Publicidad

Donald Trump pierde a su embajadora ante la ONU

Compartir esta noticia
Salón Oval: Nikki  Haley ayer junto a Donald Trump cuando anunció su renuncia como embajadora ante la ONU. Foto: Reuters

Otra baja en el Gabinete de Trump

Nikki Haley se retira a fin de año; niega candidatura en 2020.

Salón Oval: Nikki  Haley ayer junto a Donald Trump cuando anunció su renuncia como embajadora ante la ONU. Foto: Reuters
Salón Oval: Nikki Haley ayer junto a Donald Trump cuando anunció su renuncia como embajadora ante la ONU. Foto: Reuters

Nikki Haley anunció ayer martes que a fin de año dejará su cargo como embajadora de Estados Unidos ante la ONU. Sin embargo, en los corrillos del poder en Washington no son pocos los que comienzan a hablar de Haley 2020 como candidata a la presidencia, aunque ayer ella lo negó.

Haley, de 46 años, es tan conocida por sus impecables trajes y altísimos tacones como por sus opiniones políticos en contra de los regímenes en Cuba, Venezuela, Nicaragua o Irán. Su cuenta de Twitter, que utiliza tanto para comunicar sus posiciones políticas como para comentar su vida familiar o publicar fotos de su perro, cuenta con más de 1,66 millones de seguidores.

Hace un año la revista Time colocó a esta madre de dos hijos en portada como la cara de "las mujeres que están cambiando el mundo". Y en marzo la revista Foreign Policy publicó un artículo sobre sus ambiciones presidenciales titulado "Candidata Haley". El portal Politico informó hace un año que el Partido Demócrata recabó informes sobre varias figuras republicanas que podrían desafiar a Trump en 2020 u optar a la Presidencia si él no se presenta a la reelección, y Haley es una de ellas.

Pero Haley lo negó. "No, no me postularé para 2020", dijo ayer en la Casa Blanca sentado junto a Trump. "No tengo decidido adónde quiero ir".

Su partida es la más reciente de una serie de salidas de funcionarios de alto perfil, como el exsecretario de Estado Rex Tillerson en marzo y el asesor Steve Bannon en agosto de 2017.

Algunos observadores en Washington señalan que despegarse de Trump antes de una eventual candidatura le beneficiaría. Sus discrepancias con el presidente no siempre quedaron en privado, y se ganó la reputación de ser una mujer de carácter fuerte, capaz de hacer frente al imprevisible mandatario en vez de obedecerle ciegamente.

Durante el reciente debate sobre la nominación del juez de la Corte Suprema Brett Kavanaugh, acusado de agresión sexual, Haley optó por destacar la importancia de escuchar a las presuntas víctimas. Ya en diciembre de 2017 había indicado que las mujeres que acusan al propio Trump de conducta sexual indebida "deben ser escuchadas".

Durante la reciente asamblea general de la ONU en septiembre, arengó en la calle a los manifestantes opositores venezolanos frente al edificio con un megáfono, una conducta extremadamente inusual para cualquier embajador. "¡Continuaremos luchando por los venezolanos hasta que Maduro se vaya!", les gritó.

Su acérrima defensa de Israel le trajo elogios y críticas. No consiguió convencer a los demás países miembro de la ONU de apoyar la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Y se ganó la bronca de los mayores aliados europeos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, cuando Trump decidió retirarse del acuerdo nuclear con Irán.

Su poder declinó un poco en los últimos meses, con la llegada de pesos pesados como Mike Pompeo al Departamento de Estado y John Bolton al Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Sea cansancio, discrepancias o la planificación detallada de una carrera de fondo para optar a la Presidencia en el futuro, Haley cerrará en breve su paso por la Administración Trump y se distanciará inevitablemente del controvertido presidente.

PERFIL DE NIKKI HALEY.

Una "dura" con imagen de independiente

Embajadora Nikki Haley. Foto: AFP
Embajadora Nikki Haley. Foto: AFP

Nikki Haley, hija de inmigrantes indios, criada como sij pero cristiana declarada, representaba una codiciada cuota étnica en el casi íntegramente blanco gabinete de Donald Trump. Nacida en 1972 en Carolina del Sur, Nimrata "Nikki" Randhawa —Haley es el apellido que heredó de su marido— tuvo una ascendente carrera política que parece destinada a continuar. Se dio a conocer a nivel internacional cuando fue nombrada en enero de 2017 embajadora ante la ONU. Solo acceder al cargo, la diplomática avisó de que su plan pasaba por hacer valer la "fuerza" de Estados Unidos, apoyar a sus aliados —sobre todo a Israel— y asegurarse de que estos devolvieran el respaldo: "Para los que no nos apoyen, vamos a anotar nombres. Nos aseguraremos de responder a eso adecuadamente", amenazó.

Su notoriedad enseguida la situó en una de las figuras políticas de moda en el país.

Haley fue gobernadora de Carolina del Sur por seis años. Se presenta como una figura muy diferente a la del presidente Trump. En junio de 2015, Haley vivió uno de los momentos clave de su carrera como gobernadora de Carolina del Sur, cuando un joven blanco mató a nueve feligreses negros en una iglesia de Charleston tratando de provocar una guerra racial.

Haley tuvo entonces un papel clave a la hora de calmar los ánimos y de llevar a los legisladores estatales a retirar la bandera confederada de su Capitolio después de más de medio siglo ondeando como símbolo del pasado de segregación y esclavitud en el sur.

Ya como parte del gabinete de Trump, Haley no tuvo empacho en reconocer sus discrepancias con el presidente y cómo tratar el asunto. En un reciente artículo en el Washington Post, Haley escribió: "No estoy de acuerdo con el presidente en todo. Cuando hay desacuerdo, hay una manera correcta y una manera incorrecta de abordarlo. Levanto el teléfono y lo llamo o me reúno con él en persona". EN BASE A AFP Y EFE

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad