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La derecha saborea su triunfo en Italia a una semana de votar

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Desde el 16 de febrero no se pueden publicar encuestas de intención de voto: Foto: Reuters

CAMPAÑA ELECTORAL

La alianza de Berlusconi con el xenófobo Salvini y la ultraderecha disputa con el antisistema M5S.

A una semana de las elecciones del domingo 4 de marzo, los partidos políticos italianos intensificaron ayer sus ofensivas contra sus rivales y se lanzaron a la caza del voto útil de los muchos electores indecisos. Estas elecciones generales se prevén impredecibles.

En Italia no se pueden publicar sondeos electorales desde el 16 de febrero, pero aquellos datos arrojaban un escenario postelectoral en el que ninguno de los bloques conseguía una mayoría estable para gobernar, aunque la derecha a la cabeza acariciara esa posibilidad.

Por ello, los partidos políticos prosiguen con sus ofensivas para captar el voto de los indecisos, que representa alrededor del 30% del electorado, lo que podría decantar finalmente la balanza.

La coalición de derechas, formada por Forza Italia de Silvio Berlusconi, la xenófoba Liga Norte de Matteo Salvini y la extrema derecha de Hermanos de Italia, saca ya pecho y empieza a imaginar su hipotética llegada al Ejecutivo tras cinco años de izquierda.

Berlusconi celebró ayer domingo, en una larga intervención en su teatro Manzoni de Milán, que el bloque ya supera el 40% de los votos necesarios para ganar, según sus informes internos, pero al mismo tiempo dijo que "no basta" pues desea "una gran mayoría".

Lo dijo a pesar de que ni siquiera ha desvelado aún a quién propondrá como candidato a primer ministro, pues él no puede serlo al estar inhabilitado políticamente hasta 2019, y la ausencia de una apuesta clara ha suscitado ciertas tensiones en el seno del bloque.

Por su parte, Salvini, líder de la xenófoba Liga, ha pronosticado que su partido será el más votado de la coalición y que, por ello, según se ha acordado, en caso de victoria será primer ministro.

Ve tan claro su triunfo que el sábado, en un mitin electoral ante el Duomo milanés, escenificó su ideal juramento como presidente del futuro Gobierno, provisto, eso sí, de un Evangelio y de un rosario, lo que le ha valido críticas.

Desde esta teórica ventaja en la derecha, Berlusconi, a sus 81 años, aseguró que del mismo modo que en 1994 se vio obligado a entrar en política ante el "peligro" de los comunistas, ahora lo hace para frenar la "secta" del Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

Esta formación antisistema será, según las encuestas, la más votada en solitario, sin coalición, pero no alcanzará el mínimo de votos para gobernar, por lo que, al contrario que en el 2013, cuando rechazaban los pactos post electorales, ahora no descartan aliarse.

Su candidato, Luigi di Maio, arremetió ayer domingo contra la derecha y expresó su deseo de que los italianos impidan a esa coalición "un resultado notable", aunque afirmó que si obtiene el mandato de formar Gobierno y no tiene mayoría, debatirá con todos sus rivales.

Esta semana el M5S presentará el equipo de gobierno y a los ministros que Di Maio designará en caso de gobernar.

Lo hará después de semanas en las que ha tenido que sortear varios contratiempos, como la suspensión de una decena de candidatos por pertenecer a la masonería o por no haber devuelto parte de su sueldo de parlamentario, tal y como requieren las reglas internas.

Por su parte, mientras la derecha se presenta unida y planea un acto conjunto en Roma el 1 de marzo, la izquierda se muestra dividida entre el Partido Demócrata (PD), que ha gobernado los últimos cinco años, y Libres e Iguales (LeU).

El PD quiere mantener su posición de primer partido, algo difícil según los sondeos, que le sitúan en tercera posición, y ayer domingo su líder y candidato, el ex primer ministro Matteo Renzi, avisó de los presuntos riesgos de su derrota electoral para el país.

"O dentro de una semana somos el primer partido y el primer grupo parlamentario, o será el país el que tenga problemas", consideró en una convención del partido en Turín.

Aunque, al abordar sus expectativas ante el 4 de marzo, dijo ser optimista: "Siento que el clima cambia cada día", aseguró.

Su correligionario y primer ministro en funciones, Paolo Gentiloni, arremetió contra el M5S y contra la derecha de Berlusconi y Salvini, por encarnar el populismo y el soberanismo.

Por ese "riesgo", explicó, la Unión Europea observa con atención el desarrollo de la campaña.

Desde LeU reclaman el voto útil para la izquierda más auténtica pues, según denunció una de sus exponentes, la presidenta de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini, Renzi ayudó más a la patronal que a los trabajadores en sus mil días de Gobierno.

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