La presidenta Cristina Kirchner fue a votar por última vez como primera mandataria. Votó rápido, habló mucho y tuvo un equívoco que llamó la atención. Los cronistas intentaron sacarle una y otra vez alguna definición sobre el tiempo político que viene. Y allí, la posibilidad de una reunión de con Mauricio Macri, en caso de ganar el baotaje, se imponía de manera natural.

Al menos tres o cuatro veces le preguntaron si se reuniría con Macri, pero ella evitó de manera deliberada responder esa pregunta. Tras 28 minutos de hablar ante los micrófonos de la prensa nacional, se retiró, pero se dio vuelta para responder a los gritos de una cronista que le preguntaba si tendría "diálogo con Macri".

"¿Algo? Pero noooo, si es un hombre casado", dijo. Se ve que había confundido "diálogo" con "algo". Cosas del fin de ciclo.

Como si estuviera respetando una religiosa cábala, el candidato presidencial por Cambiemos concurrió a las urnas con un paquete de bizcochos para las autoridades de mesa. Antes de entrar a votar, Mauricio Macri repitió su costumbre de las 5 elecciones anteriores (las tres porteñas y las dos nacionales): tomó un bizcocho y marchó a cumplir con su deber cívico.

En la mesa en que votó Macri había un fiscal del Frente por la victoria con 16 años, al que Macri palmeó en la cabeza. "Lo saludé como a cualquiera, con respeto", contó el joven, a diferencia del fiscal kirchnerista que en las legislativas de 2013 se negó a darle la mano al alcalde porteño.

Los medios radiales presentes aseguraron que la mujer de Macri, Juliana Awada, había llevado antes 6 docenas de bizcochos. En ese caso, el posible matrimonio presidencial habría llevado un total de 84 bizcochos a las autoridades. ¿No será mucho?

Lorena Scioli sorprendió a todos. La hija del candidato llegó a la escuela de Tigre, donde votó su padre, con una camisa de un color equívoco para la mayoría de los que la vieron ya que se identifica con el sector político opositor.

Lorena tuvo que dar explicaciones una y otra vez. Es que la imagen del candidato flanqueado por su esposa de naranja (color representativo de su partido) y su hija de un verde-amarillo (o amarillo verdoso) generaban un contraste políticamente dudoso.

El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue el primero que acudió a votar. Pocos minutos después de las 8, cuando ya estaban abiertos los comicios en todo el país.

Lo hizo tempranito, en una escuela de Quilmes Este. Fue de manera "casi" sorpresiva. Es que allí ya estaba instalada y esperando una cámara de C5N, la señal de noticias del empresario kirchnerista Cristóbal López, que lo tomó en vivo. Lejos de haber sido un abordaje inesperado, Aníbal Fernández, se ocupó especialmente de aclarar que se iba a "hacer un viajecito por una cuestión familiar".

Finalmente, le habló a la militancia: "Hay que confiar en que lo que uno hace es bueno". No hubo preguntas sobre si, como anticipó el viernes pasado, iba a estar a las 11 de la noche de ayer "durmiendo con el osito puesto". O si sabía dónde estará Cristina. O si alguien acompañaría esa noche a Daniel Scioli. Nada. Dijo lo del "viajecito" y se fue.