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El Congreso debe empezar de cero el proceso a Dilma

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La sala del Tribunal Supremo donde los 11 magistrados discutieron sobre el procedimiento.

Tras extenso debate el Tribunal Supremo anuló integración de comisión.

El Congreso brasileño tiene que reiniciar todo el trámite para un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) anuló ayer la elección de los miembros de la comisión parlamentaria que decidirá si existen razones jurídicas para el proceso.

Después de dos días de debates, los 11 magistrados de la corte aceptaron parcialmente algunas de las apelaciones que el oficialismo presentó frente al proceso contra Rousseff, que comenzó el pasado día 8 en la Cámara de Diputados con la designación de esa comisión.

Por una muy ajustada mayoría, el tribunal decidió que la elección de los miembros de la comisión parlamentaria que analizará el caso no podrá ser secreta y que los partidos políticos representados en la Cámara baja postularán a los miembros de ese grupo, que serán elegidos en forma individual y no a través de listas.

De esa manera, el TSJ anuló la elección de los miembros de la comisión realizada el pasado día 8, cuando se presentaron dos listas de candidatos a integrar ese grupo y se impuso la propuesta por la oposición en una votación realizada bajo secreto. Tras esta decisión de la corte, la Cámara de Diputados tendrá que decidir ahora para cuándo convocará la sesión en que se elegirán los nuevos miembros de la comisión.

La definición de esa fecha estará atada también a lo que decida el Parlamento sobre su tradicional receso de fin de año, que, según el calendario legislativo, comienza el próximo día 22 y se extiende hasta el 2 de febrero de 2016.

Discusión.

En los últimos días, tanto la Cámara de Diputados como el Senado barajaron la posibilidad de suspender o al menos recortar ese receso, pero aún no se han pronunciado oficialmente al respecto, por lo que el reinicio del proceso contra Rousseff pudiera quedar para el año próximo.

El Tribunal Supremo intervino en el proceso a pedido del oficialismo, que pidió esclarecer algunos aspectos del trámite que debe ser seguido para el posible juicio con miras a la destitución de Rousseff, que se fundamenta en maniobras contables irregulares que el Gobierno ha hecho para maquillar sus resultados desde 2014.

Uno de los puntos más relevantes de la decisión de ayer ha sido la determinación de que serán los partidos políticos los que escogerán a quienes los representarán en la comisión, lo que le da más poder al jefe de la bancada de cada formación en la Cámara baja.

De hecho, en el influyente Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que integra el grupo oficialista pero alberga sectores que se han pasado a la oposición, hubo en los últimos días una fuerte disputa entre las alas que apoyan a Rousseff y aquellas que se han pronunciado en favor de enjuiciarla. La semana pasada, el ala opositora destituyó al jefe del PMDB en la Cámara baja, Leonardo Picciani, y lo sustituyó por el diputado Leonardo Quintao, quien se encuadra en los sectores que defienden el proceso contra Rousseff.

Sin embargo, en un inesperado movimiento, el sector del PMDB afín al Gobierno logró revertir esa decisión ayer mismo y, tras una rápida votación, reintegró a Picciani en la jefatura de la bancada de esa formación en la Cámara baja.

Además de pedir opinión sobre la forma de elegir a esa comisión especial, el oficialismo argumentó que la Cámara de Diputados, antes de aceptar la solicitud de la oposición pa- ra enjuiciar a Rousseff, debe- ría haber escuchado a su defensa, lo cual fue negado por la Corte.

Según el Supremo, Rousseff tendrá una amplia garantía de defensa durante el proceso y, en especial, frente a la comisión de diputados que decidirá sobre la legalidad de un eventual proceso.

El tribunal también ratificó que esa comisión preparará un informe, favorable o no al proceso, que deberá ser aprobado por una mayoría de dos tercios en el pleno de la Cámara de Diputados, que tiene 513 miembros. Si la mayoría calificada del plenario votara por la continuidad del proceso, la palabra final pasaría al Senado, que examinaría la decisión adoptada por los diputados y podría optar por archivar la causa o iniciar lo que sería propiamente el juicio político.

En caso de que el Senado se incline por enjuiciar a Rousseff, la mandataria deberá separarse del cargo mientras dure el proceso, para el cual habrá un plazo de 180 días. Esta instancia, empero, no es para el oficialismo el peor escenario ya que en la Cámara alta cuenta con las mayorías necesarias.Brasil, juicio político, Tribunal Supremo de Justicia, Cámara de Diputados, proceso

El gobierno confía en superar el juicio

El Gobierno brasileño confía en superar la crisis generada por la posible apertura de un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff y salir fortalecido, afirmó ayer el ministro de Comunicación Social de la Presidencia de Brasil, Edinho Silva. "Es claro que preferiríamos no pasar por ese proceso. Pero el Gobierno confía en superar el episodio y en que saldrá más fuerte después de todo", dijo Silva a corresponsales extranjeros sobre la la crisis generada por la decisión del Congreso de autorizar el trámite para un posible juicio con vistas a la destitución de Rousseff.

Según Silva, una vez superada la crisis política, el Gobierno podrá adoptar las medidas necesarias para superar la crisis económica y fortalecer sus relaciones tanto con el Congreso y los partidos políticos como con la sociedad.

"Vemos que la sociedad se está movilizando. El momento es difícil, pero el Gobierno puede aprovechar la superación de la crisis para pactar con el Congreso y con la sociedad", aseguró al referirse a los movimientos sociales y a los partidos políticos que se han pronunciado contra el posible juicio político.

Silva admitió que el Gobierno no saldrá sin heridas del proceso y dijo que seguramente pasará por cambios para fortalecer la participación de los partidos que ayuden a superar la crisis. "Pero no hay una líder más preparada que Dilma Rousseff para, una vez superadas las dificultades políticas, hacer frente a la crisis económica", aseguró el ministro, para quien el fin del proceso permitirá que Rousseff recupere su popularidad, que continúa por debajo del 10 %, según los últimos sondeos.

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La sala del Tribunal Supremo donde los 11 magistrados discutieron sobre el procedimiento.

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