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Crisis afgana desata temor por una ola de refugiados

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Talibanes con el uniforme del Ejército de Afganistán aparecen en un puesto de verificación del tránsito en avenida de la ciudad de Kabul. Foto: EFE
Kabul (Afghanistan), 03/09/2021.- Taliban forces, wearing uniform in colors of former Afghan Army, stand guard at a road side check point in Kabul, Afghanistan, 03 September 2021. The Taliban on 02 September, said they have completed the consultation on government formation but were yet to decide who would head the new Afghan administration that they would announce very soon. The last group of American soldiers departed Kabul around midnight on Monday, ending the longest of US wars that began after the Sep.11, 2001 attacks in America. (Atentado, Afganistán) EFE/EPA/STRINGER
STRINGER/EFE

FANTASMA DE CRISIS MIGRATORIA

En 2015, el estallido de la guerra en Siria dejó seis millones de desplazados y hoy hay temor de que un ola de refugiados afgano repitan escenas de un “pánico migratorio” que se derrame por Europa.

Los talibanes cumplieron tres semanas en el poder de Afganistán y todavía no han anunciado la formación de su nuevo Gobierno, mientras la población afgana trata de volver poco a poco a la normalidad en medio de las advertencias de organizaciones de derechos humanos de la crisis humanitarias a la que se enfrenta el país.

Los talibanes tomaron el control de casi todo Afganistán con la conquista de Kabul el pasado 15 de agosto, y desde entonces se espera el anuncio de quiénes serán los próximos dirigentes del país, algo que ocurrirá en los próximos días, según los islamistas.

"Los preparativos para el anuncio del nuevo gobierno y gabinete están en marcha", escribió en su cuenta de Twitter el subjefe de la comisión cultural de los talibanes, Ahmadullah Wasiq.

A la espera de la formación de un nuevo Ejecutivo, en el que los talibanes garantizaron que será "inclusivo" y en el que todas las etnias y tribus del país estarán representadas, el país trata de volver tímidamente a la normalidad.

Así, los talibanes anunciaron ayer la reanudación de los vuelos nacionales, paralizados desde la victoria talibán el pasado 15 de agosto, y que solo operó entonces vuelos de evacuación hasta el pasado lunes, fecha en la que salieron del país las últimas tropas estadounidenses.

Esta es una de promesas de los talibanes, después de que el aeropuerto de Kabul dejase escenas de miles de afganos concentrados en sus puertas para tratar de subir a un vuelo de evacuación internacional.

Las tiendas de alimentación y los principales mercados comerciales están abiertos, aunque apenas reciben clientes debido a la frágil situación económica; por su parte, los sectores de la salud, la seguridad y el transporte público siguen funcionando en el país.

Ataques

Por otra parte, los talibanes afirmaron ayer que habían ganado terreno en el valle del Panshir, último gran bastión de resistencia armada al nuevo gobierno de Afganistán, donde, según Washington, podría desencadenarse una guerra civil.

Desde que el 30 de agosto las tropas estadounidenses abandonaron el país, las fuerzas del movimiento islamista han lanzado varias ofensivas contra este valle, enclavado a unos 80 km al norte de Kabul y de difícil acceso.

El valle del Panshir es un viejo bastión antitalibán, al que el legendario comandante Ahmad Shah Masud dio a conocer a finales de los años 1990, antes de ser asesinado por Al Qaeda en 2001.

En la actualidad, da cobijo al Frente Nacional de Resistencia (FNR). Liderado por Ahmad Masud, hijo del comandante Masud, el FNR está integrado por milicias locales y por exmiembros de las fuerzas de seguridad afganas que llegaron al valle cuando el resto del país cayó en manos de los islamistas.

Por su parte, un responsable talibán dijo en Twitter que varias partes del Panshir estaban ya en manos del régimen, en tanto Ali Maisam Nazary, portavoz del FNR, aseguró en Facebook que la resistencia "nunca fracasaría".

Frente a la caótica situación del país, el jefe del Estado Mayor del ejército estadounidense, el general Mark Milley, consideró que "es probable que se den las condiciones para una guerra civil" en Afganistán.

El movimiento fundado por el mulá Omar prometió que pondría en marcha un gobierno "inclusivo" y se comprometió a respetar los derechos de las mujeres, pisoteados durante su último mandato (1996-2001). Unas promesas que, para muchos, son difíciles de creer. El sábado, por segundo día consecutivo, decenas de mujeres se manifestaron en Kabul para reclamar que se respeten sus derechos y poder participar en el futuro Ejecutivo.

Este domingo, víspera de la reapertura de las universidades privadas, los talibanes publicaron un decreto que obligará a las estudiantes de esos centros a llevar una abaya negra y un nicab que les cubra el rostro. Además confirmaron que podrán asistir a clase pero que no podrán mezclarse con varones.

Crisis migratoria

En Europa, los temores de una crisis por oleadas de migrantes afganos está instalada en el seno de los gobiernos.

Aunque cruzar la frontera de la Unión Europea no es fácil, resulta muy atractivo: la renta per cápita multiplica por 17 la de Siria y por 70 la de Afganistán.

En 2015, el estallido de la guerra en Siria dejó seis millones de desplazados y hoy hay temor de que un ola de refugiados afgano repitan escenas de un “pánico migratorio” que se derrame por Europa.

“La presión política ha vuelto. Las condiciones son distintas de las de Siria, y el sistema es más resistente, pero en Alemania y sobre todo en Francia ese debate va a ser durísimo por la cercanía electoral. Europa lleva danzando con sucesivas crisis y la migratoria muestra su cara más fea: es un desafío para el modelo social, político y económico, y confronta a un proyecto liberal como el europeo y a una sociedad abierta como la de la UE con una contradicción central en su filosofía, es una crisis de identidad para los famosos valores europeos”, apunta Iván Krastev.

Prometen protección a personal humanitario

Los talibanes prometieron ayer que garantizarán la seguridad de trabajadores humanitarios y el acceso de ayuda en Afganistán, en una reunión con el jefe de la misión humanitaria de la ONU en Kabul, informó un vocero de Naciones Unidas.

Martin Griffiths estuvo en la capital afgana para adelantar varios días de reuniones con líderes talibanes en momentos en que el país se enfrenta un posible desastre humanitario, luego de que quedara bajo el control de islamistas radicales.

También llamó a asegurar los derechos y protección de las mujeres.

La ONU dice que Afganistán está sumida en una crisis humanitaria que afectá a 18 millones de personas, la mitad de la población.

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