ACUERDO ENTRE LAS POTENCIAS
El anuncio se produce en medio del cruce de declaraciones entre Washington y Moscú por el arresto de Navalni y el presunto hackeo cibernético a agencias gubernamentales estadounidenses.
Estados Unidos y Rusia acordaron prorrogar por cinco años el tratado de desarme nuclear New Start. Este anuncio se produce a dos días de la expiración del pacto, en medio del cruce de declaraciones entre Washington y Moscú por el arresto del opositor ruso Alexéi Navalni y el presunto hackeo cibernético a agencias gubernamentales estadounidenses.
Pese a que el nuevo gobierno demócrata de Joe Biden anuncia cada día con solemnidad la firma de medidas para distanciarse de su predecesor republicano Donald Trump, la prórroga del acuerdo con Rusia se dio a conocer en un breve comunicado.
“Especialmente en tiempos de tensiones, tener límites verificables sobre las armas nucleares de Rusia con alcance intercontinental es de vital importancia”, indicó el Departamento de Estado. “Una competencia nuclear sin límites nos pondría en peligro a todos”, agregó la diplomacia estadounidense. El comunicado guardó un espacio para destacar que Estados Unidos va a hacer que Rusia “rinda cuentas” por sus “abusos de los derechos humanos”.
El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el viernes la prolongación del New Start, lo que implica que este tratado que fue acordado bajo el gobierno del demócrata Barack Obama en 2010 va a seguir vigente hasta el 5 de febrero de 2026.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú celebró la extensión afirmando que asegura la “preservación” de un mecanismo clave para “mantener la estabilidad estratégica”.
La OTAN también acogió positivamente el anuncio y expresó su apoyo porque cree que el pacto “contribuye a la estabilidad internacional”. También recalcó que considera la “extensión del tratado un inicio y no el final de los esfuerzos para hacer frente a las amenazas nucleares y a las nuevas amenazas a la estabilidad estratégica”.
“Aunque Estados Unidos se comprometa con Rusia en formas que promueven los intereses colectivos, la OTAN sigue teniendo una visión clara sobre los desafíos que plantea Rusia”, concluyó.
Este tratado firmado en 2010 es uno de los últimos remanentes de los pactos para la reducción de armamento entre los exrivales del periodo de la Guerra Fría.
Limita a 1.550 el número de cabezas nucleares que pueden ser desplegadas por cada uno de esos dos países, esto equivale a un 30% menos que el umbral marcado en 2002.
Las negociaciones fueron infructuosas durante la presidencia de Trump, que primero intentó expandir el tratado para incluir a China, cuyo arsenal crece rápidamente, aunque comparativamente es una fracción del material que poseen Rusia y Estados Unidos.
En un comunicado, el actual secretario de Estado, Antony Blinken, indicó que Estados Unidos va a utilizar estos cinco años de prórroga para llevar a cabo una diplomacia que aborde “todas” las armas nucleares de Rusia y que reduzca “los peligros del creciente y moderno arsenal de China”.
Viejos temas de la agenda bilateral.
El portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, al otro día de la asunción de Biden el 20 de enero, hizo referencia a otros asuntos de la agenda bilateral entre Estados Unidos y Rusia.
“El presidente (Biden) ha dejado claro durante mucho tiempo que el Nuevo Start está en el interés nacional de Estados Unidos. Y esta extensión tiene aún más sentido cuando la relación con Rusia es antagónica, como lo es en este momento”, dijo entonces Psaki.
Según la portavoz, aunque Biden quiere trabajar con Putin, éste también debe “rendir responsabilidades por sus acciones imprudentes y conflictivas”.
Entre estas “acciones conflictivas” están asuntos como el envenenamiento y condena a prisión del líder opositor Alexéi Navalni, la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses, la oferta de recompensas a los talibanes por la muerte de soldados de Estados Unidos, y otros de vieja data como la anexión rusa de Crimea.
De hecho, nada más comenzar su mandato, Biden pidió a las agencias de inteligencia que hagan una evaluación a fondo de estos temas, sin aclarar si su intención es mantener la política de sanciones aplicada por Trump.
Presiones para incluir a las otras potencias
Joe Biden tenía la opción de buscar una solución temporal para el tratado de control del arsenal nuclear con Rusia y prorrogarlo por un corto periodo, pero abogó por extenderlo cinco años, tal y como se estableció en el pacto original en 2010. Donald Trump intentó sin éxito encontrar una solución temporal y prorrogar durante un corto periodo el pacto, pero no llegó a un acuerdo el mandatario ruso, Vladímir Putin.
El principal punto de fricción fue la insistencia de Trump para que China formara parte de las conversaciones, a pesar de que el gigante asiático se negó a sentarse en la mesa al considerar que tiene muchas menos armas nucleares que Estados Unidos y Rusia. Pero Biden no parece dispuesto a renunciar a ello. Por su lado, Rusia sostiene que si las negociaciones deben ampliarse a otros países, deberían incluir a Francia y el Reino Unido, las otras dos potencias nucleares que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.