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La derecha francesa elige candidato; la ultra espera

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Fillon: el exministro espera dar una sorpresa y quedarse con la nominación. Foto: Reuters
La carrera por la nominación presidencial conservadora de Francia parecía más ajustada que nunca el sábado, con una votación que comenzará en horas y unas encuestas que sugieren que quien salga ganador recorrerá todo el camino hasta llegar al Palacio del Elíseo. En la imagen, el político francés François Fillon, miembro de Les Republicains, en un mitin en París, Francia, 18 de noviembre de 2016. REUTERS/Charles Platiau CNEWS-US-FRANCE-ELECTION
CHARLES PLATIAU/REUTERS

Sarkozy, Juppé y Fillon son los favoritos para enfrentar a Le Pen en 2017.

Después de la inesperada victoria del Brexit en Reino Unido y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, las elecciones francesas en abril-mayo de 2017 serán la próxima instancia en que se enfrentarán en las urnas los políticos tradicionales y los crecientes movimientos populistas.

Es por eso que las elecciones internas de la centro-derecha francesa hoy domingo adquieren una gran importancia. El expresidente Nicolas Sarkozy y los ex primeros ministros Alain Juppé y François Fillon son los favoritos de estas primarias; de ellos tres saldrán los dos que disputarán la candidatura el próximo domingo. Y el que gane —según los sondeos franceses que esperan no equivocarse como con el Brexit y Trump—, enfrentará a la ultraderechista Marine Le Pen en la batalla final por el Elíseo.

La izquierda francesa, hoy en el gobierno con el socialista François Hollande, está dividida y no aparece como una alternativa.

Es difícil estimar la participación que tendrá las primarias de hoy, porque todos los franceses mayores de 18 años pueden ir a votar, a condición de pagar dos euros y firmar una carta de adhesión a los valores de la derecha y del centro. Un trámite que pueden cumplir incluso el mismo día del voto.

Juppé, Sarkozy y Fillon cerraron el viernes sus respectivas campañas con multitudinarios mítines en los que se lanzaron dardos envenenados y pusieron de manifiesto sus diferencias.

En Lille, Juppé, que los sondeos situaban ampliamente en cabeza hasta que en los últimos días han ido reduciendo su ventaja, mantuvo su perfil moderado y desacreditó por irrealistas las medidas de sus rivales, al tiempo que les hizo responsables de los errores cometidos durante el mandato de Sarkzoy, del que Fillon fue primer ministro.

El expresidente, en Nimes, volvió a presentarse como el adalid de la ruptura con las políticas actuales, acusó a su ex primer ministro de querer subir los impuestos y a Juppé de no representar un cambio radical con respecto a la actual política de Hollande.

Fillon, que desde hace unos días siente el viento en popa de los sondeos, aprovechó un multitudinario acto en París para capitalizar el impulso que ha ido cobrando su campaña y anunciar una sorpresa.

"Puedo sentir una sorpresa", le dijo Fillon a sus seguidores en una manifestación el viernes en París. Fillon ha recuperado terreno en la última semana, haciendo la carrera aún más imprevisible. Según una encuesta, fue el candidato ganador del debate televisado del jueves, el último antes de la votación del fin de semana.

No en vano, un sondeo publicado el viernes por la web de Le Monde le situaba al frente de la primera vuelta con el 30% de los votos, un punto más que Juppé y Sarkozy.

"No soy Hillary".

El resto de los postulantes, los exministros Bruno Le Maire, Nathalie Kosciusko-Morizet y Jean-François Copé, además del cristianodemócrata Jean-Frédéric Poisson, tratarán de ganar el mayor peso posible de cara a la segunda vuelta.

Las encuestas de opinión han sugerido durante meses que la líder del Frente Nacional de extrema derecha Marine Le Pen llegará a la decisiva segunda vuelta en mayo, pero que Juppé la derrotaría si ganara la nominación conservadora.

La falta de confianza entre los encuestadores, que no pudieron predecir la victoria de Trump ni el voto británico a favor de dejar la Unión Europea, ha profundizado la incertidumbre en torno a las primarias conservadoras y socialistas, así como sobre las elecciones.

Pero Juppé confiaba el viernes en que no ocurriría un desenlace así. "No soy Hillary Clinton", dijo en la radio pública, "y Francia no es EE.UU.".

Los socialistas de Francia están profundamente divididos y se considera poco probable que pasen la primera ronda de las elecciones presidenciales del próximo mes de abril. Eso abriría el camino para que quien quiera que gane la nominación conservadora se enfrente a Le Pen en el voto decisivo.

Juppé está tratando de obtener el apoyo de los centristas y de los votantes de izquierda decididos a evitar un regreso de Sarkozy o que Le Pen se haga con el poder.

Sarkozy, cuya campaña ha hecho hincapié en la ley y el orden, se burló de Juppé en un mitin en Nimes, en el sur de Francia, por ser demasiado "blando". "Seré el presidente que restablezca la autoridad del Estado", dijo.

Algunos analistas de mercado han comenzado a tomar más en serio la posibilidad de que Le Pen se convierta en presidenta, un acontecimiento que en opinión de algunos podría debilitar o romper la Unión Europea y la zona euro.

Pero las encuestas han demostrado una y otra vez que Le Pen no tendría suficientes apoyos. El sistema electoral la obliga a ganar más del 50% de los votos en la segunda vuelta, y en las encuestas solo ha obtenido alrededor del 30%. Además, las encuestas francesas en elecciones recientes suelen sobrestimar su popularidad en lugar de minimizarla.

Pero si Sarkozy o Fillon emergen como oponente conservador, según encuestas y analistas, las perspectivas electorales de Le Pen mejorarían.

En una nota después del debate televisivo del jueves, Charles Lichfield del Grupo Eurasia le dio a Le Pen un 25% de probabilidad de victoria contra Juppé.

Pero sus posibilidades saltarían al 35% contra Sarkozy o Fillon, dijo, como consecuencia de la falta de atractivo de estos más allá del electorado derechista.

Valls quiere y Hollande medita.

La sospecha de que el primer ministro Manuel Valls aspira a ser el candidato socialista para las elecciones presidenciales francesas, se ha traducido ayer sábado en algo más que una posibilidad. "Estoy listo para dirigir el combate de 2017. La política debe cambiar", anunció. El lugar elegido para esa declaración es también muy significativo: Evry, la localidad de la que fue alcalde y que le sirvió de trampolín para la política nacional. Rodeado de sus fieles en esa región próxima a París, Valls ha añadido: "Quiero que la gente recupere la esperanza". En tanto, el presidente François Hollande dice estar meditando si se presenta o no a su propia reelección. Las encuestas le otorgan una popularidad bajo mínimos y hasta en su propio partido hay sectores partidarios de que tire la toalla. Hollande no prevé pronunciarse hasta el mes que viene. EL PAÍS de Madrid

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Fillon está bajo investigación judicial. Foto: Reuters

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