El gobierno de Brasil lanzó ayer un paquete anticorrupción, tras el estallido de un escándalo de sobornos en la estatal Petrobras que desató protestas masivas y derrumbó a 13% la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff.
El sondeo mensual de Datafolha, uno de los más seguidos en Brasil, mostró ayer que la aprobación de su gestión se desplomó 10 puntos a 13% y el rechazo a su gobierno trepó al 62%. Ese nivel de reprobación es el "más alto de un mandatario desde septiembre de 1992, en vísperas del impeachment del entonces presidente Fernando Collor", apuntó el diario Folha de São Paulo, que publica la encuesta.
"Somos un gobierno que no transige con la corrupción y tenemos el compromiso y la obligación de enfrentar la impunidad que alimenta la corrupción", dijo Rousseff al anunciar el paquete de medidas.
Presidenta lanza un paquete de medidas contra la corrupción