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El Papa en Birmania pide "respeto a todos los grupos étnicos"

El Papa junto a la jefa de Estado de Birmania Aung San Suu Kyi. Foto: AFP
TOPSHOT - Pope Francis (L) and Myanmar's civilian leader Aung San Suu Kyi (R) arrive during an event in Naypyidaw on November 28, 2017. Pope Francis called for respect for rights and justice in a keenly-watched address in Myanmar on November 28, but refrained from any mention of the Rohingya, or allegations of ethnic cleansing that has driven huge numbers of the Muslim minority from the country. / AFP / YE AUNG THU TOPSHOTS-TOPSHOT-MYANMAR-VATICAN-RELIGION-POPE
YE AUNG THU/AFP

GIRA POR ASIA

A solicitud de la Iglesia católica local evitó usar la palabra “rohinyás”, la minoría perseguida en ese país.

El papa Francisco pidió ayer martes en Birmania "respeto a todos los grupos étnicos y a su identidad", pero no citó a los rohinyás ni se refirió a las acusaciones de "limpieza étnica" contra esta minoría musulmana o a su masivo éxodo hacia el vecino Bangladés.

Francisco compartió estrado con la líder birmana Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz 1991, en la capital administrativa del país, Naipydo, sin citar directamente la crisis de los rohinyás.

Desde fines de agosto, más de 620.000 rohinyás se han refugiado en Bangladés, huyendo de las violencias perpetradas por soldados birmanos y milicias budistas. Naciones Unidas estimó que se trata de un "caso clásico de limpieza étnica".

En su segundo día de visita a este país asiático, el pontífice afirmó que el futuro de Birmania pasa por "la paz", basada esencialmente en el "respeto por cada grupo étnico y su identidad".

Francisco exhortó asimismo a un "compromiso por la justicia" y un "respeto de los derechos humanos".

Por su lado, Aung San Suu Kyi —muy criticada hasta ahora por su gestión de la crisis de los rohinyás— se comprometió ante el Papa a proteger los derechos y promover la tolerancia "para todos".

La Iglesia en Birmania defiende a la líder del país ante las múltiples críticas por su falta de empatía hacia la minoría rohinyás. En cambio, la ciudad inglesa de Oxford, donde vivió Aung San Suu Kyi, le retiró el lunes el premio de la libertad que le había otorgado debido a su "inacción" en esta crisis.

El discurso del Papa era muy esperado: en efecto, varias veces había aludido al destino de los rohinyás, "torturados y asesinados debido a sus tradiciones y a su fe" en Birmania.

Pero la Iglesia católica local le había pedido al pontífice que no contrariara a una población mayoritariamente budista al emplear la palabra "rohinyá" en un país que no acepta las críticas de la comunidad internacional.

El arzobispo de Rangún, Charles Bo, temiendo una reacción de los budistas extremistas, había recomendado en efecto a Francisco que evitara la mención "rohinyás" y hablara más bien de "musulmanes del Estado de Rakáin".

Esta terminología oficial, neutra, es la que desea imponer Aung San Suu Kyi para evitar la guerra semántica entre la apelación "bangladesíes" (usada por la mayoría budista en Birmania) y "rohinyás" (utilizada por estos mismos musulmanes para designarse). El Papa accedió al pedido y no pronunció la palabra "rohinyás".

Pese a las acusaciones de la ONU, el poderoso jefe del ejército de Birmania, Min Aung Hlaing, afirmó al Papa, durante una reunión de "cortesía" el lunes, que su país no ejerce "ninguna discriminación religiosa".

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos han acusado a este general de ser el principal responsable de la campaña de represión contra los rohinyás.

Desde la ley de 1982, esta minoría musulmana no goza de la nacionalidad birmana, constituye la mayor población apátrida del mundo y es víctima de múltiples discriminaciones.

El papa Francisco inició la jornada del martes con una reunión "privada" en Rangún con dirigentes religiosos budistas, hinduistas, cristianos, musulmanes y judíos.

Y concluyó la jornada con un tuit y otro mensaje claro: "Espero que mi visita pueda abrazar a toda la población de Myanmar (Birmania) y animar la construcción de una sociedad reconciliada e inclusiva".

Tras cuatro días en Birmania, el pontífice viaja mañana jueves a Bangladés, país que acoge en diversos campos de refugiados a más de 900.000 rohinyás.

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