A qué grupo están ligados los terroristas, por qué mataron, por qué la Policía bajó la guardia, son algunas de los cuestionamientos que permanecen.

Hasta ayer las autoridades francesas desconocían si los sospechosos de la matanza mantenían una filiación con redes terroristas, aunque los investigadores creen que los atacantes son afines a Al-Qaeda. El atentado, ejecutado de manera meticulosa y con una frialdad propia del entrenamiento militar, fue realizado por los hermanos Said Kouachi, de 34 años, y Cherif Kouachi, de 32. Un tercer sospechoso, Hamyd Mourad, de 18 años, se entregó anteanoche a la policía.

La falta de información respecto de las actividades de los atacantes durante los últimos meses sumerge a los investigadores en una nebulosa, desconociendo los reales motivos y basándose en conjeturas. Sí se sabía que los objetivos del atentado, los dibujantes de Charlie Hebdo, habían sido marcados por varias organizaciones islamistas luego de la publicación de dibujos del profeta Mahoma. El director, Stéphane Charbonnier, estaba incluido en la "lista negra" de los "buscados" del grupo, un elenco de 10 personas que debían ser asesinadas por los "crímenes cometidos contra el islam".

La policía se niega a entrar en una controversia sobre la eficacia del dispositivo de protección del semanario. La crítica que recibe es que esa institución no está capacitada para enfrentar un ataque de esa magnitud. La mañana del ataque había tres patrullas en las inmediaciones de la revista y un policía en la redacción, que no fueron suficientes para prevenir la operación terrorista ni para repeler o detener la huida de los tres asesinos.

La única certeza que dejó el atentado es la vulnerabilidad de uno de los países con más experiencia en seguridad. La acción terrorista tendrá consecuencias para los servicios de seguridad de toda la Unión Europea, pero aún se desconocen la profundidad y su magnitud.

Éste es uno de los interrogantes de fondo que desde el martes preocupan a los líderes europeos, cuyos países en los últimos años han recibido una importante cantidad de inmigrantes musulmanes. Varios expertos y académicos se preguntaban si el ataque alimentará los crecientes movimientos antiinmigración en Europa y exacerbará una "guerra cultural" sobre el lugar de la religión y la identidad étnica en la sociedad, cuestionamientos que alterarían la paz social en el continente.

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