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Desilusión en las elecciones en Irak

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La victoria apunta al movimiento de Moqtada al Sadr, el exjefe de una milicia chiita antiestadounidense, según analistas. Foto: AFP

VOTACIÓN SIN ENTUSIASMO

Se realizaron elecciones legislativas anticipadas por presión ante las protestas de 2019, pero no se esperan grandes cambios.

Irak realizó elecciones legislativas anticipadas ayer, como una concesión ante las protestas populares de 2019, según lo presentó el poder. Alrededor de 25 millones de personas estuvieron convocadas a las urnas para elegir a 329 diputados entre 3.240 candidatos con un nuevo sistema electoral de circunscripción uninominal que, teóricamente, debe promover a los candidatos independientes. Aun así, no se esperan grandes cambios ante la corrupción endémica y la influencia de los grupos armados en el país.

El primer ministro Mustafá al Kazimi, que oficialmente no aspira a seguir en el cargo, definió la votación como “una oportunidad histórica” debido a la “reforma total” del sistema electoral. Los expertos, sin embargo, dan cuenta de una gran abstención en este país petrolero de 40 millones de habitantes, lastrado por décadas de conflicto y violencia.

Los resultados provisionales se esperan 24 horas después del cierre de los locales, pero los definitivos no llegarán sino hasta semanas después, según la comisión electoral.

La victoria apunta al movimiento de Moqtada al Sadr, el exjefe de una milicia chiita antiestadounidense que ya tenía la bancada más amplia en el parlamento saliente. Pero deberá entenderse con sus grandes rivales chiitas, las facciones armadas proiraníes de Hashd al Shaabi, que entraron al Parlamento en 2018 tras participar en la victoria contra los yihadistas del EI.

Fue contra estas facciones y grupos armados que se dirigió en gran medida el levantamiento en 2019. Esas manifestaciones masivas, que se saldaron con más de 600 muertos, según datos oficiales, provocaron la caída del anterior Ejecutivo del primer ministro Adel Abdelmahdi, surgido de las elecciones de 2018.

Los activistas acusan a Hashd al-Shaabi de asesinar y secuestrar a varias decenas de sus compañeros. Esto está alimentando el sentimiento de que la clase política se sale con la suya, pase lo que pase.

Negociaciones

En un escenario polarizado por cuestiones como la influencia de Estados Unidos o Irán, los partidos entablarán largas negociaciones para acordar un nuevo primer ministro, cargo que suele ocupar un musulmán chiita. “La elección dará probablemente lugar a otro parlamento fragmentado, que provocará mercadeos oscuros entre las diferentes facciones para formar el próximo gobierno”, resumen los analistas Bilal Wahab y Calvin Wilder en un análisis del Washington Institute.

Es difícil ver en estos comicios “más que un juego de sillas musicales”, añaden. Y las exigencias de la ola de protestas de 2019, como la lucha contra la corrupción, la creación de empleos o la rendición de cuentas de los grupos armados, “tienen pocas opciones de verse satisfechas”.

Estas elecciones legislativas anticipadas son la quinta desde la caída del dictador Sadam Husein en 2003.

La votación se desarrolló entre un gran dispositivo de seguridad en un país donde sigue activo el grupo Estado Islámico. Los aeropuertos cerraron el sábado por la noche y no abrirán hasta hoy en la madrugada.

Como todas o casi todas las formaciones disponen de sus propias facciones armadas, también preocupa la posibilidad de fraudes y violencia postelectoral. Una novedad de estos comicios fueron las tarjetas electorales biométricas, una tecnología que, según las autoridades, asegura que los electores solo puedan depositar su voto una sola vez y evitar el fraude, una práctica que ha estado muy presente en las pasadas elecciones.

La votación de ayer registró problemas técnicos, incluyendo averías en las máquinas, problemas en el reconocimiento de las huellas dactilares y de las tarjetas electorales, según la oficina del primer ministro Mustafá al-Kazimi.

Los iraquíes en el exterior no pudieron votar, debido a la introducción de las tarjetas biométricas y por la incapacidad de mandar observadores a las legaciones internacionales por la pandemia del coronavirus.

La jornada transcurrió sin incidentes y se afianzó una participación general del 69%, con más de 821.000 personas que depositaron su voto, según dijeron las autoridades. Hubo observadores electorales: más de 46.000 locales y más de 600 internacionales, como la ONU y la Unión Europea (EU), y de más de 200.000 apoderados de los partidos. Sin embargo, observadores afirmaron que no pudieron desplegar sus funciones adecuadamente.

El primer ministro votó en una oficina ultraprotegida en Bagdad temprano por la mañana. Poco después, el clérigo chiita Moqtada al Sadr, cuya lista se considera favorita, depositó su voto en su bastión de la ciudad santa chiita de Nayaf, al sur de Bagdad.

Los más jóvenes

La votación no entusiasmó, menos a los más jóvenes, exasperados de que sigan en el poder “los mismos” de siempre, según airman. Aunque el movimiento de protesta de 2019 ha perdido fuerza y las manifestaciones son ahora esporádicas, la rabia sigue creciendo y la crisis económica y social sigue golpeando a los iraquíes.

Dos de cada cinco jóvenes están desempleados y los servicios públicos dejan mucho que desear. Los cortes de electricidad se multiplican y los menos pudientes, los que no pueden permitirse comprar generador, lo pasan mal, con privaciones.

Campaña previa

El hostigamiento contra activistas y candidatos independientes durante la campaña provocó que muchos aspirantes al Parlamento iraquí se retiraran de la carrera electoral, según denuncian defensores de derechos humanos, algo que también ha promovido un sentimiento de inseguridad en las calles y que pocos jóvenes se acercan a las urnas.

Tras la votación, cuyos resultados preliminares deberían publicarse hoy, los distintos partidos y bloques parlamentarios deberán ponerse de acuerdo en el nombre de su sucesor.

Los bloques tradicionales de la política iraquí deberían mantener su representación en un parlamento fragmentado y sin claras mayorías que obligará a los partidos a negociar alianzas, de acuerdo con lo que indican los expertos.

Seguridad limitó el trabajo de observación de UE en los comicios

La jefa de la misión de observadores de la Unión Europea (UE) para las elecciones iraquíes, la eurodiputada alemana Viola von Cramon, lamentó ayer que las medidas de seguridad a las que está sometida su equipo está “limitando” su trabajo, que tiene como objetivo realizar un informe de recomendaciones al final de los comicios.

Según Von Cramon, cuya misión cuenta con unas 90 personas, “no hay movilidad” para los observadores porque “hay un alto nivel de seguridad”, por lo que necesitan “muchos escoltas” y convoyes. “No podemos ir simplemente a un sitio y hablar con la gente, conocerles… Necesita muchos arreglos y mucha planificación, y es complicado” para el trabajo de una misión de observación, aseguró la alemana.

Estos problemas le han impedido “obtener una imagen precisa” sobre el funcionamiento de estas elecciones parlamentarias. La eurodiputada dijo que durante la jornada de ayer no ha registrado ninguna “violación” o “fraude” ni ningún “gran problema técnico”, algo que sí observó durante la campaña electoral.

“Hubo mucha intimidación, especialmente contra los candidatos independientes (...) La mayoría de violaciones y fraude sucedió antes del día de las elecciones”, aseveró.

“Estamos viendo una menor participación, lo que es desafortunado para mí como demócrata convencida. Y como parlamentaria convencida, por supuesto espero que la gente haga uso de su derecho a voto y deposite su papeleta en la urna”, indicó en la jornada de ayer.

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