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"Debe haber una mayor fiscalización sobre la dictadura en Venezuela"

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JOSÉ MIGUEL VIVANCO

JOSÉ MIGUEL VIVANCO

“Cuando la democracia se debilita hay riesgo de que surjan los populismos”, afirmó el director para las Américas de Human Rights Watch.

JOSÉ MIGUEL VIVANCO

—¿Cuáles son los principales desafíos democráticos de la región?

—En general, hay una peligrosa y cada vez mayor desilusión con las instituciones democráticas, por su incapacidad para producir resultados y satisfacer expectativas sociales legítimas que van desde la desigualdad de oportunidades a la inseguridad pública, y también la impunidad frente a los abusos. Sin embargo, quizás el fenómeno más reciente es el enérgico y masivo rechazo que provocan los frecuentes escándalos de corrupción. Lo importante es comprender que no hay mejores antídotos contra el abuso de poder (corrupción, violaciones a los derechos humanos) que la máxima libertad de expresión —incluyendo libertad de prensa— acompañada de instituciones judiciales fuertes, competentes e independientes. Cuando la democracia se desprestigia, hay riesgo de populismo y por desgracia esa pesadilla es recurrente en el hemisferio.

—La Asamblea de la OEA debatirá sobre la situación de Venezuela. ¿Qué carta puede jugar la OEA en esta crisis?

—La región tiene un papel fundamental frente a la crisis venezolana. Es importante que haya cada vez mayor fiscalización y presión multilateral sobre la dictadura para impedir que logre consolidarse. Una resolución fuerte de la OEA, que rechace y desconozca la reelección fraudulenta de Maduro, condene las sistemáticas violaciones a los derechos humanos y, sobre todo, la arbitrariedad total de un régimen que hace lo que se le da la gana, sin rendirle cuentas a nadie, sería un gran logro estratégico para profundizar el aislamiento de esa dictadura.

—Expulsar a Venezuela de la OEA, ¿es una posibilidad que conduzca a algo?

—A primera vista pareciera una buena idea, especialmente porque sugiere la imposición de una sanción potente a un gobierno que no merece pertenecer a un club de países que deben cumplir unos estándares mínimos de conducta democrática. Sin embargo, creo que sería un error. Hay que mantener a Maduro en la OEA para seguir presionándolo con los mecanismos de control que existen, precisamente, para enfrentar circunstancias anormales. En lugar de expulsarlo definitivamente habría que suspenderlo e imponerle sanciones que, por ejemplo, lo inhabiliten para participar en cualquier evento regional. Entre suspensión y expulsión, hay una diferencia.

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