LA CRISIS EN VENEZUELA

El régimen denuncia una “conspiración” desde la Casa Blanca en complicidad con sectores de la oposición.

En Venezuela el hartazgo de la gente con el régimen de Nicolás Maduro es tan fuerte, que ya no creen en el poder del voto para cambiar las cosas. Y esto se reflejó en las elecciones municipales de ayer domingo, en las que se renovaron 2.459 concejales en todo el país.

Los principales partidos de oposición no concurrieron a esta elección, como lo hicieron en los comicios de mayo en los que Maduro ganó la cuestionada reelección.

Desde entonces, Maduro viene hablando un “complot” o “conspiración” orquestada por Estados Unidos para sacarlo del gobierno.

Ayer, tras sufragar en Caracas, Maduro dijo que en los próximos días ofrecería “detalles y datos de la conspiración que viene de la Casa Blanca”.

“Hoy está en marcha, y lo coordinan directamente de la Casa Blanca, un intento por perturbar la vida democrática de Venezuela y por intentar un golpe de Estado”, agregó en una declaración y en la que preguntó en varias ocasiones sobre cómo iba el partido final de la Copa Libertadores entre Boca y River en Madrid.

“Una parte de la oposición apuesta al voto, (pero) otra parte apuesta a la aventura golpista y está esperando que llegue del norte (Estados Unidos) un golpe de Estado, una invasión para ellos llegar al poder”, dijo Maduro.

“Eso pienso yo, porque si no participan en las elecciones y hacen política ¿Cómo van a llegar al poder?”, cuestionó.

Los dichos de Maduro iban dirigidos a dos de los principales partidos opositores de Venezuela, Primero Justicia -del dos veces candidato a la Presidencia Henrique Capriles-, y Voluntad Popular -del líder opositor preso Leopoldo López- de no presentarse a los comicios por considerarlos una “farsa”.

Estos partidos, al igual que Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, se encuentran inhabilitados por no haber participado en los comicios presidenciales del 20 de mayo por considerarlos fraudulentos.

Maduro comenzará el 10 de enero un segundo período (2019-2025) tras reelegirse en esos comicios, desconocidos por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de Latinoamérica.

La oposición acusa a Maduro de haber puesto a su servicio los poderes electoral y judicial, mientras que la cúpula de la Fuerza Armada declara frecuentemente su “lealtad” al mandatario.

En vísperas de la votación de ayer, la Conferencia Episcopal Venezolana consideró que “las acciones de poder y dominio que el gobierno viene ejerciendo en los distintos poderes públicos no dan garantía de imparcialidad y verdad”.

La jornada de ayer domingo fue el último eslabón de una cadena de elecciones convocadas por la oficialista Asamblea Constituyente, que en la práctica desplazó al Parlamento, único poder en manos de la oposición. Surgida entre protestas opositoras que dejaron unos 125 muertos en 2017, la Constituyente llamó a elegir alcaldes, gobernadores y presidente con nuevas reglas, saltándose los plazos estipulados, con arrolladores triunfos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).