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Entre dos dogmas

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La paradoja argentina es que el gobierno de Macri es descripto de dos modos absolutamente contrapuestos: para el populismo kirchnerista, es un gobierno neoliberal que aplica un ajuste salvaje y para los economistas ortodoxos es kirchnerismo light, populismo de buenos modales.

Lo curioso es que Macri no es ni lo uno ni lo otro, pero tampoco es las antípodas de ambas descripciones contrapuestas.

La encrucijada argentina tiene tres alternativas. La primera es la regresión al populismo autoritario que representa Cristina y sus aliados; la segunda es la imposición de un recorte del déficit fiscal y el gasto público que tendría que ser tan fuerte y profundo, que solo podría ejecutarlo una suerte de Pinochet civil.

Que la regresión populista que representa Cristina es inviable lo muestra esta Venezuela que, a diferencia del castrismo, ni siquiera puede culpar de su desastre económico al bloqueo norteamericano. La contracara es el ajuste ortodoxo que, por la ola de protesta social que detonaría, no podría ejecutarse sin ese autoritarismo al que aludimos con la imagen de un Pinochet civil.

Todo dogmatismo es autoritario. Tanto los voceros de la represión popu- lista como los soterrados impulsores del Pinochet civil, son violentos descalificadores seriales que se hacen fuertes en "la grieta". En las dos veredas hay Guillermos Morenos vomitando insultos y descalificacio- nes a los que no les compran el dogma.

Pero la alternativa no es el "gradualismo" plagado de defectos que lleva a cabo Macri. La alternativa a esas dos regresiones autoritarias es un gran acuerdo político-económico que bien puede simbolizarse con el Pacto de la Moncloa.

Para sacar el país del pantano económico que provocó el kirchnerismo y del odio político que siguen inoculando los Guillermos Morenos de las dos veredas, es imprescindible un gran acuerdo impulsado por Macri que vaya desde los gobernadores Schiaretti y Urtubey hasta el senador Pichetto, pasando Massa y Stolbizer.

Es mentira que no se puede acordar. Hasta ahora, en el gobierno se han impuesto los que rechazan una Moncloa que permita consolidar el pospopulismo y evitar el Pinochet civil que quieren imponer los dogmáticos del otro extremo.

Ese gran acuerdo debe hacerse antes de la elección. Después del voto, si el oficialismo gana se hará aún más fuerte el sector "vamos por todo" del macrismo. Y si pierde, quedará tan debilitado que a ese acuerdo imprescindible se lo va a imponer la realidad.

LA BITÁCORA

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