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Cuantiosos acuerdos por plan internacional chino

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Xi Jinping
Xi Jinping.
Foto: EFE

RUTA DE LA SEDA

Suman US$ 64.000 millones; Xi da seguridad sobre deuda. 

China buscó poner una cara más apacible a su plan para recrear la antigua Ruta de la Seda en una cumbre que terminó ayer sábado, y afirmó que debe hacer más para explicar el programa e impulsar la sostenibilidad.

Representantes de más de 150 países y organizaciones internacionales acudieron a la segunda edición del Foro.

El presidente Xi Jinping ha hecho del proyecto Nuevas Rutas de la Seda una de las piedras angulares de su gestión. Pero algunos países temen que acuerdos de financiamiento poco claros lleven a una deuda insostenible y que se trate más de promover la influencia china que de generar desarrollo.

En ocasiones, China ha tachado a los críticos como portadores de prejuicios anti-chinos que quieren contener el ascenso del país y que desestiman lo que Pekín asegura son verdaderas intenciones.

El esquema de Nuevas Rutas de la Seda busca construir una versión moderna de antigua ruta para conectar China con Asia, Europa y más allá a través de proyectos de infraestructura a gran escala.

El viernes, Xi dijo a los líderes extranjeros, incluidos aliados como el presidente ruso Vladimir Putin y el primer ministro pakistaní, Imran Khan, que la iniciativa debe ser ecológica y sostenible, y agregó que el plan ofrecerá un crecimiento de “alta calidad” para todos.

En una breve intervención ante los medios, ayer sábado, Xi reveló que durante los tres días del Foro las partes asistentes acordaron un total de “283 objetivos” entre los que destacó acuerdos de cooperación “internacional y práctica”, el establecimiento de “plataformas multilaterales de diálogo y cooperación” y la publicación de informes sobre el progreso de las Rutas. “En toda la cooperación, el gobierno guiará pero las empresas serán los principales actores y se aplicarán las reglas del mercado”, afirmó.

China ha querido demostrar que el proyecto incluso está ganando aceptación en los países occidentales, especialmente después de que Italia se convirtió en el primer país del G-7 en firmar el mes pasado.

El ministro de Finanzas de Reino Unido, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia y el ministro de Economía de Alemania hicieron el viaje a Pekín para el encuentro y le recordaron a China la necesidad de mantener altos estándares y transparencia.

El canciller británico, Philip Hammond, dijo que para que las Nuevas Rutas de la Seda tuvieran éxito tenía que ofrecer “los más altos estándares internacionales de transparencia, de gobierno, pero también de integridad ambiental”.

El presidente latinoamericano presente, el chileno Sebastián Piñera, abogó por “el multilateralismo, la conectividad entre los países y una mayor interacción para buscar soluciones a los grandes desafíos globales”.

La cumbre de este año fue más discreta que la primera hace dos años. Xi no ofreció detalles de ningún nuevo financiamiento para la iniciativa, aunque sí anunció acuerdos por más de 64.000 millones de dólares (57.300 millones de euros) firmados durante la reunión.

Uruguay lidera y van 19 latinoamericanos

(Fuente: EFE)

El ministro de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Edgar Vázquez, ratificó el acuerdo de las Nuevas Rutas de la Seda, en Pekín, con el vicepresidente de la Comisión de Desarrollo y Reforma de China, Ning Jizhe. Las relaciones bilaterales han ido en aumento desde la suscripción en 2010 de un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, factor que explica que en 2018 China se convirtiese en el mayor socio comercial del Perú, siendo el destino del 28% de sus exportaciones.

Perú se sumó así a otros 19 países latinoamericanos y caribeños que han adherido, entre los que se encuentran Chile, Ecuador, Panamá, Bolivia, Venezuela, Cuba, El Salvador y República Dominicana. Uruguay -del que Pekín es también el primer socio comercial, al igual que de Chile- fue el primero de los países latinoamericanos en unirse de forma oficial a las Nuevas Rutas de la Seda a principios de 2018, justo un año después de que China se convirtiera en el principal destino de las exportaciones uruguayas. Otro de los principales socios de China en el continente es Chile

federica mogherini (*)

Uniendo fuerzas por un futuro común

Siempre he pensado en América Latina y Europa como dos continentes hermanos, unidos por la historia y la cultura. Somos una familia porque muchos europeos en el último siglo encontraron un nuevo hogar en los países latinoamericanos y contribuyeron a su grandeza. Europa también ha estado cerca de muchos latinoamericanos en tiempos difíciles. Sin embargo, no siempre hemos invertido lo suficiente en este lazo único. En años recientes sí lo hemos hecho: hemos trabajado en fortalecer nuestra amistad, en enfrentar crisis y conflictos en una manera conjunta, para aprovechar al máximo el potencial oculto de nuestra cooperación. Y hoy nuestros dos continentes están mucho más cerca que en la década anterior. En los próximos años, será esencial continuar en el camino trazado, pero con un nuevo sentido de urgencia. En este fundamento se basa la nueva estrategia europea para el futuro de las relaciones entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe. Los europeos necesitamos más que nunca una sólida asociación con América Latina y el Caribe, y Europa tiene mucho que ofrecer a sus amigos en esta fase de su historia.

La nueva estrategia, que presenté esta semana, tiene su base en años de cooperación sin precedentes entre nuestros continentes, sobre todo en términos económicos. En comparación con la década anterior, las inversiones europeas en América Latina se han duplicado. Hemos celebrado acuerdos de cooperación con 27 de los 33 países del continente y estamos a punto de concluir una nueva generación de acuerdos con Chile, México y el Mercosur. A nivel internacional, la colaboración entre Europa y América Latina ha hecho posible el Acuerdo de París contra el cambio climático y el acuerdo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible en las Naciones Unidas.

Europa nunca ha dejado de prestar su apoyo en los momentos más delicados de la vida de su continente. Hemos acompañado las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC, y estamos contribuyendo con nuestro apoyo al pleno cumplimiento del acuerdo de paz. Intervenimos con nuestros aviones de Canadair cuando Chile tuvo que enfrentar la emergencia de incendios y con nuestros satélites cuando fue necesario planificar la ayuda humanitaria en el Caribe después del huracán Irma. Hemos retomado un camino común con Cuba, fortaleciendo la cooperación en materia de desarrollo sostenible, derechos humanos y comercio. Ante la trágica situación en Venezuela estamos asistiendo a los refugiados y los países que los han albergado. Pero no sólo eso: juntos con los países latinoamericanos, hemos creado el Grupo Internacional de Contacto, que actualmente es la única iniciativa internacional que ha establecido un diálogo con todas las partes venezolanas, con miras al objetivo común de una solución pacífica, política y democrática a la crisis a través de nuevas elecciones presidenciales libres y transparentes.

Este tipo de colaboración será aún más importante en los próximos años, tanto para América Latina y el Caribe como para Europa. Su continente ha crecido a gran velocidad, pero aún no se han resuelto muchas contradicciones económicas y sociales y causas de fragilidad. Y lo mismo ocurre en Europa. La lucha contra las desigualdades y la creación de un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible serán los grandes desafíos de este siglo. La colaboración entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe puede contribuir de manera única al crecimiento de nuestros continentes. Los acuerdos comerciales que estamos negociando no son simples acuerdos de libre comercio: contienen mecanismos para la protección de los derechos de los trabajadores, para la salud de los ciudadanos y para los sectores tradicionales de nuestras economías. Europa no sólo es el principal inversionista internacional en la región: somos la única potencia mundial que invierte sistemáticamente en la economía verde, en la digitalización de la economía, en empleos de alta calidad.

Nuestra estrategia contiene una serie de propuestas concretas para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe -desde inversiones en fuentes renovables hasta la colaboración entre universidades e institutos de investigación y asociaciones público-privadas en los sectores más avanzados. Queremos fortalecer la cooperación que ya hemos iniciado en algunos asuntos de importancia estratégica, como la lucha contra el crimen organizado y la mejora de los servicios públicos.

Europa tiene mucho interés en fortalecer no sólo la asociación comercial con América Latina y el Caribe, sino también la cooperación política internacional. Nuestro interés común es promover el multilateralismo, apoyar a las Naciones Unidas, preservar un sistema basado en el derecho internacional, pero también hacer este último más justo y efectivo. En la estrategia, proponemos fortalecer el trabajo conjunto sobre la reforma de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio, sobre la no proliferación de armas, sobre los asuntos de seguridad más importantes para nosotros.

Para hacer esto, queremos dialogar con cada país de la región, pero también intensificar el trabajo con las organizaciones subregionales. Es por ello que estamos fortaleciendo las relaciones con diferentes grupos de países - desde el Mercosur hasta la Alianza del Pacífico, desde Cariforum a Caricom, a Sica. No es una interacción entre burocracias, sino un diálogo político entre organizaciones que representan los intereses y valores de millones de personas.

La colaboración entre regiones y continentes es la mejor manera de promover los intereses y valores de nuestros ciudadanos. Las potencialidades de integración entre dos continentes son infinitas. Nosotros los europeos hemos decidido invertir en nuestra amistad con América Latina y el Caribe.

* La autora es Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidenta de la Comisión Europea

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