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Después de Merkel: ¿A quién debo llamar en Europa?

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Angela Merkel este lunes 1° de febrero en conferencia de prensa en Berlín. Foto: Reuters

ANÁLISIS

Hay muchos motivos por los que la que Canciller (así se llama al primer ministro de Alemania) funciona como un presidente en la sombra de la UE.

La Unión Europea es una entidad singular. No es un Estado, aunque sus tímidos pasos avanzan hacia ese objetivo, pero tampoco es un organismo cualquiera. Compuesto por 27 Estados tras la salida del Reino Unido, su mercado común es el mayor del mundo con 16,8 billones de PIB. Y sus de 440 millones de habitantes lo convierten en la tercera potencia demográfica del mundo solo tras China e India.

Desde 1979 celebra elecciones para elegir su parlamento, y cuenta con un “gobierno” llamado Comisión de la UE cuya presidenta actual es Ursula Von der Leyer y que cuenta con 28 comisarios o “ministros”. Se reparten a uno por país, de esta forma en el ejecutivo de la UE Alemania, con 85 millones de habitantes, tiene un “ministro”, igual que Malta, con una población de 500.000.

Por lo tanto, respondiendo a la cita atribuida al expresidente norteamericano Henry Kissinger, “Si quiero hablar con Europa, ¿A quién debo llamar hablar con Europa?”, la respuesta oficial y fácil sería a Ursula Von der Leyer o el presidente de la Comisión.

La respuesta real ha sido, sin embargo y durante los últimos 15 años, a Angela Merkel. Hay muchos motivos por los que la que Canciller (así se llama al primer ministro de Alemania) funciona como un presidente en la sombra de la UE. Desde la reunificación germana, el país es la economía más grande del UE con sus 3,5 billones de dólares (el triple del de México) y sus 84 millones de ciudadanos hace que cualquier decisión europea tenga que contar con la aprobación alemana.

El prestigio y la longevidad en el cargo de Merkel también han sido factores claves. Mientras presidentes y líderes europeos cambiaban cada cuatro años entre crisis económicas y política, “Angie”, como se lo conoce popularmente, se ha mantenido en el poder tres lustros sin inmutarse, convirtiéndola lo que la convirtió en la política con más experiencia y contactos del viejo continente. Obviamente, su personalidad calmada y centrada pero firme ha sido su gran aportación, tanta en Alemania como en Europa.

El único campo en el que Alemania nunca ha contado desde su derrota en la segunda guerra mundial, ni parece que vaya a contar a corto plazo, es el militar. Con un ejercito limitado en su acción exterior, Francia se ha convertido en la mayor potencia militar europea. Cuenta con armamento nuclear, portaaviones y grandes firmas de defensa. Por eso, su Biden quiere contar con el apoyo militar de la Unión Europea, además de a la OTAN, haría bien llamando al presidente Macron. Especialmente ahora que el Reino Unido, la otra potencial nuclear europea, abandonó a UE, aunque no la OTAN.

¿Será Macron el nuevo líder de Europa? El presidente francés aspira a ello, o al menos a formar un buen tamdem con quien a finales de año alcance el gobierno alemán. Su europeísmo, pero también la necesidad de mantener el liderazgo francés en una Europa cada vez más extendida al este convierte la necesidad en virtud.

Cuenta a su favor representar a la segunda potencia económica y demográfica de Europa, y estar en el justo centro entre los países del norte y del sur. Y con una colega, Christine Largade, presidiendo el Banco Central Europeo y, por lo gestionando euro, quizá la herramienta más importante de la construcción de europea.

Italia ha visto disminuir su peso e influencia en Europa tras la ampliación al este del mercado común y el estancamiento de su economía, pero tiene todas las esperanzas puesta en el nuevo primer ministro Mario Draghi, antiguo gobernador del BCE -banco central- y se una al tándem franco-alemán de la gestión europea. La situación interna italiana juega en contra, pero los italianos siempre han sabido utilizar su fineza para no quedarse al margen de la cúpula del poder.

¿Y entonces que pasa con Ursula Von der Leyen? Gracias a la negociación del Brexit y a los contratos de vacunación que Europa ha negociado en común con las farmacéuticas, la presidenta de la Comisión Europea ha logrado, convertirse probablemente en la presidenta más popular y conocida de la historia de la UE. Pero como siempre, dependerá de la habilidad de Macrón para consolidar su liderazgo continental y sobre todo del carisma del nuevo canciller alemán que será elegido a finales de año.

Por el momento Putín, Biden o Xi Jinping harían mejor en organizar una videoconferencia múltiple si, como se preguntaba Kissinger, quieren “llamar a Europa”.

* Director de comunicación de IE BUSINESS SCHOOL. Análisis a título personal.

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