Publicidad

El mismo reclamo, pero en calma

Compartir esta noticia
Un manifestante con extraño atuendo participa de la protesta en París. Foto: EFE

Días de protesta

En el quinto sábado de protesta en Francia, los participantes se reducen a 66.000 personas.

El aumento de 100 euros del salario mínimo junto con otras medidas para responder a los reclamos de la clase media para tener mayor poder adquisitivo, anunciadas por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, calmaron las pretensiones de los chalecos amarillos. Si hace una semana 126.000 personas salieron a la calle en todo el país, ayer, quinto sábado consecutivo de protestas, los manifestantes se quedaron en unos 66.000, según el recuento oficial.

Menos participación y menos disturbios. Este es el balance de la nueva jornada de manifestaciones.

A las medidas para calmar la revuelta se sumó el atentado terrorista en Estrasburgo, que dejó cuatro muertos y restó presencia mediática a las manifestaciones.

De las 230 acciones de protestas convocadas, la de París, con unas 85 detenciones resultó la más controlada por la Policía, con 8.000 agentes desplegados. Las acciones violentas de las últimas semanas quedaron reducidas a pequeñas escaramuzas con las fuerzas de seguridad en ciudades como Burdeos o Nantes.

En todo el país las autoridades desplegaron ayer 69.000 efectivos de las fuerzas de seguridad, contra 89.000 el 8 de diciembre.

En París, "menos de 3.000 personas" participaban en la movilización, en tanto eran unas 10.000 hace una semana, según la misma fuente.

Las manifestaciones se celebraban hasta media jornada sin mayores incidentes, aunque por la tarde las primeras tensiones surgieron entre chalecos amarillos y fuerzas de seguridad en los Campos Elíseos de París, con algunos lanzamientos de piedras y gases lacrimógenos.

Manifestantes congregados en los Champs-Elysées. Foto: AFP
Manifestantes congregados en los Champs-Elysées. Foto: AFP

En las demás ciudades francesas, se contaban hasta diez veces menos de manifestantes que el sábado anterior. Sin embargo, hubo los bloqueos de carreteras.

El pasado sábado 8 de diciembre, las manifestaciones congregaron a 136.000 personas en toda Francia según cifras oficiales. Entonces, las imágenes de guerrilla urbana, de saqueos e incendios, dieron la vuelta al mundo.

Blindada.

Pese a la menor movilización, París volvía a tener el aspecto de una ciudad en estado de sitio: vehículos blindados en las calles, 8.000 miembros de las fuerzas de seguridad movilizados, bancos y comercios con sus fachadas recubiertas con planchas de madera.

"Es triste" resumía un turista llegado del noroeste de Francia, Alain Burgun, de 65 años.

A pesar de estas medidas de seguridad, la Torre Eiffel y los principales museos (Louvre, dOrsay, Grand Palais), cerrados el sábado pasado, abrieron esta vez, igual que los grandes almacenes, a pocos días de Navidad.

Todo "está tranquilo. No es lo que la televisión mostró" se congratulaba una turista belga, Tracy Montaigne, de 26 años, ante los famosos escaparates de las Galerías Lafayette.

Los cafés estaban abiertos, para intentar compensar las pérdidas económicas sufridas en las anteriores protestas.

Igual que en semanas anteriores, las fuerzas de seguridad protegieron el acceso a instituciones como el Palacio del Elíseo o la Asamblea Nacional.

"Hoy, nuestro país necesita calma, necesita orden", había declarado el viernes en Bruselas el presidente Macron.

Macron dejó en suspenso el aumento a los carburantes, pero no fue suficiente. Foto: AFP
Emmanuel Macron. Foto: AFP

Las medidas de Macron fueron recibidas de forma diversa por los chalecos amarillos, un movimiento sin líder visible ni estructura. Igual ocurrió con los llamados "a la responsabilidad" después del atentado terrorista de Estrasburgo, que atizó el miedo a nuevos ataques.

Varios miembros de los chalecos amarillos empiezan a pedir calma. Algunos decidieron desvincularse del llamado "canal histórico", que juzgan demasiado radical, y pidieron una "tregua" porque "ha llegado la hora del diálogo".

"Quizá el movimiento pierda fuerza en las calles, pero no perderá fuerza en nuestras cabezas" aseguró Lorenzo Gennaro, de 34 años, integrante de los 150 chalecos amarillos congregados, sin incidentes, en Grenoble, ciudad en el sureste.

En París, en la plaza de la Opera, una de las figuras del movimiento, Priscillia Ludosky, afirmaba: "¡Estamos llenos de rabia!".

Otro manifestante pedía que la "soberanía" fuera "devuelta" al pueblo con el establecimiento de referendos de iniciativa ciudadana, otra de las demandas de los "chalecos".

Las medidas que tomó Macrón

El presidente Emmanuel Macron reaccionó ante las protestas violentas y anunció el incremento en 100 euros (US$ 113) del salario mínimo, la exoneración de un nuevo impuesto a los jubilados que cobran menos de 2.000 euros, y el pago de horas extras sin impuestos ni aportes sociales desde 2019. Asimismo, pidió a las empresas que paguen una prima de fin año sin las cargas sociales. Ya había anulado el incremento del impuesto a las naftas.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad