POR LAS PROTESTAS INDÍGENAS

La crisis en Ecuadorllegó a un “punto muerto” ayer miércoles con el diálogo roto entre el Gobierno y el movimiento indígena.

Las protestas lideradas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) cumplieron 17 días con cortes de carreteras e incidentes violentos como la quema de unidades de policía y el ataque a dos convoyes de camiones con productos de primera necesidad custodiados por militares.

Precisamente, la muerte de un militar en el ataque a un convoy que transportaba combustibles en la Amazonía, fue el detonante para que el presidente Guillermo Lasso rompiera el diálogo con el líder de la Conaie, Leonidas Iza.

Lasso dijo que sólo cuando se cuente con “legítimos representantes de todos los pueblos y nacionalidades de Ecuador” abiertos a un diálogo “real y franco”, el Gobierno regresará a la mesa.

El movimiento indígena, con sus dirigentes al frente, volvió a manifestarse ayer miércoles por el centro de Quito, en una marcha pacífica donde refrendó que no se irán de la capital hasta tener respuestas.

Para la analista Wendy Reyes, la situación es “muy complicada” porque desde el Gobierno no se vislumbra una decisión, mientras que, si existiera la posibilidad de un reemplazo para Iza, tomaría mucho tiempo designarlo.

“Es un callejón sin salida. Estamos sufriendo un estancamiento. Hay un costo para el país tremendo, no sólo económico, en todo y los ánimos se complican”, dijo a EFE Reyes, catedrática de la Universidad George Washington y de la Universidad Andina.

Reyes dijo que una posible salida sería la decisión de Lasso de sentarse personalmente en la mesa de diálogo y que el movimiento indígena encuentre otro interlocutor, algo con lo que coincide el analista Santiago Pérez Samaniego, catedrático de ciencia política de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).

Que Lasso presida los diálogos “sería una demostración del liderazgo que le ha faltado al Gobierno”, puntualizó el analista.

En medio de las protestas, Lasso afrontó una moción de destitución planteada por los legisladores partidarios del ex presidente Rafael Correa. La iniciativa tuvo el respaldo de 80 de los 137 legisladores, lo que no les alcanzó a los correístas para destituirlo (necesitaban 92), pero que dejó a Lasso con “una victoria con sabor a derrota”, opinó Pérez Samaniego.

“El presidente la tendrá muy complicada de acá en adelante” y deberá “intentar recuperar la gobernabilidad”, dijo Pérez Samaniego, mientras Reyes apuntó que para solucionar la crisis se deben tomar decisiones “ya” y no enfrascarse en analizar “quién ganó o quién perdió, porque estamos perdiendo todos”.