal en contra de centenares de opositores durante las protestas de 2014, entre ellos el que llevó a Leopoldo López a una condena de casi 14 años de prisión. Entonces todo parecía bien en el orden de cosas chavista.

No pasó mucho tiempo para que el poderoso Diosdado Cabello pidiera "perdón" por aquella decisión que la convirtió en fiscal hasta el 2021 y calificase a la funcionaria de "indigna".

El diputado Pedro Carreño, jefe de la fracción oficialista, asegura ahora que la jurista sufre de "insania mental", y adelantó que pedirá una junta médica al Supremo para evaluarla. La máxima corte, por su parte, ha decidido ventilar ahora el caso del uso de un avión privado en poder de la Fiscalía en calidad de "aseguramiento". El esposo de la fiscal tampoco se ha librado de las descargas. Hace menos de una semana la ministra de Servicios Penitenciarios, la chavista Iris Valera, reveló una supuesta relación con el caso de los papeles de Panamá, un señalamiento del que el oficialismo no había hablado hasta ahora.

Y hasta el vicepresidente Tareck el Aissami ha puesto fecha a la salida de la fiscal, en 47 días, una vez que la Asamblea Constituyente sea electa y tenga la facultad de dictar decisiones por encima de cualquier otro poder del Estado.

El vicepresidente reveló además una tesis que maneja el gobierno de Maduro para explicarse los movimientos de la fiscal y que atribuye a Ortega la pretensión de erigirse en líder de una eventual transición.

Sus comparecencias públicas ya no se retransmiten por la televisión estatal que, por el contrario, dedica amplio espacio a opiniones que denostan el papel de Ortega en la crisis venezolana.

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