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La diplomacia como nunca se vio

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Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos. Foto: Reuters.
POOL

Rex Tillerson se mueve fuera de cámaras, conoce los países y sabe escuchar.

Henry A. Kissinger entró silenciosamente al Departamento de Estado, la semana pasada, para un discreto almuerzo en la que fue su antigua oficina, con Rex W. Tillerson, el ex jefe ejecutivo de Exxon Mobil, quien se cubrió con una capa de invisibilidad en sus primeras seis semanas como Secretario de Estado.

Al describir su impresión, Kissinger, quizás el estratega diplomático más famoso de Estados Unidos, eligió las palabras juiciosamente. "La tendencia formal cuando se llega a esta función es incrementar la visibilidad y mostrar que se está presente y a cargo", indicó en una entrevista. "Él quería primero informarse de todos los matices. Me impresionaron la confianza y seguridad en sí mismo que mostró".

Sin embargo, en el Washington del presidente Donald Trump, donde es frecuente que los anuncios de política exterior aparezcan primero en Twitter y donde los asesores de la Casa Blanca siguen luchando por predominar, este enfoque puede ser considerado brillante, desconcertante o una receta para no tener el poder.

Tillerson, de 64 años, ha evitado cada oportunidad para definir sus puntos de vista o brindar una guía a los diplomáticos estadounidenses en otros países, limitándose a declaraciones tersas y escritas, ni haber expresado ninguna protesta pública cuando la Casa Blanca propuso recortar un 28% el presupuesto del Departamento de Estado, sin antes haberlo consultado. Aceptó preguntas de los periodistas, por primera vez, el jueves, en Tokio, al aparecer junto a su colega de Japón, Fumio Kishida.

Funcionarios del Departamento de Estado dijeron que sufrió en silencio cuando Trump llamó para rechazar la elección que había hecho Tillerson para el cargo de subsecretario de Estado. Ha estado ausente de las reuniones en la Casa Blanca con líderes mundiales clave y cuando el Departamento emitió el informe anual sobre derechos humanos —habitualmente un momento muy importante para que Estados Unidos se manifieste en contra de la represión en todo el mundo— eludió el anuncio.

Reservado.

Los defensores de Tillerson dicen que este ha logrado mucho más tras bambalinas, incluyendo haber arrreglado el primer viaje de un ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita a Irak en más de 25 años, su primera incursión en el difícil ámbito de la política de Medio Oriente.

"Ya está desarrollando planes para empezar a revertir el comportamiento nefario del presidente de Rusia, Valdimir Putin", dijo el senador Bob Corker, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado."Se ha ganado estatus y el respeto del presidente, de McMaster, y habla todo el tiempo con Jared", dijo el senador, refiriéndose al asesor en seguridad nacional, el teniente general H.R. McMaster y a Jared Kushner, el yerno de Trump, quien ha surgido como una voz prominente en la política exterior de Estados Unidos.

"A él no le importa para nada que se escriban artículos respecto de que él está ausente", dijo Corker, un republicano de Tennessee, sobre Tillerson. "Cuando esté listo para hablar, quedarán muy impresionados".

Informado.

Quienes tienen contacto con él lo consideran como un gerente que impresiona y sabe cómo conducir una reunión con ritmo tajante, asimilar diversidad de puntos de vista y revelar poco del propio.

"Obliga a todos a reducir sus memorandos a una o dos páginas para que realmente tengan que pensar cuál es el mensaje que desean expresar", indicó un funcionario que ha tratado con él con frecuencia en las últimas semanas. "Ya se reunió con dos de los funcionarios chinos más importantes. Sobre algunos países—caso de Indonesia y otros que tienen recursos energéticos— sabe mucho más que otros secretarios". Sabe qué hacen las embajadas porque Exxon Mobil dependió, a menudo, de ellas para tener ayuda.

La mayor preocupación entre los diplomáticos y muchos en el Congreso es que cuando Trump habla de reforzar el compromiso de Estados Unidos con la seguridad nacional, no tiene presente a la diplomacia. Diplomáticos de larga trayectoria citan con frecuencia y en mensajes que envían a periodistas, una frase que dijo hace cuatro años el actual secretario de Defensa, Jim Mattis, cuando estaba a cargo del Comando Central. "Si no se da al Departamento de Estado todos los fondos que necesita, entonces tengo que comprar más municiones". Un diplomático que se reúne con frecuencia con Tillerson desde que asumió el cargo, comentó: "Está claro que Rex está de acuerdo con ese concepto, pero simplemente no lo dice".

(Un alto funcionario del Departamento de Estado señaló que Tillerson sí se lo dijo a Trump, durante una cena hace poco más de una semana).

En su primera misión a Europa, Tillerson se esforzó por tranquilizar a los aliados respecto del compromiso de Estados Unidos con la OTAN e hizo poco para repetir el concepto de "Estados Unidos primero" que promueve Trump.

Afianza relaciones en privado y trabaja con tres figuras clave.

Secretarios de Estado de los dos partidos disfrutaron de su papel de vocero de los valores de Estados Unidos. Algunos creen que el silencio de Rex Tillerson es estratégico: quiere cimentar las relaciones clave en privado, asegurarse de estar alineado con Trump y permitir que el proceso de definición de políticas se desarrolle en el Consejo de Seguridad Nacional antes de hacer un gran pronunciamiento.

Otros estiman que espera que se agoten las batallas en la Casa Blanca. En síntesis, quiere esquivar al estratega principal, Stephen Bannon, quien cree que se puede detener el ascenso de China y se debería confrontar con vigor a Irán. Tillerson prefiere trabajar con Jim Mattis, Jared Kushner y H.R. McMaster.

Otra posibilidad es que Tillerson vea su labor como algo más parecida a lo que realizó en Exxon Mobil: hacer acuerdos, decir lo menos posible y aguantar el chaparrón.

Richard Haas, presidente del Consejo Sobre Relaciones Exteriores, sostiene que “Rex Tillerson empezó despacio, pero la Casa Blanca tiene parte de la culpa”.

EL ESCENARIO PRESUPUESTAL.

28% menos para acción en exterior.

El Presupuesto que propone el presidente Donald Trump reduce los recursos para el Departamento de Estado un 28%. El gobierno señala que solicita fondos para el Departamento de Estado y Usaid (la agencia de desarrollo internacional) por US$ 25.600 millones, lo que representa una disminución de US$ 10.100 millones. Asimismo, pide US$ 12.000 millones para Operaciones de Contingencia Externas destinados a costos extraordinarios, principalmente en zonas de guerra como Siria, Irak y Afganistán.

El proyecto señala que se da un nuevo enfoque a esa Secretaría y también a Usaid para reubicarlos en una proporción apropiada del gasto. "Los pasos para reducir la asistencia externa liberan fondos para prioridades internacionales y poner a Estados Unidos primero", señala el mensaje. Se reducen los recursos para servicios duplicados, mal administrados, o que no promueven los intereses del país. Fuente: Web de la Casa Blanca.

Asistencia humanitaria y de salud.

Los niveles de recursos para la seguridad de las embajadas de Estados Unidos y actividades diplomáticas centrales son mantenidos en el Presupuesto, así como se destinan US$ 2.200 millones a la construcción de nuevas embajadas y mantenimiento de las existentes. Por otra parte, provee US$ 3.100 millones de asistencia de seguridad a Israel, permitiendo que ese país tenga la capacidad de defenderse de las amenazas y conitnúe con su ventaja militar cualitativa. Elimina la Iniciativa Global de Cambio Climático y cumple la promesa del presidente Trump de cesar los pagos a los programas sobre cambio climático de Naciones Unidas. En cambio, asegura los recursos de los programas de tratamiento del VIH/SIDA, tuberculosis y malaria. Permite el financiamiento de la asistencia humanitaria, incluyendo ayuda alimentaria y ante desastres, así como al programa de refugiados. Esto dirigirá los recursos a las áreas de máxima prioridad, mientras le pide al resto del mundo que contribuya con su parte justa. Fuente: Web de la Casa Blanca

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos. Foto: Reuters.

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