INFORME OFICIAL

El combate al crimen organizado le costó a Brasil en 2015 una cifra equivalente al 4,38% de su Producto Interior Bruto (PIB), según un informe oficial divulgado ayer lunes.

El estudio fue elaborado por la Secretaría Especial de Asuntos Estratégicos de la Presidencia y dice que, a pesar de la creciente inversión estatal y privada en seguridad, el número de homicidios en Brasil pasó de 35.000 en 1996 a 54.000 en 2015.

El documento, que se limita a analizar ese período, concluye que "es imperativo aumentar la eficiencia de las políticas de seguridad con soluciones de alto impacto y bajo coste" y respalda la creación del llamado Sistema Único de Seguridad Pública (Susp), anunciado ayer junto con la presentación del estudio.

Según el Gobierno, el Susp permitirá mejorar el intercambio de información y promoverá una cooperación en el área de inteligencia entre los diversos organismos de seguridad de cada región del país.

Ese nuevo mecanismo funcionará bajo el paraguas del Ministerio de Seguridad Pública, creado por el Gobierno en febrero pasado, en el marco de acciones para intentar controlar una ola de violencia en Río de Janeiro, que implicaron una intervención federal que puso a las policías de ese estado bajo órdenes de las Fuerzas Armadas.

"Estamos enfrentando una criminalidad cada vez más sofisticada" que "tiene sus propias reglas" y que se disemina por todo el país, declaró el presidente Michel Temer, al sancionar la ley que crea el Susp.

Según el Gobierno, un más efectivo combate a la violencia, además de salvar la vida de miles de brasileños cada año, también promoverá un clima de más tranquilidad para los agentes económicos y ayudará a reducir el elevado gasto que provoca el crimen en todas las áreas, desde la propia seguridad hasta la salud pública. Ese gasto, según el estudio oficial, llegó en 2015 a la suma de 285.000 millones de reales (77.100 millones de dólares), una cifra que ese año fue equivalente al 4,38% del PIB.

Temer, el más impopular

Temer promulgó la ley del Susp al otro día de que una encuesta revelara que es el mandatario más impopular de Brasil desde el fin de la dictadura con tan solo un 3% de aprobación y un 82% de rechazo a su gestión. Estos datos surgen de una encuesta de Datafolha divulgada el domingo por el periódico Folha de São Paulo.