HOJA DE RUTA

San Pablo, epicentro de la pandemia del coronavirus en Brasil, cumplió ayer viernes un mes desde el inicio de la cuarentena y ha comenzado a planificar la reapertura “gradual” de su economía a partir del 11 de mayo, pese a que el país todavía no ha alcanzado el pico de la enfermedad.

A quince días para el comienzo de la reapertura de la economía, anunciada por el gobernador João Doria, los paulistas ya han flexibilizado la cuarentena en diversas partes del estado, uno de los más golpeados por el coronavirus. San Pablo, la región más poblada de Brasil con 46 millones de personas, pretende seguir los pasos de otros estados del país y flexibilizar las medidas de distanciamiento social a partir del 11 de mayo, para cuando las autoridades sanitarias esperan una subida exponencial de la curva de contagios.

No obstante, el gobernador paulista advirtió que el estado está en alerta “amarilla” debido a la baja adhesión de la población a la cuarentena, por lo que podrá repensar la reapertura si no se alcanza una tasa mínima de aislamiento del 50%, pese a que el ideal es del 70%. Según Doria, solo 20 de los 645 municipios del estado han alcanzado esa meta.

En la capital San Pablo, con unos 12 millones de habitantes y la más golpeada por la COVID-19, al registrar casi 1.000 muertos y 11.225 casos confirmados, la normalidad va recuperando poco a poco su ritmo.

Aunque la COVID-19 todavía no alcanzó su pico en Brasil, al menos ocho estados han flexibilizado las medidas de confinamiento.

No es el caso de Río de Janeiro, cuyo gobernador, Wilson Witzel, decidió mantener la cuarentena y postergar la apertura gradual de la economía del estado, el segundo más castigado por el coronavirus, con 530 fallecidos y 6.172 casos confirmados hasta ahora.