Mientras la presidenta brasileña Dilma Rousseff ensayaba su última defensa ante el Senado, el Frente Amplio acusó una "ejecución pública" y alerta por el avance de la derecha en toda América Latina.

"Creo que la están ejecutando a la compañera Dilma, la sensación que me da es que no tendrá los votos para que no sea destituida, ojalá que me equivoque", dijo a El País el diputado socialista Roberto Chiazzaro.

El legislador afirmó que en Brasil se lleva adelante "un golpe de Estado constitucional", además agregó que la presencia de Rousseff "se va a extrañar mucho en el Mercosur" que "seguirá criterios más mercantiles".

El presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio (Carifa) José Bayardi dijo a El País que "hubo una decisión ya tomada hace tiempo por los grandes intereses económicos de Brasil de sacar a Dilma del gobierno". Según dijo, el mecanismo elegido fue el de juicio político y apuntó contra "los intereses históricos y conservadores de Brasil".

"No importan los alegatos, esto es una escena más de una obra que ya está definida desde hace tiempo. Ya vimos lo que fue la payasa-da de la aprobación del juicio político en la Cámara de Diputados", concluyó Bayardi.

Por su parte, el diputado Daniel Caggiani (MPP) consideró que el juicio a la presidenta de Brasil "es uno de los peores crímenes contra la democracia cometidos en el siglo XXI". Para él, la mandataria defendió su ges- tión "con argumentos convincentes".

"Lo que está sucediendo en Brasil es un golpe a la democracia, se utiliza un mecanismo constitucional sin tener elementos certeros que posibiliten que una presidenta sea apartada de su cargo, porque creo que no ha cometido ningún crimen de responsabilidad", señaló Caggiani. El diputado aseguró que Rousseff "fue una presidenta que luchó contra la corrupción y contra la desigualdad" y frente a esto consideró que la coalición debe tomar esto como una "alerta" y "marcar la defensa de la democracia".

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